El terror se respira en cada rincón de la Rusia de Putin. No es una metáfora ni una exageración, sino una radiografía precisa elaborada por dos abogados de Memorial, la organización de derechos humanos más importante de Rusia, que sobrevive pese a haber sido liquidada por la Justicia rusa en 2021. Grigory Vaypan y Tamilla Imanova trajeron hasta Buenos Aires el testimonio de cómo un Estado puede transformarse en una máquina de persecución, donde podría alcanzar con una conversación privada en la que se manifiesta un disenso para terminar entre rejas.
Vaypan, jurista con formación en Moscú, Harvard y San Petersburgo, ha dedicado más de una década a litigios estratégicos y derechos humanos, siendo galardonado con el Premio del prestigioso Grupo Helsinki de Moscú. Imanova, joven abogada premiada con la Iniciativa Marianne de Francia, ha defendido casos de tortura y detenciones ilegales en Memorial, debiendo exiliarse tras la invasión de Ucrania por su defensa de las libertades fundamentales.
Su relato desentraña un sistema represivo que ha logrado algo más sofisticado que el terror masivo soviético: infundir miedo con casos ejemplificadores. Una pediatra de 65 años puede ser condenada a cinco años y medio de prisión por un supuesto comentario crítico; un concejal municipal, por denominar “guerra” a la guerra. El objetivo es transparente: que cada ciudadano sepa que cualquiera puede ser el próximo.
“Hoy cualquiera puede terminar entre rejas. No hace falta ser un líder opositor; basta con ser un ciudadano común”, dice Vaypan. “Este clima de miedo es lo que permite que la guerra siga adelante”. Por su parte, Imanova destaca el papel crucial de la cooperación con defensores de derechos humanos ucranianos para documentar abusos y luchar por la rendición de cuentas.
Los abogados, invitados a la Argentina por una iniciativa conjunta de varios países de la Unión Europea, también compartieron detalles del proyecto “Los 100 días después de Putin”, un proyecto que Memorial lidera para diseñar hojas de ruta hacia una transición democrática en Rusia. Según Vaypan, el fracaso en juzgar los crímenes soviéticos tras el colapso de la URSS permitió que la persecución y el abuso de poder se reprodujeran bajo Putin. La visión del los activistas es clara: “Si no nos enfrentamos a nuestro pasado, nunca tendremos una Rusia diferente”.
A continuación, la entrevista con Infobae.
—¿Cómo funciona Memorial desde que fue cerrada en Rusia? ¿Cómo es su trabajo diario? Existe lo que ustedes llaman “funcionamiento horizontal” de la ONG desde su fundación.
—VAYPAN: Y así ha permanecido desde entonces. De modo que cuando las autoridades rusas cerraron la ONG en 2021, en los mundialmente famosos juicios de Memorial, sólo afectaron de hecho a dos entidades emblemáticas, el llamado Memorial Internacional y el Memorial del Centro de Derechos Humanos. Pero todavía hay muchas entidades en funcionamiento, incluso en Rusia, incluso en estos días. Se encuentran sobre todo en las regiones del interior del país, pero también en Moscú y San Petersburgo. Esta dispersión horizontal también continuó con la comunidad que debió irse de Rusia. Así que ahora tenemos entidades establecidas en París, Berlín y Ginebra. El personal está repartido por todo el mundo porque, en el mundo post-Covid, se puede gestionar el trabajo de una organización a distancia, desde distintos lugares. Así, por ejemplo, nuestro colega que dirige la unidad jurídica de Memorial, vive en San Pablo.
—Tenemos entendido que hay diferentes organizaciones con diferentes nombres.
