Las naciones europeas han reforzado sus defensas en respuesta a la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia en 2014 y la invasión a gran escala que lanzó sobre Ucrania en 2022, reveló el viernes un centro de estudios con sede en Londres, si bien aún queda mucho por hacer para que estén preparadas para enfrentar las amenazas de Rusia.
Esa es la conclusión de un informe publicado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos al inicio de una reunión de tres días en la capital checa para discutir las capacidades militares europeas y transatlánticas.
“La OTAN no sólo ha aumentado significativamente sus ambiciones en cuanto a su postura de disuasión y combate, sino que los miembros europeos han tratado de abordar deficiencias críticas de capacidad y preparación”, indicó el reporte.
“Sin embargo, como era de esperar, después de décadas de negligencia y falta de inversión, queda mucho por hacer y los progresos ha sido desiguales”, subrayó.
El reporte se publicó al tiempo que mandatarios europeos, entre ellos el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, reevaluaban sus relaciones transatlánticas en Budapest, Hungría, con la esperanza de que la segunda presidencia de Donald Trump en Estados Unidos evite los conflictos de su primera etapa y mantengan una postura común firme respecto a Rusia.
Ben Schreer, director ejecutivo de IISS-Europa, dijo que la defensa europea se encuentra “en el momento más crítico”.
“Las elecciones en Estados Unidos agregarán aún más presión sobre las naciones europeas para una mayor inversión en sus propias defensas, pero al mismo tiempo considerando cómo seguir ayudando a Ucrania a ganar esta guerra”, destacó.
Durante la campaña electoral, Trump amenazó con medidas que podrían tener consecuencias trascendentales para los países del continente, desde una guerra comercial con la Unión Europea a la retirada de los compromisos de la OTAN y un cambio fundamental en el apoyo a Ucrania en su guerra contra Moscú.
En su primer mandato (2017-2021), el republicano presionó a los miembros europeos de la OTAN para elevar su gasto en defensa por encima del 2% de su producto interno bruto, y para depender menos de la cobertura militar de Estados Unidos.
En ese sentido se han registrado avances: este año, los socios europeos de la OTAN invertirán en defensa un 50% más que hace 10 años, según el informe.
Pero los problemas persisten, indicó el Instituto, que mencionó la falta de estabilidad en la financiación pública que “limita la capacidad de la industria (de defensa) para invertir con confianza”.
Además, “los obstáculos regulatorios y la aplicación de normas ambientales, sociales y de gobernanza seguirán actuando como barreras para la inversión”, afirmó.
La industria de defensa de Europa logró aumentar la producción de algunos productos después de 2022, especialmente aquellos con alta demanda por parte de Ucrania, como las defensas antiaéreas y la artillería. Pero los aliados han donado también sus propias armas a Kiev, incluyendo aviones de combate F-16, y “siguen dependiendo de Estados Unidos para algunos aspectos importantes de su capacidad militar” —mirando también a Brasil, Israel y Corea del Sur— para satisfacer sus necesidades debido a la falta de capacidad de producción.
La competencia con las industrias civiles por las materias primas y los profesionales cualificados dificulta la situación de la de defensa, apuntó el reporte.
El instituto advirtió también que muchos ejércitos europeos no tienen suficientes efectivos. Una lección aprendida de la guerra en Ucrania es “que los países necesitan tropas considerables para enfrentar y derrotar el ataque enemigo, pero también fuerzas suficientes para regenerarse después de la pérdida de combatientes”.
Según ese estándar, “las fuerzas armadas europeas clave siguen estando por debajo de la fuerza necesaria”.
Los europeos tienen un largo camino por recorrer para renovar sus capacidades de defensa, advirtió el informe.
“Las fuerzas, los presupuestos y las capacidades industriales de defensa se redujeron debido a decisiones políticas de los gobiernos. Estos mismos gobiernos necesitan redescubrir ahora la ‘memoria muscular’ de la defensa y la seguridad, asegurando una atención y una inversión políticas sostenidas para enfrentar las nuevas realidades estratégicas en Europa”, concluyó el centro de estudios.
(AP)