Un destacado activista iraní se cosió los labios y realiza protestas diarias en Teherán tras el aparente suicidio la semana pasada de un compañero de campañas contra el régimen islámico, según publicó este jueves en las redes sociales.
Hossein Ronaghi dijo que se había cosido los labios para protestar por las restricciones impuestas por las autoridades al funeral la semana pasada de Kianoosh Sanjari, quien, según sus amigos, se suicidó tras advertir que se quitaría la vida si no se liberaba a los presos políticos.
La muerte de Sanjari, de 42 años, que regresó a Irán hace poco menos de una década tras una temporada viviendo en Estados Unidos, ha conmocionado a la comunidad activista, que acusa a la república islámica de llevarle a quitarse la vida tras años de detenciones y persecución.
Ronaghi, un defensor de la libertad de expresión muy influyente, inició su acción el 16 de noviembre, día en que, según afirma, las autoridades impidieron a amigos y colegas asistir a un funeral en memoria de Sanjari en Teherán.
Sanjari se quitó la vida en la noche del 14 al 15 de noviembre, horas después de publicar un tuit en X en el que advertía que se suicidaría si Irán no liberaba a cuatro destacados detenidos considerados presos políticos por grupos de derechos humanos.
Ronaghi, que ha publicado imágenes de sus labios cosidos con hilo azul, ha afirmado que continuará su acción hasta que sean liberados los presos cuya liberación exigía Sanjari.
Ha realizado sentadas en solitario en plazas de Teherán que han provocado repetidas detenciones pero, hasta ahora, no ha sido retenido más de unas horas.
“Mi decisión es ésta: Seguiré con los labios cosidos hasta que se cumplan los deseos de Kianoosh”, escribió Ronaghi en las redes sociales el jueves.
“Mi acción con los labios cosidos es una protesta política, y la responsabilidad de ello, tanto si estoy en prisión como si estoy fuera de prisión, tanto si me encierran en casa e impiden la sentada, es de la república islámica”, señaló.
Ronaghi también ha acusado al personal de seguridad que lo detuvo a principios de semana de someterlo a abusos sexuales e insultos.
Dijo que se sentía cada vez más débil y que tenía los labios “hinchados y doloridos” tras haber ingerido sólo agua, té e inyecciones de medicamentos, incluidos antibióticos.
Su acción se produce en un momento en que los activistas iraníes todavía están conmocionados por la represión que siguió a las protestas nacionales de 2022-2023 por la muerte bajo custodia de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años que había sido detenida por una supuesta infracción del código de vestimenta obligatorio para las mujeres.
Sanjari había exigido la liberación de la veterana activista Fatemeh Sepehri, de Nasreen Shakarami, madre de un adolescente asesinado durante las protestas de 2022, del rapero Tomaj Salehi y del activista por los derechos civiles Arsham Rezaei.
(Con información de AFP)