El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, está en el ojo de la tormenta desde este lunes cuando la abrupta renuncia de dos ministros de su Gobierno aumentó las presiones por su renuncia.
La víspera, el ministro de Vivienda, Sean Fraser, anunció que dejaría su cargo, a lo que se sumó poco después la entonces líder de la cartera de Finanzas, Chrystia Freeland, quien también dio a conocer su salida de la Administración.
Freedland, una gran crítica del manejo de la economía por parte del mandatario, explicó su decisión por lo que describió como “estrategias políticas costosas” del Ejecutivo, específicamente en lo que respecta a las amenazas por posibles aranceles de Donald Trump.
Estos dos sucesos llevaron a que la popularidad de Trudeau siguiera cayendo y que las presiones al interior de su propio Partido Liberal para que presente la renuncia, aumentaran.
Trudeau gobernó Canadá durante casi diez años pero, en los últimos, su gestión se vio opacada por el descontento social frente a una gama de problemas, que incluyen el elevado costo de vida y el alza de la inflación.
El historiador Robert Bothwell considera que su desempeño en el último tiempo, sumado a esta crisis política, serán suficientes para que se aparte del cargo a la brevedad. “Mi posición es que si uno o dos ministros más renuncian, estará acabado y se verá obligado a renunciar”, sostuvo.
Otros, sin embargo, son más escépticos de un escenario tal y creen que tomará más que un par de cartas de resignación para su salida.
De ser así, una opción sería que la influencia de los liberales tuviera éxito y se abra una nueva competencia por el liderazgo del partido. Para ello, Trudeau debería renunciar y dar paso a una elección que derive en un nuevo primer ministro interino, a gobernar hasta la celebración de los próximos comicios.
Este escenario, en este momento, se considera probable.
Aquí, surgen nombres como Mark Carney, ex presidente del Banco de Canadá y de Inglaterra, con largas muestras de interés por incursionar en la política y asumir en su más alto cargo. También se ve posible la postulación del nuevo ministro de Finanzas, Dominic LeBlanc, quien estuvo presente en las últimas reuniones con Trump en Mar-a-Lago.
Por otro lado, Trudeau podría verse sometido a un voto de censura en el Parlamento y ser -muy probablemente- destituido.
El Partido Liberal carece de una mayoría en el Legislativo, por lo que ha dependido durante años del apoyo del Nuevo Partido Democrático, de izquierda. Sin embargo, esa alianza es prácticamente inexistente en estos momentos ya que el propio NPD ha exigido la renuncia del Primer Ministro.
Es por ello que, de introducirse este recurso, es altamente probable que el Gobierno caiga, se llame a elecciones anticipadas y Trudeau quede “borrado en la elección”, dijo Bothwell.
No obstante, hay aún una carta en favor del oficialismo: luego de este martes, el Parlamento quedará inactivo hasta finales del próximo mes, por el receso de vacaciones. Esto significa que el voto de censura recién podría ocurrir a partir de febrero, dando una ventana al Ejecutivo para analizar y negociar.
Por último, pese a todos estos factores en contra, Trudeau aún podría aferrarse al poder hasta el 20 de octubre, fecha prevista para las elecciones.
“Espero una elección a finales de la primavera (boreal), a menos que Trudeau decida disolver el Parlamento y convocar a una elección antes de que eso suceda”, dijo el profesor emérito de la Universidad de Toronto Nelson Wiseman, que cree que el PL podría sobrevivir a un voto de censura.
De todas formas, el escenario del partido para esa instancia no es mucho más positivo que el actual. La última encuesta de Nanos expuso que los conservadores lideran la intención de voto con el 43 por ciento, frente al 23% de los liberales.
(Con información de AP)