El Ejército de Israel confirmó este miércoles que había completado con éxito otra “serie de ataques (contra) sedes militares” y demás objetivos de Hezbollah en la capital del Líbano, Beirut, como parte de sus intentos por “destruir los lugares de producción y almacenes de armas” que el grupo terrorista ha establecido en la ciudad en los últimos años.
“Aviones de combate de la Fuerza Aérea, bajo la dirección de la División de Inteligencia, han completado otra serie de ataques en el área de Beirut contra almacenes de armas y sedes militares usadas por Hezbollah, que son parte de los daños a su capacidad para llevar a cabo ataques terroristas”, indicaron las Fuerzas de Defensa en un comunicado en el que condenaron, también, el uso de civiles como “escudos humanos” por parte de los terroristas, para tratar de enmascarar sus operaciones.
En ese sentido, desde el Ejército aseguraron que, previo a los ataques, “se dieron muchos pasos para reducir las posibilidades de causar daño” a la población, entre ellas, órdenes de evacuación.
Junto con esta maniobra, las FDI ya habían alcanzado, durante la noche del martes, otros “almacenes de armas” y “sedes” del grupo chií libanés.
En respuesta a estas acciones, la formación lanzó por primera vez misiles contra una base militar en Tel Aviv. Según informó en un comunicado, sus combatientes dieron inicio a la maniobra cerca de las 18.15 horas local con “un escuadrón de drones de asalto” y “misiles balísticos” de tipo Qader 2, que estuvieron destinados a HaKirya, en la capital israelí, y que describió como un ataque “cualitativo”.
El escrito precisó que allí se encuentran “la sede del Ministerio de Guerra, el Comité de Estado Mayor israelí, la sala de Gestión de Guerra y el Comando de Monitoreo y Control de Guerra de la Fuerza Aérea” y que sus proyectiles “alcanzaron sus objetivos” en estas instalaciones aunque Israel aún no ha confirmado esta información.
Más temprano, el grupo ya había reivindicado otro ataque sobre el cuartel general del batallón Ramim, en la localidad de Hunin, al norte de Israel, y la base de Amos, a unos 55 kilómetros de la frontera con El Líbano.
Según Hezbollah, todas estas acciones son una respuesta a los bombardeos masivos del Estado judío contra territorio libanés y una represalia por la eliminación de varios altos cargos de su formación, incluido su ex líder Hassan Nasrallah, quien murió en una maniobra israelí en septiembre.
Mientras las partes siguen inmersas en estos intercambios, la comunidad internacional se mantiene firme trabajando en la confección de una propuesta que consiga un alto el fuego. Este miércoles, el ministro de Asuntos Exteriores de Egipto, Badr Abdelaty, aseguró que “hay contactos casi a diario” entre líderes diplomáticos para “presionar” a los bandos para que detengan su agresión.
“El motivo principal (de estas conversaciones) es que se ponga fin inmediatamente a esta agresión y buscar fórmulas de intensificar las presiones sobre el Gobierno israelí para que detenga su agresión”, dijo.
No obstante, en las últimas horas, el nuevo ministro de Defensa israelí, Israel Katz, se pronunció y descartó cualquier tipo de pacto con el grupo terrorista.
“No haremos ningún alto el fuego, no levantaremos el pie del pedal y no permitiremos ninguna tregua que no incluya la consecución de los objetivos de guerra. Continuaremos actuando contra Hezbollah en todas partes y no pararemos hasta lograr nuestros objetivos”, prometió durante una visita al Comando Norte en la que insistió en que su meta es desarmar al enemigo y conseguir que sus fuerzas se retiren más allá del río Litani, para garantizar la seguridad en su país.
(Con información de EFE y Europa Press)