—IMANOVA: Bajo el paraguas de Memorial tenemos más de 20 organizaciones que trabajan tanto en cuestiones históricas como de derechos humanos. Desde que Memorial fue cerrado en Rusia en 2021, nos reorganizamos y ahora tenemos miembros en todos los continentes. Antes, la mayoría de nosotros estábamos en Rusia, pero debido a las dificultades con los visados y las restricciones para viajar, no podíamos participar en conferencias ni en labores de defensa internacional. Ahora, al estar más dispersos, podemos trabajar de manera más efectiva a nivel global. Esto nos ha permitido visibilizar lo que ocurre dentro de Rusia, compartir información de primera mano sobre las violaciones de derechos humanos y mantenernos conectados con organizaciones internacionales. Creo que todo el mundo sabe dónde mirar para enterarse de lo que está ocurriendo en el frente, en el campo de batalla. Pero nadie sabe realmente lo que les está pasando a los propios rusos.
—¿Cómo ha cambiado la situación de las personas que se oponen al gobierno en Rusia?
—IMANOVA: Hoy en día, las personas que tienen una opinión diferente a la oficial puede ser castigados con hasta 15 años de cárcel. Si eres profesor o médico y te atreves a emitir una opinión diferente, puedes ser despedido, encarcelado o incluso perder tus bienes. Hay más de mil personas en nuestra lista oficial de presos políticos. Rusia utiliza diversas formas de represión, como encarcelar a quienes expresan opiniones en redes sociales, y castigar a aquellos que se niegan a cumplir con la movilización obligatoria para la guerra en Ucrania. Este clima de persecución política es cada vez más severo, y es ahí donde nosotros denunciamos estos abusos, visibilizando los casos y exigiendo justicia. Por ejemplo, creamos una lista oficial de presos políticos. Hay más de mil personas en esta lista.
—¿Están en contacto con organizaciones ucranianas de derechos humanos? ¿Trabajan con ellas?
—VAYPAN: Existe cierta cooperación entre los defensores de los derechos humanos rusos y ucranianos. Y debemos mencionar que en 2022, Memorial fue co-receptor del Premio Nobel de la Paz junto a un disidente bielorruso, Alés Bialiatski, y el Centro Ucraniano para las Libertades Civiles. con Oleksandra Matviychuk al frente. Calculamos que hay unos 7.000 civiles ucranianos detenidos actualmente en Rusia sin ninguna base legal, sin juicio, sin acceso a un abogado ni al mundo exterior, incluido el gobierno ucraniano o sus familiares.
—No es muy común en este momento que haya una instancia de cooperación entre rusos y ucranianos, por eso nos gustaría saber cómo funciona ese intercambio.
—VAYPAN: Compartimos esta visión común con homólogos ucranianos o gente de la sociedad civil ucraniana, de que la rendición de cuentas del Estado ruso y del gobierno ruso es clave, no sólo para una resolución pacífica del conflicto Rusia-Ucrania, sino para la coexistencia pacífica de los países del espacio postsoviético de la antigua URSS. En otras palabras, Rusia no dejará de ser una amenaza para la paz y la seguridad internacionales, y especialmente para sus vecinos, hasta que la sociedad rusa se enfrente a los crímenes no sólo del régimen de Putin, sino a los crímenes que se han acumulado a lo largo de su historia.
—Este punto es justamente el tema al que se dedica Memorial desde su origen.
—VAYPAN: Sí. Así que en ese sentido, compartimos no sólo una visión sino una agenda común. Nuestros homólogos ucranianos trabajan para garantizar que el régimen rinda cuentas por el crimen de agresión, por crímenes de guerra, por crímenes contra la humanidad. Y nosotros trabajamos en la misma dirección, no sólo cuando nos ocupamos de la suerte de los ucranianos encarcelados, sino también cuando hablamos de los crímenes internos, los crímenes contra los propios rusos que protestan contra la guerra, que se han opuesto al gobierno durante muchos años o periodistas independientes que cubren esas violaciones. Todas estas son partes del mismo rompecabezas.
—¿Y no sienten a veces desconfianza por parte de los integrantes de organismos de derechos humanos ucranianos hacia las organizaciones rusas? Por ejemplo, el día después del mitin de Berlín de la oposición rusa, hubo algunas reacciones hostiles por parte de las organizaciones ucranianas.
