Tras meses de prórrogas y demoras, finalmente el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, comparecerá ante la Justicia el próximo 10 de diciembre por los tres casos de corrupción en los que se lo investiga, que se espera que se extiendan durante varias semanas.
Netanyahu fue acusado en 2019 de fraude, cohecho y abuso de confianza en tres oportunidades distintas en las que habría recibido regalos a cambio de favores y una imagen positiva sobre su gestión con colaboradores y varios medios de comunicación.
Desde un primer momento, el mandatario negó los hechos y recibió el apoyo de sus seguidores, que aseguran que se trata de una operación de la “izquierda judicial” para sacarlo del poder por medios legales tras no lograrlo en las urnas, mientras que otro sector exige su renuncia y hasta lo acusa de extender los conflictos en curso para mantenerse en el cargo y lejos de la cárcel.
El juicio comenzó en 2020 y tras el paso de más de 300 personas por el estrado, según el calendario, estaba previsto que Netanyahu prestara declaración en noviembre de 2023, apenas semanas después de que estallara la guerra con Hamas. Desde entonces, su equipo legal ha estado presentando varios recursos con el fin de aplazar el llamado, alegando riesgos a su vida y hasta una imposibilidad de preparar su presentación por la gestión en curso del conflicto bélico y las tareas para recuperar a los rehenes.
Si bien la estrategia funcionó durante un año, en las últimas horas, la Administración de Tribunales israelí dio su última extensión y fijó para el 10 de diciembre la cita del primer mandatario para testificar, aunque con algunas modificaciones.
Inicialmente, el llamado se había realizado para esta jornada en los tribunales de Jerusalén; sin embargo, al considerarse que el sitio no contaba con refugios antibombas adecuados para recibir al Primer Ministro -sobre quien pesan amenazas contra su vida- se definió el traslado del evento a Tel Aviv.
“La posición del Shin Bet (servicio de inteligencia nacional) es que las audiencias para oír el testimonio del Primer Ministro deben evitarse, en este momento, en el Tribunal del Distrito de Jerusalén”, proponiendo en su lugar una sala subterránea y fortificada en el edificio de la calle Weizmann de la capital, se lee en un comunicado oficial.
También se descartó utilizar una oficina de la Agencia en Jerusalén ya que “tras una inspección, se encontró que esta localización no está adaptada para el formato de audiencia utilizado en los tribunales”.
En caso de ser declarado culpable y recibir una condena firme, Netanyahu debería renunciar a su cargo y cumplir con la sentencia.
Este último llamado de Netanyahu se produce en un momento en el que la sociedad israelí está dividida respecto a su opinión sobre si tiene la capacidad de gobernar y liderar a Israel en las múltiples guerras en curso.
Esta grita se ve prácticamente todas las semanas en las calles de todo el país, cuando miles de personas salen para protestar en contra del Ejecutivo y exigir la convocatoria de elecciones, así como un acuerdo que permita la liberación inmediata de los secuestrados.
(Con información AP y EFE)