La Unión Europea (UE) y la OTAN están aumentando la presión sobre China, con el objetivo de conseguir que interceda entre Rusia y Corea del Norte y cese el despliegue de las tropas de Pyongyang en Ucrania.
El secretario general de la Alianza, Mark Rutte, se refirió recientemente a este asunto y aseguró que Xi Jinping, que mantiene un estrecho vínculo con Kim Jong-un, debe utilizar su poder para evitar que Rusia saque ventaja en el campo de batalla.
“China tiene una responsabilidad especial en este asunto, la de utilizar su influencia en Pyongyang y Moscú, para asegurarse de que estas acciones cesen. Beijing no puede pretender promover la paz mientras hace la vista gorda ante el aumento de las agresiones“, sostuvo en referencia a la postura de neutralidad que Xi lleva meses intentando instalar ante la comunidad internacional.
Rutte también recordó que la incorporación de tropas norcoreanas en el frente, que se produce como parte de un intercambio en el que Vladimir Putin provee a su par de la última tecnología nuclear y balística, tiene un impacto directo en el continente y el resto del mundo, por lo que es fundamental la cooperación de todos los aliados en estos esfuerzos.
Se trata de “una amenaza directa, no solo para Europa sino, también, para Japón, Corea del Sur y el territorio continental de Estados Unidos", sumó e instó a Occidente a “hacer más" para que Kiev “pueda seguir en la lucha y logre, en la medida de lo posible, hacer retroceder la ofensiva rusa”.
En ese mismo sentido, el jefe de Relaciones Exteriores de la UE, Josep Borrell, dijo haber abordado la cuestión con sus pares en su reciente viaje a Asia y celebró la conformación de nuevas asociaciones de seguridad y defensa fuera de Europa.
“La UE no nació, ciertamente, como una alianza militar, pero el actual contexto geopolítico puede y debe convertirse también en un proveedor y socio de seguridad global“, declaró e insistió: “Esto supone una escalada de máxima seriedad”.
A la par, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, coincidió esta semana en que “el Euroatlántico y el Indopacífico tienen que verse realmente como un solo teatro y no como dos separados". “Nuestra seguridad es cada vez más global y tenemos que considerar esto como una cuestión global", con “una respuesta firme”, agregó.
Estimaciones de los aliados de Occidente dieron cuenta de que más de 10.000 soldados norcoreanos ya están activos en la región rusa de Kursk, brindando apoyo en los combates a las Fuerzas Armadas y enfrentándose a los ucranianos. Previo a ello, habían recibido entrenamiento en centros en Rusia.
El despliegue representó una escalada en el conflicto y dejó al descubierto las carencias de Putin en el campo de batalla y su incapacidad por reponer sus bajas.
En un intento por contrarrestar esta ventaja rusa y asegurar el suministro de asistencia a Kiev, el presidente saliente Joe Biden ordenó acelerar la entrega de los paquetes militares a Volodimir Zelensky, que se calculan aún en unos USD 9.200 millones.
(Con información de AP)