El presidente de Rusia, Vladimir Putin, promulgó el presupuesto estatal para el próximo trienio (2025-27), que asigna un gasto en defensa de 13,5 billones de rublos o 133.630 millones de dólares (126.844 millones de euros) para 2025, según el decreto publicado el domingo en el portal oficial de información jurídica.
Esa cifra representa un aumento del 24,4 % del presupuesto dedicado para satisfacer las necesidades del Ejército en relación con 2024, comprometiendo al país a realizar aún más enormes desembolsos en su ofensiva militar contra Ucrania. En 2024 el gasto en defensa fue de 111.000 millones de dólares.
Aunque supone un incremento respecto a 2024, la partida para 2025 representa, sin embargo, un 6,31 % del Producto Interior Bruto (PIB) previsto para el próximo año, frente al 6,7 % del PIB que supuso el gasto de defensa este año.
El monto dedicado a defensa y a seguridad nacional representa en torno al 40 % del gasto total del Presupuesto ruso y superará el dinero asignado conjuntamente a educación, sanidad, economía y política social.
El gasto militar se reducirá levemente en 2026 y 2027, según el Presupuesto, aprobado el pasado mes de noviembre por la dos cámaras del Parlamento ruso.
Con todo, las cifras incluidas en el presupuesto militar para este año tampoco incluyen las partidas clasificadas como secretas y que están también destinadas a financiar el esfuerzo militar de Rusia. Un ejemplo es el desarrollo de nuevas armas como el misil hipersónico Oréshnik, recientemente utilizado en respuesta a ataques ucranianos con misiles de largo alcance fabricados en Occidente.
Moscú ya había aumentado el gasto militar a niveles nunca vistos desde la era soviética, bombeando misiles y aviones no tripulados para disparar contra Ucrania y pagando salarios lucrativos a sus cientos de miles de soldados de primera línea.
Putin declaró a principios de año que Moscú gastaba cerca del 9% de su economía en defensa y seguridad, el nivel más alto desde la Guerra Fría.
Caída del rublo e inflación
El aumento del gasto se produce en medio del nerviosismo económico en Rusia, donde las empresas y los hogares se tambalean por el aumento de la inflación y el debilitamiento del rublo.
El valor de la moneda rusa se ha desplomado en las últimas semanas ante el creciente temor a una escalada del conflicto en Ucrania.
El rublo, considerado por los rusos como un indicador de la salud económica del país, cotizaba en torno a 75-80 por dólar antes del inicio de la ofensiva, pero en los últimos días ha debilitado hasta superar los 105 frente a la divisa estadounidense.
Desde el 5 de noviembre, fecha de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la moneda rusa ha perdido cerca del 10 % de su valor, acercándose a los mínimos históricos registrados en marzo de 2022 tras el inicio de la guerra en Ucrania.
Entre los elementos que han acelerado la depreciación del rublo, analistas destacan las sanciones económicas de Estados Unidos, como las impuestas el 21 de noviembre contra Gazprombank y otras entidades financieras rusas. Estas restricciones afectan directamente a los exportadores, reduciendo la entrada de divisas extranjeras al país.
En un intento de reducir la volatilidad, el Banco Central de Rusia anunció que no comprará moneda extranjera hasta 2025.
Las autoridades también están preocupadas por la inflación. Si bien el dato oficial ubica el aumento de precios en 8,5 %, economistas sugieren que la cifra real podría ser tres veces mayor, tras aumentos significativos de los precios de la canasta básica en los últimos meses.