El ministro alemán de Economía, Robert Habeck, alertó este martes de los peligros que alberga para la Unión Europea no llegar pronto a un acuerdo de asociación con el Mercosur al referirse a la necesitad de acercamiento a otros mercados más allá del estadounidense y el chino como principales socios comerciales.
“Si el acuerdo no se cerrara, entonces en primer lugar Europa habría fracasado, en segundo lugar Sudamérica buscaría inmediatamente otros socios comerciales, posiblemente China, posiblemente incluso Rusia. Si ello ayudará más a la selva, voy a ponerle un gran interrogante a eso”, dijo, en alusión a la deforestación de la Amazonía.
Pero, sobre todo, afirmó, “perderíamos un fuerte impulso como respuesta política a esta situación, en la que los aranceles cada vez más altos y las exigencias geopolíticas vuelven a levantar fronteras” advirtió durante un discurso en el marco de una conferencia en Berlín sobre los desafíos y las oportunidades para la golpeada industria alemana.
El ministro se mostró convencido de que el acuerdo comercial con el Mercosur ha avanzado mucho y se ha desarrollado también de forma más sostenible de lo que se discutió hace tres o cuatro años, y aseguró que constituye también “una gran oportunidad para estos países de acercar las dos grandes áreas económicas de Europa y Sudamérica”.
Habeck afirmó que las amenazas de la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, pero también la relación con China, pueden convertirse sin lugar a dudas, después del mercado único europeo, en el mayor reto político para Alemania.
En este sentido, recordó que la mitad del crecimiento alemán proviene de las exportaciones y que, después del mercado único europeo, Estados Unidos y China son los principales socios comerciales de Alemania, pero al mismo tiempo los dos que están causando los mayores problemas o interrogantes en este momento, por diversas razones.
Por ello, subrayó la importancia de “acercar nuevos espacios a Europa o acercar Europa a los nuevos espacios” y, en consecuencia, abogó de nuevo por cerrar cuanto antes un acuerdo con los países del Mercosur.
Por otra parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, ha cargado este miércoles contra las multas contempladas en la normativa europea ‘CAFE’ contra los fabricantes de automóviles que incumplan con las reglas de emisiones contaminantes, que entrarán en vigor a partir del 1 de enero de 2025 y que van enfocadas hacia la prohibición de la venta de coches de combustión en el bloque comunitario desde 2035.
“El dinero debe permanecer en las empresas para la modernización de su propia industria, de su propia empresa”, ha asegurado el líder socialdemócrata alemán, tercero en las encuestas de cara a las elecciones del próximo mes de febrero, por detrás de los conservadores de la CDU y la ultraderecha de ‘Alternativa para Alemania’.
Este pasado lunes, el vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, dijo estar dispuesto a apoyar la suspensión temporal de multas si los fabricantes de automóviles son capaces de compensar sus límites de emisiones de dióxido de carbono superando sus objetivos en 2026 y 2027, algo que, por el momento, se antoja una patada hacia delante de la aplicación de la normativa comunitaria ante la desaceleración del mercado automovilístico europeo y, en especial, del vehículo eléctrico.
“Nos ceñiremos a los límites y seremos pragmáticos en cuanto a la transición”, aseveró Habeck al finalizar una reunión en Berlín con el ministro de Industria italiano, Adolfo Urso, en la que el representante de Roma defendió su posición de suspender la aplicación de la normativa y modificar las políticas climáticas europeas ya que, asume, están dañando gravemente a la industria del bloque.
Según la normativa propuesta por la Comisión Europea y aprobada por los Estados miembros, las emisiones medias de los coches nuevos matriculados en 2025 deben ser un 15% inferiores respecto de las de 2021, pero la caída de las ventas de vehículos eléctricos está dificultando la consecución de este objetivo y obligando a los fabricantes a presionar a los poderes públicos para que se flexibilice la futura normativa.
A pesar de una inversión de más de 410.000 millones de euros por parte de la industria en investigación y adaptación de las fábricas al vehículo eléctrico programada hasta 2028, la patronal de los fabricantes alemana (VDA, por sus siglas en alemán) admite que existe una brecha entre los “ambiciosos objetivos” políticos y la realidad del mercado.
“En vista de la difícil situación económica, la falta de demanda de movilidad eléctrica por parte de los consumidores y las condiciones marco aún inadecuadas, se deben evitar más cargas por posibles multas en 2025″, han pedido desde la organización para añadir que, de lo contrario, se “abandonaría” a la industria y los fabricantes “se verían perjudicados”.
A principios de noviembre, el Gobierno francés dijo estar en la búsqueda de un frente común contra el Ejecutivo comunitario de la alemana Úrsula Von der Leyen para evitar la aplicación de estas sanciones que podrían tener un impacto potencial en la industria automovilística europea de entre 10.000 y 16.000 millones de euros aunque, fuentes del mercado consultadas por Europa Press, rebajan la cifra hasta los 5.100 millones de euros.
En este contexto, además de Alemania, Italia y Francia, los países de Europa del Este podrían estar a favor de suspender la aplicación de la normativa ‘CAFE’ o de ser más laxos en cuanto a las sanciones. Rumanía, por ejemplo, bastión de Dacia (grupo Renault), sin coches eléctricos de batería en su catálogo, salvo el Spring importado de China, considera que la hoja de electrificación europea es demasiado agresiva.
Al tiempo, la República Checa ya ha dicho que los fabricantes no consiguen acelerar la venta de eléctricos a causa del “poco interés” de los clientes.
(Con información de EFE y Europa Press)