El Banco de Inglaterra redujo este jueves los tipos de interés en el Reino Unido en un cuarto de punto, del 5 al 4,75 %, su segundo recorte en 2024, ante la tendencia a la baja de la inflación.
El índice de precios al consumo (IPC) cayó al 1,7 % en los doce meses hasta septiembre -frente a un 2,2 % en agosto-, la primera vez que se situó por debajo del objetivo oficial del banco central del 2 % desde principios de 2021.
El IPC británico alcanzó su pico histórico de un 11,10 % en octubre de 2022, por el encarecimiento de la energía con la guerra en Ucrania.
El banco central redujo los tipos por primera vez este año, hasta el 5 %, el pasado agosto, del 5,25 % que alcanzaron en agosto de 2023. Previamente, habían ido subiendo gradualmente desde su mínimo del 0,1 % marcado en marzo de 2020, al inicio de la pandemia de coronavirus.
El Comité de Política Monetaria (MPC, en inglés) votó esta semana por recortar los tipos por una mayoría de 8 miembros frente a uno, que optaba por mantenerlos en el 5 %.
Al anunciar la decisión, el Banco de Inglaterra explicó hoy que “se han producido avances constantes en la desinflación, en particular a medida que se han atenuado previos ‘shocks’ externos”, si bien subrayó que “las presiones inflacionarias internas restantes se resuelven más lentamente”.
Aunque dependerá de la evolución de esas presiones, el gobernador de la entidad, Andrew Bailey, anticipó que “es probable que las tasas sigan bajando gradualmente a partir de ahora”.
Al evaluar el contexto económico, el banco central tuvo en cuenta el presupuesto del Estado presentado el pasado miércoles por el nuevo Gobierno laborista, el primero desde que ganó las elecciones el 4 de julio, poniendo fin a 14 años de mandato conservador.
En el futuro, el MPC deberá considerar asimismo el efecto de las medidas económicas y arancelarias que aplique la Administración del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
El Gobierno laborista presentó el 30 de octubre un presupuesto anual con la mayor subida de impuestos y de la inversión estatal de la historia reciente en este país.
La ministra de Economía, Rachel Reeves, aumentó la carga tributaria sobre todo a las empresas para recaudar 40.000 millones de libras (casi 50.000 millones de euros), destinados en parte a eliminar el déficit presupuestario de 22.000 millones (26.340 millones de euros) que aseguró haber heredado de los ‘tories’.
Al mismo tiempo, reveló planes de inversión en educación, sanidad, defensa y transporte que supondrán un incremento anual del gasto de unos 70.000 millones de libras (84.000 millones de euros), según la Oficina de responsabilidad presupuestaria (OBR, en inglés).
En base al presupuesto, la OBR, que supervisa las finanzas públicas, estimó que la economía británica crecerá un 1,1 % este año, frente al 0,1 % de 2023, y un 2 % en 2025, por encima de lo pronosticado en marzo, bajo el anterior Gobierno.
Sin embargo, la OBR rebajó las previsiones para 2026, de un 2 % a un 1,8 %; 2027, del 1,8 % al 1,5 %; y 2028, del 1,7 % al 1,5 %, si bien admitió que las cifras de referencia de marzo son ahora inválidas porque el Ejecutivo conservador le ocultó datos.
Reeves celebró este jueves que la rebaja de los tipos “será bienvenida por muchas familias”, en especial las que tienen hipotecas, pero dijo ser consciente de “los desafíos que aún afrontan muchas familias” por el aumento del coste de la vida.
(Con información de EFE)