—IMANOVA: En realidad -no sé si es algo bueno o malo, quizás ambas cosas-, hay diferencia entre la esfera política y la esfera de los derechos humanos. Tradicionalmente en Rusia, y quizás incluso en los países de habla rusa, los políticos y los defensores de los derechos humanos no están de acuerdo en muchas cosas. Cooperan, pero en realidad siguen caminos diferentes. Así que hay que sentarse y cooperar en lo que es realmente importante. Y entre esas cosas importantes está lo que Gregory mencionó, encontrar a las personas secuestradas, proteger a los ucranianos que se oponen a la administración rusa en los territorios ocupados. Realmente no hay diferencias entre nuestras comunidades de defensores de los derechos humanos, porque los derechos humanos son universales y los entendemos de la misma manera. No tenemos tiempo para discutir sobre los colores de la bandera, porque nos ocupamos de cuestiones como la vida y la dignidad y la salud de las personas que están siendo secuestradas, torturadas, asesinadas, ya sea en el campo de batalla o en las prisiones secretas. Un ejemplo de cooperación entre organizaciones de derechos humanos es el trabajo conjunto entre el grupo ucraniano Kharkiv Human Rights Group y Memorial Ambos comparten un fuerte vínculo, y recientemente, en Varsovia, los líderes de ambas organizaciones se reunieron con alegría tras la liberación de Oleg Orlov, líder de Memorial, en un intercambio de prisioneros políticos.
—Cuando están juntos o cuando se comunican, ¿lo hacen en ruso, en ucraniano, en inglés?
—VAYPAN: Es una gran pregunta. Depende. A veces la gente se comunica en ruso, a veces se comunica en inglés, y algunas personas aprendieron ruso o ucraniano.
—Porque hoy en día en Ucrania hablar ruso no está bien visto. A la mayoría de la gente le disgusta.
—VAYPAN: Bueno, yo personalmente cuando trato con colegas ucranianos elijo hablar inglés y cambiamos al ruso si es lo que ambos acordamos.
—Hablaban recién de personas secuestradas. ¿Qué información tienen de los niños ucranianos que fueron llevados a Rusia? ¿Tienen cifras? ¿Qué pasa con ellos?
—IMANOVA: Esa es otra razón por la que es realmente beneficioso para los defensores de los derechos humanos ucranianos cooperar con los rusos, porque tan pronto como los niños fueron secuestrados o sacados del territorio ucraniano para ser llevados a territorio ruso, ahí es donde el alcance ucraniano termina. Y es difícil, por supuesto, casi imposible para los ucranianos llegar a Rusia porque o no los dejan entrar o simplemente los detienen en la frontera. Así que ahí es donde ayuda la cooperación. Es un problema enorme porque justo hoy he leído sobre uno de los políticos rusos que ha cambiado el nombre y el certificado de nacimiento de una niña ucraniana de la que se han “apropiado”. Lo único que se ha hecho hasta ahora es intentar localizar a estos niños y anotar su identidad original, porque no hay mucho que podamos hacer en la Rusia actual. En realidad, no podemos llevarlos a Ucrania de nuevo, pero es importante controlar los registros y anotar esta información para, en primer lugar, informar a las autoridades internacionales competentes. Y aquí el mayor ejemplo de reacción de la comunidad internacional es el hecho de que el año pasado, la Corte Penal Internacional emitió las dos primeras órdenes de detención contra dos personas. El presidente Putin, que obviamente es responsable de todo lo que está ocurriendo bajo su dictadura. Y la señora cuyo cargo oficial es el de Defensora de los derechos de los niños, Maria Lvova Belova. Ella tiene uno de los niños. Ella misma es una de las secuestradoras. Y esa fue una señal muy buena y muy importante de que este comportamiento no se justifica. Fue una muy decente y apropiada reacción a lo que el gobierno ruso ha estado haciendo hacia los niños.
—¿Y qué está ocurriendo con los prisioneros de guerra ucranianos en Rusia?
