Los partidos de oposición de centroizquierda en Lituania celebraban el lunes su victoria tras imponerse a la coalición de centroderecha que gobierna el país en la última ronda de las elecciones nacionales.
Con el 100% de los votos contabilizados tras la consulta del domingo, los socialdemócratas consiguieron 52 parlamentarios en la cámara de 141 puestos, el Seimas, y pusieron fin a cuatro años de gobierno de la Unión Nacional que lidera la primera ministra conservadora Ingrida Šimonytė.
El Partido Socialdemócrata comenzará las negociaciones para formar un gobierno con dos partidos centroizquierda más pequeños, Unión Democrática y la Unión de Campesinos y Verdes, que ganaron 14 y 8 escaños, respectivamente. Se espera que la coalición controle al menos 74 escaños.
La Unión Nacional de Šimonytė sólo consiguió 28 puestos en las elecciones de dos rondas.
Vilija Blinkevičiūtė, que lidera a los socialdemócratas, agradeció la victoria a sus seguidores mientras una multitud celebraba y vitoreaba en el centro de Vilna el domingo.
“Estoy muy agradecida al pueblo de Lituania que fue tan activo hoy votando por nosotros”, dijo. “Los resultados han demostrado que la gente quiere cambio, un gobierno completamente diferente”.
El resultado fue una sorpresa para los conservadores en el gobierno, que tras la primera ronda electoral esperaban conseguir apenas dos parlamentarios menos que los socialdemócratas.
Los analistas habían estimado que Lituania continuaría su patrón histórico, en el que los votantes tienden a cambiar de postura cada cuatro años.
Šimonytė reconoció la derrota y aludió a esos precedentes. “Es como son las cosas en Lituania, en cada votación vemos al péndulo cambiar en una dirección u otra”, dijo a la prensa. “Respetamos la voluntad de los votantes”.
Las elecciones en Lituania, que limita con el exclave ruso de Kaliningrado al oeste y con Bielorrusia al este, se producían mientras la guerra de Rusia en Ucrania aviva los temores sobre las intenciones de Moscú, en especial en la estratégica región del Báltico.
Los analistas no esperaban cambios significativos en la política exterior lituana. El país miembro de la Unión Europea y de la OTAN es un firme defensor de Ucrania.
El gobierno saliente fue criticado por las estrictas medidas que aprobó durante la pandemia, y muchos se quejaron de que su gobierno no había hecho suficiente parra ayudar a las empresas durante el confinamiento. Otros dijeron que miles de personas no tenían un acceso adecuado a atención médica.
Šimonytė también ha sido criticada por su gestión de la llegada de migrantes desde Bielorrusia. Lituania afirma que su vecino al este, al igual que Rusia, organizó el movimiento de personas que en su mayoría procedían de África y Oriente Medio.
Aunque el país tiene un crecimiento de la renta per capita anual de dos dígitos y una de las tasas de inflación más bajas en el bloque de 27 naciones, la mayoría de los votantes no parecía impresionada.
Los resultados implican que puede formarse un gobierno sin el populista Nemuno Aušra, que quedó tercero con 20 escaños. Su líder, Remigijus Žemaitaitis, tuvo que renunciar del Parlamento este año por hacer declaraciones antisemitas.
Tras conocer los resultados, Gabrielius Landsbergis, ministro lituano de Exteriores, anunció su renuncia como líder de la Unión Nacional y dijo que abandonaba la política.
La participación del domingo fue del 41,31%, una de las más altas en una segunda vuelta en el país.
(Con información de AP)