Corea del Sur enfrenta una de sus crisis políticas más graves en décadas tras el intento fallido del presidente Yoon Suk Yeol de imponer la ley marcial, una medida que generó rechazo inmediato tanto en el Parlamento como entre la ciudadanía.
La declaración, aunque revocada horas después, ha desatado llamados a su destitución, protestas masivas en Seúl y un creciente aislamiento político para el mandatario, quien ya enfrentaba dificultades para avanzar su agenda en un Parlamento dominado por la oposición.
Aquí repasamos los principales aspectos de esta situación.
La imposición y revocación de la ley marcial
En una decisión sin precedentes en la historia reciente del país, Yoon Suk Yeol decretó la ley marcial argumentando una supuesta amenaza “antiestatal” vinculada a fuerzas opositoras y presuntas conexiones con Corea del Norte. Durante las seis horas que la medida estuvo en vigor, cerca de 300 militares rodearon e ingresaron al edificio del Parlamento, mientras helicópteros y vehículos blindados ocupaban las calles de Seúl. Según el secretario general del Parlamento, Kim Min-ki, las tropas ingresaron al recinto utilizando helicópteros y escalando las vallas, rompiendo ventanas para acceder al interior.
Legisladores y trabajadores intentaron repelerlos utilizando extintores y barricadas improvisadas, lo que dio tiempo a los diputados para votar en contra de la medida. La reacción fue contundente: el Parlamento, liderado por una oposición con mayoría, rechazó la declaración de Yoon con 190 votos a favor de su revocación, incluidos algunos diputados del propio partido del presidente, dejando en evidencia su debilidad política y la falta de apoyo incluso dentro de sus filas.
Las causas detrás de la crisis
Yoon justificó la ley marcial como una medida para “proteger el orden constitucional”, pero no presentó pruebas sólidas de las amenazas que mencionó. Desde su llegada al poder en 2022, el presidente ha enfrentado múltiples escándalos de corrupción, tensiones con la oposición y una disminución en su popularidad.
Entre las acusaciones más recientes destacan señalamientos de tráfico de influencias que involucran a su esposa y la supuesta manipulación en la selección de candidatos para elecciones parciales de 2022. Además, su incapacidad para aprobar leyes clave en un Parlamento dominado por el opositor Partido Democrático ha intensificado las críticas hacia su gestión. Estos factores, sumados a un clima político polarizado, han contribuido al estallido de esta crisis.
El proceso de destitución
El Parlamento surcoreano ha iniciado una moción de destitución contra Yoon, un proceso que requiere el apoyo de dos tercios de los 300 escaños y la ratificación de la Corte Constitucional. Si la moción prospera, Yoon será suspendido de sus funciones y el primer ministro Han Duck-soo asumirá el liderazgo interino del país. La votación está prevista para este viernes o sábado, y el Partido Democrático solo necesita convencer a una decena de legisladores más para garantizar su aprobación.
Esto coloca a Yoon en una posición de extrema vulnerabilidad política. En caso de ser aprobado, el Tribunal Constitucional tendrá hasta 180 días para deliberar y decidir si ratifica la medida, dejando al primer ministro como presidente interino durante este periodo. Si se concreta la destitución, el país deberá convocar elecciones presidenciales en un plazo de 60 días.
Reacciones nacionales e internacionales
En Corea del Sur, miles de ciudadanos se han manifestado exigiendo la renuncia de Yoon. Sindicatos como la Confederación Coreana de Sindicatos han declarado huelgas indefinidas, mientras que legisladores opositores han calificado las acciones del presidente como una “violación a la Constitución”. Manifestantes frente a la Asamblea Nacional han mostrado pancartas con mensajes como “Restauren la democracia” y “Renuncia, Yoon Suk Yeol”.
A nivel internacional, países como Japón, Estados Unidos y Rusia han expresado preocupación por la estabilidad en la región. La embajada estadounidense en Seúl emitió alertas para sus ciudadanos, recomendando evitar áreas de protestas, mientras que la embajada de China señaló que la situación en Corea del Sur ha vuelto a la normalidad, aunque pidió a sus nacionales mantenerse alerta.
Sensibilidad histórica
La declaración de ley marcial es un tema altamente delicado en Corea del Sur debido a su historia de dictaduras militares durante las décadas de 1960 a 1980. Líderes autoritarios como Park Chung-hee y Chun Doo-hwan usaron esta medida para reprimir movimientos democráticos, dejando profundas cicatrices en la memoria colectiva del país.
En particular, el levantamiento de Gwangju en 1980, que reprimido brutalmente bajo la ley marcial, es recordado como uno de los episodios más oscuros en la lucha por la democracia surcoreana. Las imágenes de soldados ingresando al Parlamento y reprimiendo manifestantes han evocado esos capítulos oscuros, incrementando el rechazo hacia Yoon tanto entre la población como en los círculos políticos.