La catedral de Notre Dame de París recibió este jueves tres nuevas campanas, un mes antes de su reapertura, entre ellas la que estuvo en el Estadio de Francia durante los Juegos Olímpicos de París 2024.
El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos entregó la campana que resonó durante el verano olímpico en el estadio donde se disputaron las pruebas de atletismo y de rugby a 7, y que había sido grabada con la leyenda ‘París 2024′.
“Esta donación busca conservar el espíritu de los Juegos en uno de los lugares más emblemáticos de Francia”, declaró Tony Estanguet, presidente del Comité Organizador de París 2024.
Estanguet expresó que la campana será “un símbolo de esperanza y unidad para los fieles y visitantes de todo el mundo” y añadió que “con este acto se cierra el círculo”, recordando que la catedral fue parte de la ceremonia de apertura olímpica.
Recordó que el desfile de barcos de la ceremonia de apertura pasó junto a la catedral, y que “Notre-Dame, en algún lugar, también resonó un poco entre nosotros durante estos Juegos, durante toda la duración de las competiciones”.
“Es una profunda felicidad ver que la campana que hizo vibrar durante los Juegos ahora forma parte de un lugar tan sagrado”, destacó.
Por su parte, el rector de Notre Dame, monseñor Olivier Ribadeau Dumas, subrayó el simbolismo de las campanas, especialmente la que llegó desde el estadio olímpico.
Ribadeau Dumas también destacó que “cada vez que se escuchen sus sonidos desde las torres de la catedral, se recordará que estos Juegos Olímpicos han dejado una huella en el patrimonio, un eco de esperanza que sigue sonando desde el corazón de París”.
La ceremonia culminó con la bendición de las campanas y un toque simbólico de las mismas realizado por Estanguet y otros representantes del Comité Organizador.
Las tres nuevas campanas, afinadas en tres tonos diferentes, se integrarán al conjunto sonoro de la catedral y sonarán diariamente durante las misas.
Junto con otras restauradas tras el incendio que devastó la catedral en 2019, están listas para recibir a miles de fieles y visitantes cuando Notre Dame reabra oficialmente sus puertas el próximo 7 de diciembre.
Notre Dame prepara su reapertura
El incendio que la devastó en 2019 había consternado al mundo entero, pero cinco años después, la catedral de Notre Dame de París ha recuperado su belleza y se prepara para recibir a sus primeros visitantes el 7 de diciembre.
Notre Dame tiene casi 1.000 años de antigüedad: la construcción de la catedral, con sus impresionantes gárgolas, comenzó hacia 1163. La construcción se extendió durante dos siglos, hasta 1345.
Cinco años de una obra titánica, en la que participaron 250 empresas y cientos de artesanos, con un coste de casi 700 millones de euros (unos 770 millones de dólares) financiados por 846 millones de euros en donaciones provenientes de 150 países, logró que Notre Dame renazca de sus cenizas.
Una aguja idéntica
Símbolo de la renovación de la catedral, la aguja, una torre alta y puntiaguda que se había derrumbado ante los ojos atónitos de los parisinos y de millones de telespectadores en todo el mundo, se eleva de nuevo hacia el cielo, idéntica a la diseñada por el arquitecto del siglo XIX Eugène Viollet-le-Duc.
Aunque todavía hay grúas sobre la joya parisina y se mantienen andamios en algunos lugares, la obra excepcional se acerca a su fin.
En la explanada junto al río Sena, los turistas, aún a distancia detrás de vallas coronadas con alambres de púas en algunos lugares, se agolpan diariamente para intentar ver los últimos trabajos exteriores, incluida la colocación de un nuevo pavimento de losas de piedra caliza frente al gran portal principal.
Notre Dame había recibido 12 millones de visitantes en 2017. La diócesis y el organismo público esperan recibir “entre 14 y 15 millones” tras la reapertura, que incluirá una nueva señalización, un plan de circulación rediseñado y un sistema de reserva en línea.
La idea de cobrar la entrada a los turistas fue lanzada en octubre por el gobierno francés, reavivando el debate sobre la financiación del patrimonio religioso.
Cuando los fieles y visitantes ingresen a la catedral descubrirán un eje central despejado, un mobiliario litúrgico completamente nuevo y minimalista en bronce oscuro, un muro-relicario contemporáneo de madera de cedro y vidrio formando una aureola que alberga la corona de espinas de Cristo, y una catedral luminosa como nunca antes.
Las paredes, ennegrecidas por el incendio y el tiempo, han recuperado la claridad.
Los vitrales, que no sufrieron daños durante el incendio, se limpiaron y restauraron y ahora revelan sus colores brillantes, al igual que las decoraciones pintadas de las capillas realizadas por Viollet-le-Duc, que contrastan con el suelo ajedrezado en blanco y negro.
El público también redescubrirá los grandes “mays” restaurados, unos grandes cuadros destinados al altar y que eran encargados cada año en el mes de mayo a grandes artistas, entre 1630 y 1707, por la corporación de orfebres que los regalaba a la catedral.
El templo ha recuperado sus ocho campanas y recibirá este jueves la que presidió el Estadio de Francia durante los Juegos Olímpicos.
En cuanto a la ceremonia para la reapertura, a la cual el papa Francisco, inicialmente previsto, no asistirá finalmente, se han dado pocos detalles hasta ahora.
El arzobispo de París, Laurent Ulrich, anunció que el presidente Emmanuel Macron tomará la palabra en la catedral el 7 de diciembre y que se podrá escuchar de nuevo el órgano, que ha sido “completamente desmontado, limpiado y restaurado”.
Habrá una misa el 8 de diciembre en la catedral para consagrar el nuevo altar. Tras esta ceremonia habrá otros eventos para dar las gracias a todos los que contribuyeron a la restauración de la catedral.
(Con información de EFE)