El dictador bielorruso Alexander Lukashenko concedió asilo político en el país a Tomasz Szmydt, un ex juez polaco acusado de espiar para Rusia. En un decreto publicado el viernes, el aliado de Vladimir Putin concedió este estatus al ex magistrado, a quien consideró un “perseguido por razones políticas” en su nación.
Szmydt se volvió una figura popular en Polonia en 2019, cuando formó parte de una campaña de difamación en línea impulsada por el Ministerio de Justicia del entonces gobierno de derecha, que cargaba contra otros jueces de aquel momento. Sin embargo, tres años más tarde sorprendió al aparecer en un documental televisivo en el que expuso lo que -según consideró- era un comportamiento poco ético de jueces cercanos al partido gobernante.
Desde entonces, su desconfianza hacia Rusia y sus aliados solo pareció reducirse y, en su lugar, incrementó sus críticas contra la Unión Europea y la OTAN, especialmente desde el estallido de la guerra en Ucrania y sus esfuerzos por asistir a Volodimir Zelensky.
En mayo de este año, finalmente, renunció a su cargo en el Tribunal Administrativo de Varsovia y huyó del país en forma de protesta ante la política “dañina e injusta” del Ejecutivo contra Minsk y Moscú. Inclusive, poco después de su deserción, brindó una conferencia de prensa en la que elogió a Lukashenko.
“Me alegro mucho. Gracias al Presidente de Bielorrusia. Esto es muy importante para mí. Bielorrusia es ahora también mi país. Siento un gran respeto por su Presidente, por los bielorrusos, son gente honesta y nunca ha habido ningún problema con el hecho de que yo sea polaco. El Presidente (Lukashenko) es una persona muy importante, un político muy inteligente. Es muy respetado. Yo soy un hombre sencillo y estoy muy contento de que haya escuchado mi petición... es una persona muy buena”, dijo tras ser concedido el asilo.
Su repentino cambio de actitud llevó a las autoridades polacas a desconfiar de su trabajo y de su rápido ascenso en el rubro judicial, por lo que iniciaron una investigación urgente para determinar si efectivamente había realizado tareas de espionaje para naciones extranjeras y si sus datos confidenciales se habían visto comprometidos. Además, los fiscales ordenaron colocar a Szmydt en la lista de sujetos buscados, que podría conducir a una orden de arresto internacional, y le retiraron su inmunidad, pudiendo entonces ser juzgado en ausencia.
Hasta el momento, los investigadores no han podido determinar que tan perjudicial pudo ser su conocimiento sobre información clasificada en cuanto a los intereses de Varsovia y los aliados de Occidente, aunque el incidente sí sirvió de inmediato a modo de recordatorio para todos los servicios especiales del Gobierno de los riesgos que corre Polonia al ser un objetivo clave en las operaciones de inteligencia del Kremlin.
El primer ministro Donald Tusk ha llamado a Szmydt un traidor, mientras que el ex magistrado niega las denuncias en su contra.
“Hay órdenes de detención contra mí en Polonia y en todos los países de la UE. ¿En serio? Un hombre vino aquí, quiere vivir en Bielorrusia, no hizo daño a nadie, no infringió ninguna ley... ¿Y qué me han hecho? ¿Soy un espía? ¿Qué pruebas tienen de que soy un espía? No hay ninguna. Cancelaron mi pasaporte, hay una orden de arresto en la UE. ¿Qué ley he violado? Ninguna”, cuestionó.
Bielorrusia es uno de los pocos países que aún se mantienen aliados de Rusia y que, de hecho, intensificó su vínculo con el Kremlin tras el inicio de la guerra en Ucrania, en febrero de 2022.
(Con información de AP)