—VAYPAN: En Rusia, se están llevando a cabo juicios contra prisioneros de guerra ucranianos, acusados de delitos como “resistencia armada” y “terrorismo”, lo cual es una violación del derecho internacional. Varios batallones del ejército ucraniano, como el batallón Azov, han sido declarados organizaciones terroristas por Rusia. Según la ley rusa, esto convierte automáticamente en criminal a cualquiera que participe en actividades relacionadas con estos grupos. Y, así, todos los días se celebran juicios por terrorismo en Rusia, especialmente en la ciudad meridional de Rostov del Don, con personas condenadas a penas draconianas de 15 a 20 años de prisión por el mero hecho, no ya de participar en un conflicto armado, como diríamos los abogados, sino, en lenguaje común, por defender a su país. Los defensores de los derechos humanos rusos son los que están sobre el terreno y están trabajando para asegurar que estos juicios sean conocidos en todo el mundo. Quieren asegurarse de que estos prisioneros de guerra sepan que no están solos contra este sistema represivo y que estamos intentando mantener al mundo informado de su suerte.
—¿Existen registros de este tipo de juicios en el mundo, en la historia?
—VAYPAN: No lo sé. Los juicios son contra un país, según el derecho internacional. Ahora los rusos vivimos en una realidad en la que, sobre todo desde 2022, el gobierno llama crimen a cosas que a cualquier persona con sentido común le parecerían actividades perfectamente legítimas. Ya sabes, alguien está defendiendo a su país, Ucrania, y es etiquetado como terrorista y es procesado por ser un terrorista.
—También es un crimen llamar guerra a la guerra.
—VAYPAN: Sí. Y si llamas guerra a la guerra, te procesan por eso. En junio de 2022, fui a visitar a la familia de mi esposa en la Rusia rural. Y su tío ve la televisión todo el tiempo, así que es una víctima de la propaganda rusa. Y tuvimos una pequeña conversación sobre la guerra en Ucrania, obviamente. Y él estaba seguro de que todo estaba bien. Y que el gobierno sólo perseguía a los traidores o a los terroristas. Y le puse como ejemplo el juicio de Alexei Goryunov, que acababa de concluir en aquel momento. Alexei Goryunov era concejal municipal, diputado local en uno de los ayuntamientos de Moscú. E hizo exactamente eso. Calificó la guerra de “guerra” en una de las reuniones del Consejo, y también dijo que se oponía a la idea de celebrar cualquier fiesta local en su distrito de Moscú mientras durara la guerra, porque todos los días morían niños. Por eso fue condenado a siete años de prisión. Le puse ese ejemplo al tío de mi mujer y no lo podía creer. Simplemente pensó que no era cierto. Que no podía ser verdad. Así que gran parte de todo se basa en el poder de la propaganda y en el hecho de que muchos rusos no conocen realmente la escala, la magnitud y la sistematicidad de la persecución que tiene lugar dentro del país. Simplemente no lo saben. Y cuando les cuentas la historia, como en este ejemplo, se ponen de tu parte. En realidad están de acuerdo contigo en que no es así como el gobierno debe promulgar y hacer cumplir las leyes.
—¿Califican como dictadura al gobierno de Putin?
—VAYPAN: Oh, sí. Por supuesto. Y también lo hizo la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en su resolución, poco antes de las “elecciones” de marzo de 2024. A pesar de las enmiendas constitucionales que le permitieron presentarse nuevamente, estas no se ajustan al derecho internacional. De hecho, según la ley rusa, Putin ya no debería estar en el poder, ya que ha cumplido tres mandatos presidenciales, incluidos dos consecutivos. Las instituciones internacionales, como el Consejo de Europa, han determinado que su postulación es una violación del derecho internacional. Como ruso, me ofende que los medios de comunicación extranjeros o los funcionarios extranjeros llamen a Vladimir Putin presidente de Rusia. Es alguien que se ha apoderado del Kremlin. Es alguien que ocupa actualmente, y creo que temporalmente, el Kremlin, pero nada más.
