La aprobación de la moción de censura contra el Gobierno de Macron abre un nuevo escenario de negociaciones en Francia

El Presidente no puede convocar elecciones anticipadas, ya que la Constitución establece que no se puede disolver la Asamblea Nacional hasta que no haya pasado al menos un año desde la cita anterior

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Foto del miércoles del primer
Foto del miércoles del primer ministro de Francia Michel Barnier hablando ante la Asamblea Nacional en París (REUTERS/Sarah Meyssonnier)

La Asamblea Nacional de Francia hizo historia este jueves con la aprobación de una moción de censura, un hito inédito en más de seis décadas y que implica la caída inmediata del Gobierno de Michel Barnier y aboca al presidente, Emmanuel Macron, a iniciar un nuevo proceso de negociaciones con los partidos de resultado incierto.

A lo largo de la V República en Francia, solo una moción de censura ha prosperado, y fue en 1962. Sin embargo, este instrumento parlamentario ha servido en los últimos años como herramienta de presión contra el Gobierno y contra Macron, con decenas de iniciativas fallidas contra la etapa de Elisabeth Borne y de Gabriel Attal.

La Asamblea Nacional consta de 577 escaños, por lo que para que una moción prospere necesita del visto bueno de 289 diputados. Ninguno de los bloques por sí solo alcanza este umbral, pero la fragmentación parlamentaria derivada de las elecciones de julio ya dio pie a que una alianza entre grupos opositores pudiese derivar en el resultado que finalmente se ha consumado este jueves.

Al contrario que en otros sistemas parlamentarios, el francés no plantea la moción como una herramienta constructiva, de tal manera que los promotores no tienen que presentar un candidato alternativo a la jefatura de Gobierno. Su único fin es tumbar al Ejecutivo en ejercicio, por lo que en este caso no se ha puesto sobre la mesa ningún potencial sustituto de Barnier.

Es el presidente quien debe tomar las riendas. Al igual que corresponde al Elíseo la competencia de disolver las cortes, el jefe de Estado está abocado ahora de nuevo a nombrar a un nuevo primer ministro, aunque ‘de facto’ su estabilidad dependa a futuro de lo que dictamine el Poder Legislativo.

Por ello, Macron deberá iniciar una nueva ronda de contactos con los distintos partidos y buscar una salida a la crisis. La izquierda, bajo la bandera del Nuevo Frente Popular (NFP), es el grupo con más escaños, pero ya tras las elecciones el presidente descartó proponer un primer ministro de este bloque con el argumento de que no recibiría apoyos de otras familias políticas.

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Foto del miércoles de una votación de censura en el Parlamento francés (REUTERS/Sarah Meyssonnier)

Se da la circunstancia de que Macron no puede romper de nuevo la baraja y convocar elecciones anticipadas, ya que la Constitución establece que no se puede disolver la Asamblea Nacional hasta que no haya pasado al menos un año desde la cita anterior —sería, por tanto, en julio de 2025—.

Macron, que en estas últimas semanas siempre ha descartado la dimisión, debe buscar ahora una nueva figura política con la capacidad de aglutinar una mayoría más amplia que la de Barnier, basaba principalmente en el macronismo y la derecha clásica. Varios nombres han salido en las quinielas de los medios de comunicación en los últimos días, donde no hay claros favoritos y se cuela incluso la hipótesis de un Gobierno de tecnócratas al que Francia nunca se ha visto obligada a recurrir.

Macron se dirigirá mañana al país

Por otra parte, Emmanuel Macron se dirigirá al país en una intervención televisada mañana, jueves.

Macron hablará a las 20.00 hora local (19.00 GMT), según anunció el Elíseo tan solo minutos después de que la Asamblea Nacional sentenciara la caída de Barnier.

El presidente francés había seguido a distancia la mayor parte de esta crisis política, ya que esta misma tarde se encontraba en una visita de Estado de tres días a Arabia Saudita.

Pese a eso, fuentes del Elíseo detallaron a la prensa francesa que el jefe de Estado trabajaba ya desde la semana pasada para buscar a un candidato a suceder al dirigente conservador, antiguo negociador del Brexit, en el palacio de Matignon.

La pelota está en todo caso en su campo, ya que en Francia la potestad de nombrar al primer ministro es competencia del presidente de la República.

(Con información de Europa Press y EFE)

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