Un joven de 15 años murió este sábado tras recibir un disparo en la cabeza durante un violento enfrentamiento entre bandas de narcotraficantes en Poitiers, una ciudad del oeste de Francia.
La víctima, que llevaba desde el jueves en estado crítico, finalmente no pudo sobrevivir a las heridas. El fiscal regional confirmó el deceso, mientras el país continúa conmocionado por el aumento de la violencia vinculada al tráfico de drogas.
El incidente, ocurrido en el barrio de Les Couronneries, ha sido uno de los más graves registrados recientemente en la región. Se trata de una zona densamente poblada, con numerosos edificios de protección oficial, habitada por unas 20.000 personas y marcada por la alta actividad del narcotráfico.
Testigos describen cómo el tiroteo comenzó alrededor de las 23:00 horas en la terraza de un restaurante de comida rápida ubicado en la plaza Coimbra. A pesar de que la policía encontró al menos 12 impactos de bala y una sola arma en el lugar, aún no se ha detenido a ningún sospechoso.
Un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, se desplazó hasta Poitiers el viernes, describiendo la situación como un “punto de inflexión” y advirtiendo de la urgencia de una intervención decidida.
“Son traficantes que emplean los medios más brutales para ajustar cuentas y satisfacer su avaricia. Pero esto no ocurre en Sudamérica, sino en Rennes y Poitiers. Estamos en un punto de inflexión. Tenemos que elegir entre una movilización general y la mexicanización del país”, afirmó en un discurso que hizo eco en los medios nacionales.
Sus palabras no son una exageración aislada. El incidente en Poitiers se suma a una serie de episodios de violencia extrema en otras ciudades como Marsella, Grenoble y Cavaillon, donde las bandas rivales desafían abiertamente a las fuerzas del orden.
Hace apenas un mes, en Marsella, otro adolescente de 15 años fue asesinado brutalmente: apuñalado medio centenar de veces y quemado vivo en un ajuste de cuentas.
En Cavaillon, una ramificación de la DZ Mafia —una organización nacida en los barrios del norte de Marsella— llevó a cabo un ataque incendiario contra una comisaría tras una redada en la que la policía decomisó una importante cantidad de drogas.
En Grenoble, la situación es igualmente alarmante. Los episodios de violencia se han vuelto casi semanales, mientras las bandas disputan el control de las rutas de tráfico y puntos de venta en los barrios periféricos.
Estos conflictos han elevado las tensiones entre la ciudadanía y las autoridades, poniendo en evidencia las dificultades de las fuerzas del orden para contener a los grupos criminales.
Escalada de violencia y colapso del orden
El jueves por la noche, el tiroteo en Poitiers no solo dejó cinco heridos de gravedad -uno murió este sábado-, sino que desató una batalla campal entre unas 60 personas que se acusaban mutuamente de estar vinculadas a los responsables de los disparos.
La policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a la multitud y evitar una escalada aún mayor de la violencia.
Jean-Marie Girier, prefecto de Vienne, explicó a la cadena BFMTV que aunque “varios cientos de personas” se congregaron en la zona, solo una fracción de ellas participó directamente en los enfrentamientos.
Sin embargo, la situación se complicó cuando familiares de una víctima herida fueron a buscar a un sospechoso, acusándolo de estar involucrado en el ataque.
Testigos señalaron al diario francés Le Figaro que la intervención policial fue necesaria para evitar lo que parecía un intento de secuestro por parte de los familiares, quienes intentaban obtener información sobre el autor del disparo.
(Con información de agencias)