IMANOVA: Y también es un dictador más inteligente y cauto que su colega y amigo más cercano Alexander Lukashenko, quien cometió el error de permitir que una una simple mujer, una ama de casa [N. de la R.: Svetlana Tikhanovskaya], se presentara en Bielorrusia. En cambio, Putin aprendió de los errores de su colega bielorruso y se ha asegurado que no haya competencia real en las elecciones. Aunque hubo dos personas que se ofrecieron voluntarias para ser candidatas, como Katerina Dontsova y Boris Nadezhdin, Putin se ha deshecho de todos los opositores. Además, la muerte de Alexey Navalny, un mes antes de las elecciones, parece ser un mensaje claro para cualquiera que se atreva a desafiarlo.
—¿El principal sentimiento de la población en Rusia es el miedo?
—VAYPAN: Creo que sí. Por eso decimos que usamos la palabra terror cuando describimos la actual violación de los derechos humanos, creemos que se eleva al nivel de terror. Y en ese sentido, el actual gobierno ruso es, de nuevo, yo utilizaría el concepto “más inteligente”. Es más inteligente que el anterior régimen represivo que operó en territorio ruso, el régimen soviético. Porque los autócratas como Putin aprendieron con el tiempo que no es necesario encarcelar a todo el mundo, no es necesario encarcelar a millones cuando se puede encarcelar a una persona y contárselo a todo el mundo a su alrededor para asegurarse de que otros mil o 10.000 o 100.000 tienen miedo de hablar. Un ejemplo reciente es el caso de una pediatra en Moscú que fue encarcelada por una conversación privada con una paciente. Esta mujer fue condenada a más de cinco años de prisión por supuestamente difundir desinformación sobre la guerra en Ucrania. Este caso es realmente importante porque ahora vemos que las autoridades ya no van por personajes públicos, activistas, políticos de la oposición, periodistas. Van a por la gente común y corriente como una médica normal de Moscú. Y este clima de miedo es lo que permite que la guerra siga adelante. Es absolutamente esencial entender dos cosas. Una es que un patrón de derechos humanos, violaciones sistemáticas de los derechos humanos en Rusia, es lo que hizo posible la guerra. Esa es la primera. Y dos: esas violaciones de los derechos humanos permiten a Putin continuar esta guerra. Sin las leyes y prácticas represivas que hemos tenido en Rusia durante los últimos diez años, aproximadamente, esta guerra probablemente no se habría producido.
—Porque la gente habría salido a la calle a protestar con más intensidad.
—VAYPAN: Y de hecho la gente salió a la calle el 24 de febrero (N. de la R.: de 2022). Pero el conjunto de todas las medidas que se tomaron —la ley de agentes extranjeros, el asesinato de Alexei Navalny, la destrucción de la red de Navalny, los asesinatos políticos, la destrucción de la sociedad civil rusa, la destrucción del poder judicial, la destrucción de la independencia de los tribunales, el amaño de las elecciones—, todo eso hizo posible esta guerra y su extensión. Y también hizo muy difícil y muy arriesgado y costoso para los rusos protestar y asegurarse de que esta guerra termine.
—Teniendo en cuenta todo esto, ¿cómo podría ser posible una transición democrática en Rusia en el futuro, según su opinión?
—VAYPAN: En Memorial creemos que la rendición de cuentas es esencial para cualquier camino que lleve a Rusia a convertirse en un país democrático y respetuoso con el Estado de derecho. Eso significa que Rusia tendrá que enfrentarse a los crímenes del régimen de Putin y también de los regímenes anteriores, establecer la verdad sobre esas violaciones, llevar ante la Justicia a los responsables, indemnizar a las víctimas y disolver realmente las estructuras estatales que producen y perpetúan este terror. Disolver el Servicio Federal de Seguridad y esos esos departamentos anti extremismo del Ministerio del Interior.
—¿Pero existen acaso políticos de oposición en Rusia que puedan hacer que eso ocurra?
