En medio de los esfuerzos del régimen por imponer el uso estricto del hiyab en las mujeres, Irán se prepara para abrir su primera “clínica de tratamiento" para quienes se nieguen a cumplir con el código de vestimenta.
Mehri Taleb Darestani, directora del Departamento para la Mujer y la Familia de la Sede de Teherán para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, fue la encargada de comunicar la noticia y explicó que “las sesiones de asesoramiento y apoyo psicológico se llevarán a cabo de forma totalmente confidencial, según la decisión del paciente y en un ambiente sin prejuicios, para que las mujeres puedan expresar sus inquietudes y problemas con confianza y total seguridad mental“.
A la par, Taleb Darestani especificó que el centro ofrecerá “tratamiento científico y psicológico" para “curar” a quienes desafíen las leyes islámicas e intenten conseguir la eliminación del hiyab.
Esta instancia se dará como alternativa al pago de multas por negarse a portar el velo, estará sujeta a una orden judicial y seguirá las pautas establecidas por el presidente, Masud Pezeshkian, dijo el Subdirector de Asuntos Sociales del Centro para Ordenar el Bien y Prohibir el Mal.
El anuncio despertó gran preocupación en la sociedad iraní y en organizaciones que luchan por los Derechos Humanos en el país, que advirtieron de una escalada significativa de la persecución contra las mujeres, únicamente por no someterse a la ideología del régimen.
El abogado iraní Hossei Raeesi denunció que la iniciativa “no es islámica ni está en línea con la ley iraní“, mientras que Sima Sabet, periodista que vive en el Reino Unido desde 2023, tras sufrir un intento de asesinato en su país, la consideró “vergonzosa” y “escalofriante”.
“No será una clínica, será una prisión. Estamos luchando para llegar a fin de mes y tenemos cortes de electricidad, pero lo que preocupa al Estado es un trozo de tela. Si hubiera un momento para que todos volviéramos a las calles sería ahora o nos encerrarán a todos", apuntó preocupada una joven iraní, que alentaba a otras mujeres a repetir las manifestaciones que se desataron tras la muerte de Mahsa Amini.
La apertura de la clínica se conoce poco menos de dos semanas después de que el régimen detuviera a una estudiante por negarse a usar el velo y asegurara que sufría de un “trastorno mental”.
El pasado 2 de noviembre, en redes sociales comenzó a circular un video tomado en las inmediaciones de la Universidad Azad de Ciencia e Investigación de Teherán en el que se ve a una joven caminar en ropa interior y permanecer sentada durante unos minutos en el frente del establecimiento, con una actitud desafiante.
Según reportaron entonces medios estudiantiles, la mujer había sido acosada por los miembros de la milicia Basij por no cumplir con el código de vestimenta, a lo que ella respondió revelándose.
Pocos minutos más tarde, sin embargo, su protesta se vio interrumpida por la llegada de un grupo de hombres vestidos de civil, que la subieron por la fuerza a un vehículo.
Desde la Universidad emitieron un comunicado tras lo ocurrido y aseguraron que la estudiante sufre de un “trastorno mental debido al cual comenzó a filmar a sus compañeros y a su profesor, quienes se opusieron". Asimismo, mencionaron que “contrariamente a los rumores y fantasías virtuales, no hubo ningún enfrentamiento entre la seguridad y la estudiante" y que, tras el incidente, “la seguridad de la Universidad intervino y la entregó a la comisaría" y, desde allí, fue derivada a un hospital psiquiátrico, donde se están “investigando las razones de su acción".
La nota no convenció a organismos de derechos humanos y a grupos estudiantiles iraníes que, por el contrario, denunciaron “palizas, violencia sexual y medicación forzada”, entre otras formas de tortura a las que la habrían sometido.
Amnistía Internacional exigió a las autoridades que la “ponga en libertad de inmediato y sin condiciones”, que la protejan de “malos tratos” y le “garanticen el acceso a su familia y a un abogado”.