La ministra de Economía del Reino Unido, Rachel Reeves, anunció este miércoles el primer proyecto presupuestario de los laboristas desde su llegada al Gobierno en julio. En el centro de la propuesta destaca un incremento de impuestos que alcanzaría las 40.000 millones de libras (USD 52.000 millones), lo que representa el mayor aumento en porcentaje del PIB desde 1993.
La iniciativa tiene como objetivo restaurar las finanzas del país y fortalecer los servicios públicos, como el sistema sanitario y la educación, tras décadas de ajustes.
Durante la presentación de los presupuestos, Reeves enfatizó que el plan económico busca proteger a los trabajadores mediante medidas para aliviar el coste de la vida. Sin embargo, advirtió que “se requerirán decisiones difíciles en materia fiscal” y anticipó que tanto las empresas como las personas de mayores ingresos deberán “pagar la parte que les corresponde”. Reeves añadió que estos ajustes buscan hacer el sistema impositivo más justo.
La mayor parte del aumento de impuestos provendrá de un ajuste en la tasa de la Seguridad Social del empleador, que se elevará en 1,2 puntos porcentuales, alcanzando el 15% a partir del 6 de abril de 2025. Este incremento generará unos 25.000 millones de libras anuales.
Además, el proyecto presupuestario incluye una reducción del umbral salarial a partir del cual los empleadores deben contribuir a la Seguridad Social, que pasará de 9.100 libras a 5.000 libras anuales.
Los Presupuestos contemplan un aumento del impuesto sobre las ganancias de capital, que subirá del 10% al 18% para quienes paguen la tasa más baja, y del 20% al 24% para quienes paguen la tasa más alta, mientras que las tasas de propiedad residencial se mantendrán sin cambios entre el 18% y el 24 por ciento.
El texto también propone un conjunto de medidas para desalentar actividades perjudiciales para la salud. Entre ellas, se destaca el incremento progresivo de los impuestos sobre el tabaco y la implementación de un nuevo impuesto al vapeo a partir de octubre de 2026. Esta última medida se acompañará de un aumento adicional del impuesto al tabaco, con el fin de mantener un incentivo financiero que favorezca el vapeo sobre el consumo de cigarrillos tradicionales.
Con el objetivo de combatir la obesidad y otros problemas derivados del alto consumo de azúcar, se incrementará el impuesto a la industria de refrescos durante los próximos cinco años para ajustar su valor según la inflación acumulada desde su última actualización en 2018. A partir de entonces, este impuesto se ajustará anualmente en línea con la inflación.
El Gobierno británico argumentó durante la presentación del Presupuesto que “recibió una herencia difícil” de los conservadores, con un déficit anual de 22.000 millones de libras esterlinas y una deuda pública “en su nivel más alto desde los años 60″. Además, señaló que se enfrentan a planes de gasto poco realistas y a un nivel de vida que lleva años estancado.
“Este Presupuesto toma las decisiones difíciles sobre impuestos, gasto y bienestar para restablecer la estabilidad económica y fiscal, de modo que el Gobierno pueda invertir en el futuro del país y lograr su misión de crecimiento”, defendió Reeves.
Así, además de los aumentos de impuestos anunciados, el Presupuesto busca restaurar la estabilidad económica del país y dar inicio a una “década de renovación nacional”. Para ello, planea destinar más de 100.000 millones de libras en inversión pública durante los próximos cinco años en infraestructura clave, como carreteras, ferrocarriles, escuelas y hospitales, mientras mantiene la deuda en una trayectoria descendente.
“Este Gobierno no volverá a la austeridad y, en cambio, impulsará la inversión para reconstruir Gran Bretaña invirtiendo en el tejido social del país y apoyando a las industrias del futuro”, afirmó.
En su análisis del proyecto, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR por sus siglas en inglés) advierte de que el Presupuesto desacelera el ritmo de reducción del déficit en relación con los planes del Gobierno anterior. Sin embargo, prevé que la deuda neta como porcentaje del PIB disminuirá del 98,4% este año al 97,1% para finales de la década.
En cuanto al impacto sobre la actividad, la OBR considera que las políticas presupuestarias brindan un impulso temporal al PIB en el corto plazo y cierto efecto de desplazamiento de la actividad privada en el medio plazo, con un impulso al PIB estimado en 0,6 puntos en su punto máximo en 2025-26, que se desvanecerá durante el resto del pronóstico.
Se anticipa, por lo tanto, que el crecimiento del PIB real se recupere desde casi cero el año pasado hasta alcanzar el 1,1% este año, el 2% en 2025 y el 1,8% en 2026, antes de descender nuevamente a alrededor del 1,5% en los años siguientes.
(Con información de Europa Press)