El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, completó este martes su primera jornada de testimonio en el juicio por corrupción en su contra, en el que enfrenta cargos de soborno, fraude y abuso de confianza por hechos ocurridos entre 2007 y 2017.
Este juicio marca un momento histórico, ya que es la primera vez que un primer ministro israelí en ejercicio declara como acusado en un proceso penal.
Durante la sesión, celebrada en un tribunal de Tel Aviv, Netanyahu criticó duramente a los medios de comunicación israelíes, calificándolos de “parciales, monodireccionales y poco profesionales”.
En su intervención, declaró: “La distancia entre los medios y cualquier tipo de ética es un abismo”. Estas palabras llegan en un contexto en el que se le acusa de favores a medios a cambio de coberturas favorables.
Netanyahu está siendo juzgado desde 2020 en tres casos distintos, relacionados con delitos de corrupción. En uno de los casos, se le acusa de haber recibido regalos lujosos, como puros y champagne, del empresario israelí Arnon Milchan, a cambio de favores comerciales y ayuda con la obtención de visados.
En su defensa, el primer ministro aseguró: “Odio el champagne, no puedo beberlo”, mientras que, sobre los puros, comentó que los fumaba de manera esporádica: “A veces me siento con un puro, pero no puedo fumarlo todo de golpe porque lo hago entre reuniones”.
A lo largo de la sesión, Netanyahu mantuvo una postura confiada y llegó a solicitar a la jueza que extendiera el tiempo de su declaración para exponer su argumento sobre lo que calificó como “absurdas” las acusaciones de haber intentado influir en los medios de comunicación. La audiencia continuará este miércoles por la tarde.
Frente al tribunal, manifestantes tanto a favor como en contra del primer ministro se concentraron durante la vista. Sin embargo, al concluir la declaración de Netanyahu, la multitud ya se había dispersado.
Este juicio polarizó a la sociedad israelí, con la oposición exigiendo la dimisión del primer ministro, mientras que sus aliados políticos mantienen su respaldo.
La defensa del mandatario solicitó reducir la frecuencia y duración de las sesiones judiciales, argumentando que las comparecencias –tres veces por semana y de seis horas cada una– interfieren con su gestión de la guerra en Gaza contra el grupo Hamas y las tensiones con Hezbollah en Líbano, donde una tregua temporal pende de un hilo. Hasta el momento, estas solicitudes fueron rechazadas por el tribunal.
Netanyahu, que lideró el gobierno israelí de manera ininterrumpida desde 2009, enfrenta uno de los mayores desafíos de su carrera política mientras intenta equilibrar su defensa legal con las responsabilidades de liderar el país en un periodo de alta inestabilidad geopolítica.
(Con información de EFE)