El dictador de Siria, Bashar all Assad, abandonó el país tras sostener negociaciones con varios participantes del conflicto armado, informó este domingo el Ministerio de Exteriores de Rusia en un comunicado.
“Bashar Al Assad tomó la decisión de abandonar su mandato y el país”, señaló la diplomacia rusa en un comunicado.
Según Exteriores, “Rusia no participó en estas negociaciones”, pero “está en contacto con todos los grupos de la oposición siria”.
Moscú pidió respeto “a las opiniones de todas las fuerzas étnicas y confesionales de la sociedad siria” y apoyó “el diálogo político inclusivo, basado en la resolución 2254 de Consejo de Seguridad de la ONU aprobada por unanimidad”.
En este contexto, la diplomacia rusa indicó que “se toman todas las medidas para garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos que se encuentran en Siria”, poco después de que Exteriores publicase en Telegram y otras redes sociales los teléfonos y correos electrónicos del Departamento de Crisis del Ministerio de Exteriores ruso.
En particular puntualizó que las bases militares rusas en Siria -la base aérea de Hmeimim y la base naval de Tartus- “se encuentran en estado de alta preparación de combate”. El derrocamiento de Al Asad ha generado inquietudes en Rusia sobre el futuro de estas bases.
La víspera el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró que Rusia continuaría apoyando militarmente a Siria y negó una presunta evacuación de la base naval rusa de Tartus.
Los insurgentes declararon hoy Damasco “libre” del presidente Bashar Al Assad tras doce días de ofensiva iniciada por una coalición liderada por el grupo islamista Organismo de Liberación del Levante.
La caída del régimen de Bashar Assad puso este domingo un dramático final a su lucha de casi 14 años por mantenerse en el poder, mientras su país se fragmentaba en una brutal guerra civil convertida en un campo de batalla indirecta entre potencias regionales e internacionales.
La caída del dictador marcaba un fuerte contraste con sus primeros meses como el improbable presidente de Siria en 2000, cuando muchos esperaban que fuera un joven reformador después de tres décadas del férreo control de su padre. Con solo 34 años, el oftalmólogo educado en Occidente era un aficionado a la tecnología de trato amable.
Pero cuando se enfrentó a las protestas contra su régimen que estallaron en marzo de 2011, Assad recurrió a las tácticas brutales de su padre en un intento de aplastarlas. A medida que el alzamiento derivaba en una guerra civil, recurrió a su ejército para bombardear ciudades controladas por la oposición con apoyo de aliados como los regímenes de Irán y Rusia.
La guerra en Siria ha matado a casi medio millón de personas y desplazado a la mitad de la población que tenía el país antes de la guerra, 23 millones de personas. A medida que la revuelta se convertía en guerra civil, millones de sirios huyeron cruzando las fronteras a Jordania, Turquía, Irak y Líbano y hacia Europa.
Su partida pone fin al régimen de la familia Assad, que duró casi 54 años. Sin un sucesor claro, sume al país en una gran incertidumbre.
(Con información de EFE y AFP)