—VAYPAN: Actualmente no y no sobre el terreno. Pero debemos reconocer que hay una sociedad civil rusa fuera de las fronteras rusas que sí lo está.
—Con la ley actual, si están fuera de las fronteras, no pueden ser candidatos.
—VAYPAN: No exactamente. No puedes presentarte a las elecciones si eres ciudadano o residente permanente de otro país. Pero también si eres un “agente extranjero” como yo (N. de la R.: recientemente Vaypan fue declarado “agente extranjero” por el Ministerio de Justicia ruso), no puedes presentarte a las elecciones. Pero no me refería a las elecciones. Quiero decir que debemos reconocer que, en la situación actual, no hay espacio para el activismo cívico independiente o la actividad política en Rusia. Y todo el mundo lo entiende. Así que cualquier cambio significativo sólo puede ocurrir después de Putin. Con Putin no se avecina ningún cambio político. Pero ahora es el momento de prepararse para ese futuro. Y por futuro no nos referimos a una Rusia maravillosa que surgirá el día que Putin se haya ido. Eso no va a ocurrir, pero creemos que es nuestra responsabilidad elaborar hojas de ruta, con planes sobre cómo puede tener lugar una transición. En eso estamos trabajando en el Memorial. Ahora mismo tenemos un proyecto llamado “Los 100 días después de Putin”.
—Pero están pensando en que Putin estará fuera del Kremlin. ¿Confían que eso suceda pronto?
—VAYPAN: Bueno, eso no es una pregunta para nosotros, supongo.
—IMANOVA: Es un hombre mayor. Le sobreviviremos, es una promesa.
—VAYPAN: Creo que está más allá de mis conocimientos hacer predicciones sobre cuándo y cómo Putin dejará el cargo. Estoy de acuerdo, desde luego, en que inevitablemente habrá una Rusia después de Putin. Así que hablando de nuestra experiencia y del alcance de nuestra responsabilidad profesional, lo que tenemos que hacer es prepararnos para esa eventualidad y asegurarnos de que no repetiremos los errores que cometió la sociedad civil rusa a principios de los años noventa, cuando se disolvió la Unión Soviética. Ya tuvimos ese momento en 1991, cuando se desmoronó una dictadura. Pero a diferencia de muchos otros países que hicieron su trabajo al enfrentarse al difícil pasado, en Rusia no hubo justicia transicional, como sí la hubo en Argentina, por ejemplo. Rusia nunca ha pedido cuentas a nadie por los crímenes cometidos durante la época soviética. Rusia ni siquiera ha nombrado a todas las víctimas del régimen soviético. Memorial también investigó esa parte. Creó una base de datos de víctimas de la era soviética. La lista sólo tiene unos 3 millones de nombres de 12 millones de víctimas que hubo, según estimamos. Estimamos que hay unos 4 millones de cuerpos de víctimas de la era soviética enterrados por toda Rusia en fosas comunes sin nombre. Piensen en esto. 4 millones de cuerpos desde Kaliningrado hasta el Lejano Oriente. Y el gobierno nunca se ha ocupado de eso. Y eso permitió que los crímenes regresaran. Eso permitió que el patrón de crímenes continuara. Es decir, los servicios de seguridad soviéticos que existían en la época soviética, nunca se disolvieron. Las mismas estructuras y las mismas personas continúan hasta nuestros días. Putin fue oficial del KGB. Y no sólo eso, participó personalmente en la persecución de los disidentes soviéticos. Estuvo presente en aquellos registros domiciliarios de los años setenta. Y se le permitió continuar su servicio al gobierno. Y subió de rango en la KGB. Y se convirtió en presidente.
