La directora general de Comercio de la Comisión Europea, Sabine Weyand, avanzó este martes que los contactos entre la Unión Europea y el Mercosur para tratar de concluir el acuerdo de asociación entre ambos bloques, que se negocia desde hace un cuarto de siglo, han vuelto a nivel político e involucran ahora al comisario de Comercio y sus homólogos de Mercosur.
“El trabajo ha avanzado, los debates están en marcha también a nivel político. El comisario de Comercio, Maros Sefcovic, está plenamente involucrado en que las conversaciones progresen y en asegurar un buen resultado para Europa. Tendrá más contactos con sus homólogos en las próximas horas”, dijo Weyand en una audiencia con la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo.
La alta funcionaria europea señaló que el estado de situación de las conversaciones le impide señalar en público cuáles son los flecos pendientes, pero prometió volver a dar cuenta del acuerdo final en el momento en que ambas partes lo den por cerrado.
Weyand insistió en que este tipo de acuerdos son “esenciales” para la seguridad económica de Europa en el entorno geopolítico actual para proteger cadenas de valor y reducir dependencias, además de para que las empresas europeas cuenten con una ventaja competitiva en la región del Mercosur, ya que sería el primer acuerdo de este bloque con otros socios globales.
Pese a ello, la UE continúa dividida ante este acuerdo y Francia lidera a los países que están en contra, con el argumento de que el pacto afectaría muy negativamente a los productores agrícolas comunitarios.
El texto del acuerdo de asociación UE-Mercosur se cerró en 2019 tras 20 años de negociaciones, pero, a renglón seguido, la parte europea pidió añadir un anexo en el que reclama más garantías a los países latinoamericanos de que se atendrán al Acuerdo de París y la legislación laboral internacional, cuestiones que en cualquier caso ya están contenidas en el texto.
En concreto, los europeos, con Francia a la cabeza, han expresado su preocupación por la deforestación del Amazonas y, consecuentemente, por que esos terrenos que antes eran selva sean dedicados a la explotación agrícola, con un incremento de la producción.
En respuesta, Weyand insistió en que el acuerdo “salvaguarda” todas estas cuestiones y que las diferentes cuotas de importación de productos agrícolas sensibles para los productores europeos se han calibrado “cuidadosamente” para evitar desestabilizar los mercados comunitarios.
“No sólo (las cuotas) se introducirían de manera gradual, sino que la Comisión podría actuar para suspenderlas si se identifican desequilibrios serios en el mercado”, precisó.
En materia ambiental, Weyand insistió en que el bloque comunitario no seguirá adelante sin “garantías fuertes” en materia de deforestación, que serían una inclusión pionera en este tipo de acuerdos internacionales y van más allá de los compromisos de sostenibilidad que Europa firmó en sus pactos comerciales con socios como Canadá o Japón.
“Sé que hay preocupaciones y la Comisión está trabajando duro para abordarlas. La Comisión sólo concluirá las negociaciones cuando podamos presentar un acuerdo que responda a las preocupaciones expresadas por los diputados del Parlamento Europeo y en varios Estados miembros”, señaló la directora general de Comercio.
Durante el debate posterior, eurodiputados de varios grupos políticos señalaron la falta de transparencia de la Comisión hacia la Eurocámara en el curso de estas negociaciones y alertaron del riesgo de una potencial ausencia de reciprocidad en las exigencias a los productores de cada bloque.
En un encuentro previo con periodistas, el presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, Bernd Lange, apuntó a la situación doméstica en Francia como un “problema” de cara a una rápida conclusión de las negociaciones y advirtió de la “urgencia” de la situación geopolítica, con China “llamando a la puerta” del Mercosur.
(Con información de EFE)