El Gobierno de Suiza puso en marcha un proceso de restauración de sus búnkeres nucleares de la época de la Guerra Fría, con el que buscará garantizar la protección de sus ciudadanos en caso de un conflicto a gran escala, derivado de las crecientes tensiones en todo el mundo.
La idea comenzó a ejecutarse el pasado octubre, cuando las autoridades mantuvieron los primeros contactos con expertos que se encargarán de la refacción de estas instalaciones, para lo que destinará unos 220 millones de francos suizos, a valor de hoy, USD 250 millones.
“En los próximos años, la Confederación (Suiza) quiere eliminar algunas excepciones a las normas vigentes y actualizar algunos de los refugios más antiguos”, dijo a la agencia de noticias Reuters la comandante de la agencia de protección civil del cantón de Vaud, Louis-Henri Delaraeaz, que agregó que esto “no significa que nos estemos preparando para un conflicto, ese no es el mensaje, pero tenemos una red de refugios y necesitamos mantenerlos y asegurarnos de que sean funcionales”.
“En Suiza somos previsores. Hay un adagio latino que dice ‘Si quieres la paz, prepárate para la guerra’ (y nosotros queremos) garantizar la resiliencia suiza en caso de un conflicto armado”, agregó.
Suiza adoptó una postura de neutralidad frente a los conflictos mundiales en 1815 y, desde entonces, se ha mantenido al margen de estos sucesos. No obstante, por la ocupación francesa del siglo XVIII y algunos bombardeos aéreos durante la Segunda Guerra Mundial, cuenta con una amplia red de búnkeres en todo el país.
También, se volvió una práctica común que los ciudadanos paguen por tener sus propios refugios privados en lugar de los comunitarios, en los que se han montado hasta centros de mando subterráneos, hospitales con quirófanos, duchas de descontaminación y habitaciones para la protección de obras de arte.
De hecho, se estima que es uno de los países que lidera en la materia dentro de Europa -incluso por delante de Alemania- con una plaza de protección contra bombas y radiación nuclear para cada uno de sus nueve millones de residentes, incluidos los extranjeros y los refugiados.
No obstante, la demanda por estas estructuras no se volvió alta sino hasta hace pocos años, cuando la gente comenzó a estar cada vez más preocupada por contar con un espacio adecuado en los búnkeres, en medio de las crecientes tensiones con Rusia, China, Irán y los grupos terroristas, solo por nombrar algunos.
“De repente, nos vimos muy solicitados por gente que quería saber dónde están los refugios, dónde está su sito, si está listo...”, dijo Delaraeaz remontándose a los meses posteriores al febrero de 2022, cuando inició la guerra en Ucrania, que fue lo que casualmente impulsó la puesta en marcha del proceso. Reconoció, también, que en ese entonces, las peticiones de ciudadanos franceses tuvieron que ser rechazadas, destacando así la importancia de llevar a cabo las tareas.
Los expertos ya avanzan sobre los sitios, como se vio en el pueblo de Bercher, en el cantón de Vaud, donde agentes de protección civil vestidos con uniformes naranjas inspeccionaron uno de los refugios situado bajo un edificio de departamentos. Allí, uno intentó sin éxito cerrar la puerta y se constató un túnel de escape lleno de telarañas, que conducía a una profunda boca de alcantarilla, sin escalera.
“Este refugio no es utilizable en su estado actual”, comentó tras la inspección Gregory Fuhrer, jefe del equipo, que confió, sin embargo, que en el lapso de un año estará en óptimas condiciones. De lo contrario, el propietario deberá pagar 800 francos -USD 900- por la plaza de cada residente en un refugio público.
(Con información de Reuters)