Vladimir Putin ratificó este sábado el tratado de asociación estratégica integral firmado entre los regímenes de Rusia y Corea del Norte en junio pasado y que incluye una cláusula de asistencia militar mutua en caso de agresión, mientras Ucrania y Occidente denuncian la presencia de militares norcoreanos en territorio ruso.
El correspondiente documento, publicado en el portal de información legal del Estado ruso, establece que si una de las partes firmantes es objeto de un ataque armado, la otra le proporcionará inmediatamente asistencia militar y de otro tipo.
Putin y el dictador norcoreano Kim Jong-un firmaron el tratado durante la primera visita del jefe del Kremlin a Pyongyang en casi un cuarto de siglo.
Según Ucrania y algunos de sus aliados, el régimen de Corea del Norte ha desplegado ya en Rusia unos 11.000 soldados. Algunos de ellos se habrían incorporado ya a las tropas rusas que combaten al Ejército ucraniano en la región rusa de Kursk, fronteriza con Ucrania y ocupada parcialmente por las fuerzas de Kiev desde agosto.
Rusia, que hasta ahora no ha confirmado ni desmentido la presencia de tropas norcoreanas en su territorio, asegura que el tratado con el régimen de Pyongyang es de “naturaleza defensiva y no está dirigido contra la seguridad de terceros países”.
El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Seguridad, Josep Borrell, alertó este sábado en Kiev de que la incorporación de soldados norcoreanos a las tropas rusas que luchan contra Ucrania supone una “globalización de la guerra” que tendrá consecuencias tanto en la región como en el Lejano Oriente.
Borrell destacó la necesidad de incrementar la presión diplomática sobre Corea del Norte para evitar que Pyongyang envíe a más soldados a combatir con Rusia y afirmó que su reciente viaje a Corea del Sur para coordinar reacciones con Seúl es un paso en este sentido.
El jefe de la diplomacia europea insistió en que los socios occidentales de Ucrania deben permitirle utilizar su armamento para atacar objetivos militares situados dentro de la Federación Rusa, una exigencia de Kiev que por el momento no ha recibido luz verde.
“Pérdidas” norcoreanas
Por otra parte, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, aseguró el jueves que las tropas norcoreanas que luchan en las filas del Ejército de Rusia contra las fuerzas ucranianas en la región de Kursk ya han sufrido las primeras bajas en combate.
“Sí, ya ha habido pérdidas. Es un hecho”, dijo Zelensky en Budapest en una rueda de prensa celebrada al término de la cumbre de la Comunidad Política Europea que tuvo lugar en la capital húngara.
Zelensky advirtió una vez más que Putin está observando la reacción de la comunidad internacional a la entrada de soldados regulares de otro país en la guerra. Y volvió a mostrarse convencido de que Putin incorporará a su Ejército más soldados extranjeros si este primer despliegue no recibe una respuesta occidental más firme y concreta que la que los aliados de Ucrania han dado hasta ahora.
“Putin siempre mira qué reacción tiene el mundo, y por el momento la reacción no es suficiente”, concluyó el jefe del Estado ucraniano.
Pese a la constante presión rusa y a la llegada a la zona de soldados norcoreanos, Ucrania controla al menos 620 kilómetros cuadrados de territorio en la región de Kursk de la Federación Rusa, tres meses después del inicio de su ofensiva transfronteriza sorpresa.
Según el comandante en jefe del Ejército ucraniano, Oleksandr Sirski, Rusia concentra en Kursk unos 45.000 soldados con el objetivo de expulsar a las tropas ucranianas de la región. Pese a ello, Ucrania “continúa destrozando al enemigo”, según declaró Sirski, y Rusia ha perdido en los combates en Kursk más de 20.000 soldados entre muertos (cerca de 8.000) y heridos (unos 12.200) y más de un millar de unidades de equipamiento militar.
(Con información de EFE)