—IMANOVA: Rusia ha cruzado la línea roja, y no va a haber ningún cambio suave. No va a cambiar a través de las próximas elecciones presidenciales o elecciones de base a nivel municipal. Así que lo siguiente es estar atentos a cualquier oportunidad, y la historia demuestra que ocurre de diferentes maneras. En algunos países es la resistencia armada. En otros países es la muerte del dictador actual. En algunos países, es un trabajo largo y persistente del gobierno clandestino asignado fuera del país. En algún momento, históricamente hablando, la ventana de oportunidad aparece. Es imprevisible y, por desgracia, es bastante corta y por eso tenemos que estar preparados con planes bien pensados; con borradores de leyes para poner en marcha o para volver a redactar. Y el nombre de “100 días” es muy apropiado porque la ventana de oportunidad puede ser así de corta. Sólo 100 días. Y si volvemos a perder esta ventana, posiblemente el siglo de la dictadura rusa continuará.
—¿Creen que existe alguna posibilidad de una guerra nuclear? ¿Creen a Putin capaz de ordenar algo así?
—VAYPAN: De nuevo, eso está más allá del alcance de mi experiencia como abogado de derechos humanos. Desde mi punto de vista, lo que importa es que dentro del gobierno ruso todo lo está decidiendo un hombre que claramente no tiene límites. Y no hay controles, contrapesos institucionales que puedan limitar su capacidad de decidir en cualquier momento sobre cualquier cosa.
—IMANOVA: Creo que la mejor respuesta la daría su psiquiatra personal.
—VAYPAN: Siguiendo con lo que acabo de decir, creo que hay mucho miedo en todo el mundo e incluso especialmente en el mundo occidental ya que el futuro después de Putin es incierto. Y podría haber caos en Rusia y eso sería una amenaza para el mundo exterior. Pero hemos visto en los últimos años que el mayor factor de caos e inestabilidad es el propio Putin. Quiero decir, ¿qué puede ser más inestable e impredecible que el hecho de que haya un hombre sentado en el Kremlin al que nadie controla, y que está sentado junto a ese botón rojo que puede pulsar en cualquier momento? Estamos viviendo en esta realidad ahora mismo. Así que creo que el mundo tiene que reconocerlo: el propio Vladimir Putin es una amenaza para la paz y la seguridad internacionales.
— ¿Y qué hay de la relación de Putin con Donald Trump, quien está a punto de regresar al poder en Estados Unidos? ¿Piensan que sería algo bueno para la guerra y para Rusia? O, por el contrario, ¿creen que es más peligroso para el mundo y para Rusia?
—VAYPAN: No estoy seguro de que Donald Trump y su administración entrante realmente entiendan lo suficientemente bien a Vladimir Putin. Y no creo que aprecien realmente el hecho de que Putin esté tan interesado en seguir librando esta guerra. Cuando hablan de un posible acuerdo de paz, simplemente no entienden. Tal vez parece que no se dan cuenta de lo mucho que Putin ha invertido en esta guerra. Y es esta guerra la que lo mantiene en pie. Empezó esta guerra porque quería consolidar su dominio personal y tuvo éxito en eso. Y ahora mismo, si le preguntas a Putin si está contento con esta guerra, te dirá que sí, que le encantaría que esta guerra continuara. Eso diría.
—IMANOVA: Otra cosa es que en todas partes leo sobre políticos extranjeros, presidentes de varios países, que hablan sobre la forma en que estarían de acuerdo para que esta guerra se termine. Están llegando al acuerdo de dejarle conservar estos territorios ocupados. Hay tanta sangre derramada. Todo el mundo está muy cansado. Hay fatiga de guerra. Buscan tal vez sólo congelar el conflicto en el punto de que se quede con los cuatro territorios. Honestamente, como defensor de los derechos humanos, encuentro esto completamente inaceptable. Una locura. Porque a un dictador así no se le puede perdonar que ocupe unas regiones, que mate a millones de sus ciudadanos y de los países vecinos. Creo que sería un precedente muy peligroso dejarlo ganar y perdonarlo y restaurar todo: lazos económicos, lazos políticos, culturales, internacionales, como si nada hubiera pasado. Porque algo realmente peligroso para el mundo entero ha sucedido y no veo ninguna oportunidad para indultar esto. Y eso da miedo porque tal vez a Trump le gustaría. No estoy segura. Él es otro hombre cuyas acciones son impredecibles.