Este jueves, el jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, llegó a Teherán para negociar el programa nuclear iraní en un contexto marcado por tensiones crecientes.
Grossi, quien encabeza una delegación diplomática, se reunió con el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Abbas Araghchi, para tratar la acumulación de uranio enriquecido de Irán, que ya logró alcanzar un 60% de pureza, muy cerca del 90% necesario para fabricar una bomba nuclear.
El funcionario consideró “indispensable obtener resultados concretos [...] que muestren que este trabajo en común mejora la situación [...] y, de forma general, nos aleja de los conflictos y, a fin de cuentas, de la guerra”.
“Las instalaciones nucleares de Irán no deben ser atacadas”, insistió Grossi, días después de que el nuevo ministro de Defensa israelí, Israel Katz, dijese que la República Islámica está “más expuesta que nunca a ataques contra sus instalaciones nucleares”.
“Es imperativo encontrar vías para alcanzar soluciones diplomáticas”, añadió.
La visita ocurre después de la elección de Donald Trump en Estados Unidos, hecho que incrementó las preocupaciones sobre posibles políticas más agresivas de Washington hacia Teherán.
Durante su primer mandato, Donald Trump retiró a Estados Unidos del histórico acuerdo nuclear de 2015 y restableció sanciones, buscando una “máxima presión” sobre el régimen iraní.
Según el OIEA, la salida de EEUU del pacto llevó a que Irán aumentara sus reservas de uranio. “Fue Estados Unidos, no Irán, quien abandonó el acuerdo”, subrayó la portavoz del gobierno iraní, Fatemeh Mohajerani, en una declaración el miércoles.
Grossi ya se reunió en esta visita con Behruz Kamalvandi, el portavoz de la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI), y espera un encuentro con el jefe de esta dependencia, Mohamad Eslami.
Ambos representantes iraníes expresaron su interés en mantener el diálogo y defender el uso pacífico del programa nuclear. Sin embargo, la posibilidad de un entendimiento enfrenta desafíos, ya que los intentos de negociación en años recientes con países firmantes como Francia, Reino Unido, y Alemania fracasaron.
“Los márgenes de maniobra empiezan a reducirse”, comentó Grossi, advirtiendo sobre las pocas oportunidades que quedan para alcanzar un acuerdo. El acuerdo nuclear de 2015, negociado por Araghchi y firmado por potencias globales, limitaba las actividades nucleares de Irán a cambio del levantamiento de sanciones.
Con la reactivación de las sanciones bajo la administración Trump, el presidente iraní, Masud Pezeshkiab, solicitó una flexibilización, argumentando que esta medida aliviaría la crisis económica que enfrenta el país.
Por otro lado, Grossi en una reciente entrevista con CNN alertó que Irán ya cuenta con suficiente material nuclear como para fabricar una bomba atómica, aunque subrayó que el país aún no ha desarrollado ese armamento.
La preocupación de Grossi radica en el estancamiento de las investigaciones sobre el programa nuclear iraní, ya que el OIEA sigue sin avances para esclarecer si el régimen tiene o ha tenido intenciones militares.
A pesar de las demandas de Teherán, la presión internacional sobre su programa nuclear sigue en aumento, y la perspectiva de alcanzar un nuevo consenso parece limitada. El regreso de Grossi a Teherán refleja la urgencia del OIEA para evitar un conflicto mayor y establecer una vía diplomática efectiva.
(Con información de AFP)