La catedral de Notre Dame de París volvió a abrir sus puertas al mundo este sábado, cinco años y medio después de su incendio, tras una espectacular renovación.
El arzobispo de París, Monseñor Laurent Ulrich, golpeó tres veces con su báculo las puertas del templo, de más de 860 años de antigüedad, las puertas se abrieron a las 19:21 horas y el coro de la catedral respondió invitando a los fieles a volver a entrar.
En el interior, esperaban unos 1.500 invitados, entre ellos 40 mandatarios, como el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump; el multimillonario y propietario de la red social X, Elon Musk; el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski; el príncipe Guillermo, heredero de la corona británica; el príncipe Alberto de Mónaco, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, y la primera dama estadounidense, Jill Biden.
El presidente francés Emmanuel Macron, junto a su esposa Brigitte y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, entraron detrás del arzobispo y la comitiva de autoridades eclesiásticas.
Las obras de reconstrucción para instalar un nuevo tejado, para limpiar y restaurar las partes dañadas y para crear toda una nueva iluminación modulable, costaron cerca de 770 millones de dólares, provenientes de donaciones del mundo entero.
No estuvo presente el papa Francisco, pero el arzobispo de París, Laurent Ulrich, leyó un mensaje escrito por él para la ocasión. Tampoco estuvo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Así fue el momento en el que Notre Dame, de la mano del arzobispo de París, Laurent Ulrich, y su báculo, reabrió sus puertas.
La catedral de Notre Dame de París reabrió este sábado sus puertas en medio de una gran ceremonia que contó con la presencia de 1.500 invitados y decenas de jefes de Estado de todo el mundo.
Las campanas de Notre Dame sonaron el sábado por la noche y el clero salió en procesión por el pasillo central, acompañado por el coro, marcando el fin del servicio religioso.
El órgano de Notre Dame volvió a sonar este sábado por primera vez desde el incendio, con la intervención de Thierry Escaich, Olivier Latry, Vincent Dubois y Thibault Fajoles.
El instrumento, de 13 metros de altura y más de 300 años de antigüedad, no fue alcanzado directamente por las llamas pero sus cerca de 8.000 tubos sí se vieron afectados por el polvo de plomo, por lo que tuvieron que ser desmontados y limpiados y, posteriormente, afinados y rearmonizados.
Pese a no estar presente en París, el papa Francisco envió un mensaje por medio del arzobispo Laurent Ulrich, en el que destacó que hoy, tras muchos años de trabajo, “la tristeza y el luto dan paso a la alegría, la celebración y la alabanza”.
“El compromiso decidido de las autoridades públicas, así como el gran impulso de generosidad internacional (...) y el trabajo notable de los numerosos oficios implicados, contribuyó a la restauración”, valoró.
Asimismo, el Sumo Pontífice manifestó su deseo de que este momento “constituya un signo profético de la renovación de la Iglesia en Francia” y que la reapertura sirva para seguir recibiendo a miles de visitantes y fieles, cada año.
“Notre Dame pronto volverá a ser visitada y admirada por una multitud inmensa de personas de todas las condiciones, procedencias, religiones, lenguas y culturas, muchas de ellas en busca de un sentido absoluto y propósito para sus vidas. Estoy seguro, Excelencia, de que las puertas estarán ampliamente abiertas” para acogerlas “como hermanos y hermanas”, sumó.
Con un mensaje en redes sociales y un breve video en el que se aprecia el interior de Notre Dame, completamente reconstruido, Elon Musk celebró la reapertura: “Magnífica Catedral”.
“Estoy aquí para agradeceles, a ustedes, a toda la nación francesa y a todos los que salvaron y reconstruyeron la Catedral”, comenzó diciendo Macron al tomar la palabra. “Notre Dame de París se salvó por la valentía de esta gente”, valoró.
“Cada persona, cada gesto” fue necesario para que la reapertura sea posible, agregó. “Hemos elegido la fraternidad (...) Redescubrimos lo que las grandes naciones pueden lograr... lo imposible”, dijo.
“Esta catedral es la feliz metáfora de lo que es una nación y de lo que debería ser el mundo: fraternidad de un pueblo determinado a hacer grandes cosas, fraternidad universal y ayuda mutua”, insistió.
En medio de una intensa ronda de aplausos y una proyección con la palabra “Merci” (gracias) en la fachada de la catedral, se homenajeó a los 160 bomberos y a todas las personas que trabajaron por extinguir las llamas aquel día de 2019 y por reconstruir la Catedral durante los últimos cinco años.
El arzobispo de París, monseñor Laurent Ulrich, golpeó tres veces las puertas de la catedral con su báculo y abrió las puertas de Notre Dame tras cinco años, dando inicio formalmente a la ceremonia.
Los cantores de Notre Dame acompañaron la apertura con el salmo 121 de la Biblia: ”A las montañas levanto mis ojos; “¿De dónde vendrá mi socorro? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y la tierra”.
Tras el encuentro trilateral con Emmanuel Macron en el Palacio del Elíseo más temprano, el mandatario electo llegó a la Catedral y saludo a los allí presentes, entre ellos el Príncipe William.