Mia-Ann Myerscough, una niña de 9 años, murió tras ahogarse en la bañera de su hogar en Bridgend, Gales del Sur, luego de sufrir una convulsión en septiembre de 2021. La madre de Mia-Ann había dejado el baño para buscar un juguete que la calmara en el momento en que la niña quedó sola y ocurrió el fatal incidente. La investigación sobre su muerte se llevó a cabo en el Tribunal Forense de Pontypridd, en el Reino Unido, el 5 de noviembre de 2024, y fue clasificada oficialmente como accidental, de acuerdo con un informe citado por People.
Según el reporte, Mia-Ann fue encontrada parcialmente sumergida en la bañera por la pareja de su madre, Vernon Ward, quien escuchó un ruido desde otra habitación de la casa. Al entrar al baño, Ward descubrió a la niña y procedió a llamarla y a intentar maniobras de reanimación, informó People. Pese a los esfuerzos, Mia-Ann fue declarada muerta al día siguiente, 13 de septiembre de 2021, en el Hospital Universitario de Gales en Cardiff. La madre, identificada como Julia, explicó que había bajado a buscar el muñeco de peluche favorito de su hija, “Danny Dog”, con la intención de que se calmara, según Wales Online.
Durante la audiencia, Julia comentó que había dejado el grifo de la bañera cerrado antes de salir del baño. La investigación también reveló que Mia-Ann había mostrado signos de agitación en el baño y que el juguete se buscaba para reconfortarla en un momento de inquietud. Julia detalló al asistente forense Andrew Morse que la niña estaba sentada en la esquina de la bañera junto a sus muñecos cuando la dejó sola momentáneamente, según el medio local Wales Online. Ward escuchó un “golpe” y, al no recibir respuesta tras llamarla, subió al baño y la encontró inconsciente en el agua.
Mia-Ann padecía epilepsia relacionada con el gen PCDH19, un raro trastorno que puede causar convulsiones intensas y recurrentes desde la infancia, explicó el Dr. Alok Gaurav, consultor de los servicios infantiles de la Junta de Salud de la Universidad Cwm Taf Morgannwg, en declaraciones recogidas por Wales Online. Este síndrome afecta principalmente a mujeres y suele manifestarse en episodios repetidos de convulsiones febriles y no febriles antes de los tres años. En algunos casos, también está asociado a dificultades cognitivas, rasgos autistas y comportamientos atípicos, según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). De acuerdo con el Dr. Gaurav, la epilepsia de Mia-Ann había estado “bien controlada” desde 2019 y la niña no había presentado convulsiones en los dos años previos a su fallecimiento.
Sin embargo, la investigación reveló que Mia-Ann sí tenía antecedentes de episodios epilépticos previos y que su madre contaba con experiencia en el trato de familiares con trastornos convulsivos, informó The Mirror. Julia detalló que, si bien estaba acostumbrada a manejar estas situaciones, no consideraba que su hija corriese el riesgo de experimentar una convulsión en ese momento específico. El conocimiento de la madre sobre el manejo de convulsiones familiares no evitó que ocurriera el accidente fatal, señalaron las fuentes de la audiencia.
El Dr. Stephen Leadbeatter, profesor de patología forense de la Universidad de Cardiff, intervino durante la investigación para examinar las circunstancias específicas del fallecimiento. Leadbeatter indicó que, si bien no se puede confirmar si la niña estuvo sumergida en el agua por completo, el contacto de su nariz y boca con el agua fue suficiente para provocar la inmersión, en especial debido a su condición epiléptica, citó People. El Dr. Leadbeatter agregó que, en su evaluación, la combinación de la convulsión y el contacto con el agua representaron factores decisivos en el desenlace.
La investigación forense confirmó que la causa médica de la muerte fue “inmersión en una niña con epilepsia relacionada con PCDH19″ y catalogó la muerte de Mia-Ann como un accidente, según Mail Online. Este hallazgo, que se basó en el análisis de las circunstancias y antecedentes de salud de la niña, refuerza la susceptibilidad que ciertos síndromes epilépticos pueden tener ante situaciones de inmersión, sobre todo cuando los pacientes están sin supervisión durante convulsiones, señaló el Dr. Leadbeatter.
La investigación concluyó que la situación en que ocurrió el fallecimiento de Mia-Ann Myerscough podría haberse debido a un momento imprevisto de crisis convulsiva mientras estaba en el agua. La audiencia de Pontypridd dejó en claro que el suceso fue un accidente, ya que no existía evidencia que indicara intención negligente o deliberada en el cuidado de la niña, según el registro obtenido por People. El caso subraya los riesgos a los que se exponen las personas con epilepsia, incluso cuando el trastorno parece estar controlado, y la importancia de extremar precauciones en contextos como el baño, cuando las convulsiones pueden convertirse en un factor de riesgo adicional.