Al menos 56 personas fallecieron el domingo en el sudeste de Guinea en una “avalancha” que se originó tras las protestas de los aficionados por las decisiones arbitrales en un partido de fútbol, indicó el gobierno este lunes.
“Las manifestaciones de descontento contra las decisiones arbitrales incluyeron lanzamientos de piedras por parte de aficionados, provocando avalanchas mortales”, señaló el comunicado oficial emitido en la televisión nacional. “Los servicios hospitalarios tienen un balance provisional de 56 muertos”, añadió, pese a que los medios locales reportaron hasta más de 100 decesos.
“Hay cuerpos alineados hasta donde alcanza la vista en el hospital. Otros están en el suelo en los pasillos. La morgue está llena”, dijo un médico el domingo bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado para hablar con los medios.
Los reportes señalan que la policía utilizó gases lacrimógenos después de que los seguidores del equipo visitante, el Labé, arrojaran piedras al campo, enfadados por las decisiones adoptadas por el árbitro durante el encuentro y saltaran al césped, lo que provocó una estampida de espectadores que trataban de salir del estadio. Manifestantes furiosos también vandalizaron e incendiaron la estación de policía de N’Zerekore, según testigos.
“Todo comenzó con una decisión controvertida del árbitro. Luego los aficionados invadieron el campo”, dijo un testigo a AFP, solicitando que su nombre no fuera divulgado por razones de seguridad.
Medios locales informaron que el partido era parte de un torneo organizado en honor del líder de la junta de Guinea, Mamadi Doumbouya, quien tomó el poder en un golpe de Estado en 2021 y se ha instalado como presidente.
Torneos de este tipo se han vuelto comunes en la nación de África Occidental mientras Doumbouya contempla una posible candidatura en las elecciones presidenciales esperadas para el próximo año y se forman alianzas políticas.
Transición prolongada
Doumbouya tomó el poder por la fuerza en septiembre de 2021 al derrocar al presidente Alpha Conde, quien había colocado al entonces coronel a cargo de una fuerza de élite encargada de proteger al jefe de Estado de tales golpes. Bajo presión internacional, prometió devolver el poder a un gobierno civil para finales de 2024, pero desde entonces ha dejado claro que no lo hará.
El líder militar se promocionó “excepcionalmente” al rango de teniente general en enero y el mes pasado se elevó al rango de general de ejército.
Doumbouya ha presidido una represión continua contra la disidencia, con muchos líderes de la oposición detenidos, llevados ante los tribunales o forzados al exilio.
Una “carta de transición” redactada por la junta poco después del golpe decía que ningún miembro de la junta podría presentarse en elecciones nacionales o locales.
Pero los partidarios de Doumbouya han expresado recientemente su apoyo a su candidatura en las próximas elecciones presidenciales.
A finales de septiembre, las autoridades indicaron que las elecciones destinadas a restaurar el orden constitucional se celebrarían en 2025.
A pesar de sus considerables recursos naturales, Guinea sigue siendo una nación empobrecida.
Ha sido gobernada por gobiernos autoritarios durante décadas.
Doumbouya es uno de varios oficiales que han tomado el poder en África Occidental desde 2020, junto con líderes militares en Mali, Burkina Faso y Níger.
N’Zerekore, donde ocurrieron los enfrentamientos en el sureste de Guinea, tiene una población de unas 200.000 personas.
(Con información de EFE y AFP)