El partido gobernante Sueño Georgiano -afín a la Rusia de Putin- va camino de ganar las elecciones legislativas en Georgia, una victoria rechazada por la oposición proeuropea, que denuncia unas “elecciones robadas” y “un golpe constitucional” en este país del Cáucaso.
Poco después de que cerraran los centros, a las 19:00 hora local, la Comisión Electoral Central (CEC) difundió los datos preliminares que apuntaron a que, tras el escrutinio del 70% de las mesas, el gobernante Sueño Georgiano consiguió el 53% de los votos, frente al 32,28% de la coalición opositora -11,2% de Coalición por los Cambios, el 9,8% de Unidad, el 9,04% de Georgia Fuerte y el 8,2% de Gajaria por Georgia-.
“Tal y como muestran los resultados publicados por la Comisión Electoral Central, Sueño Georgiano se ha asegurado una sólida mayoría” en el nuevo Parlamento, declaró a los periodistas el secretario ejecutivo de la agrupación política , Mamuka Mdinaradze.
Si bien todos los partidos accederán al Parlamento por haber superado el umbral mínimo del 5 por ciento, lo cierto es que las cifras del oficialismo le permitirán gobernar en solitario, algo que la coalición buscaba evitar, con miras a limitar sus decisiones antioccidentales.
La oposición, sin embargo, tildó los resultados de fraudulentos y se negó a reconocer la victoria del oficialismo. La presidente del Movimiento Nacional Unido, Tinatin Bokuchava, aseguró tras conversar con el resto de las facciones disidentes que “no aceptamos los resultados de las elecciones robadas y no tenemos la intención de reconocerlas”, a la par que aseguró que lucharán “por recuperar el futuro europeo”.
“La Comisión Electoral Central cumplió con el encargo sucio de (el oligarca fundador de Sueño Georgiano) Bidzina Ivanishvili (quien) le robó la victoria al pueblo de Georgia y, así, robó su futuro europeo. Lucharemos como nunca antes”, prometió.
Asimismo, el líder de la Coalición por los Cambios, Nikoloz Gvaramia, acusó al Gobierno de haber perpetrado “un golpe de Estado al sistema constitucional” y sostuvo que, tarde o temprano, “tendrá que reconocer la victoria de la oposición”. “No reconocemos los resultados de las elecciones. En Georgia ha tenido lugar la usurpación de poder”, denunció.
La polémica por los votos data de antes de que el organismo electoral brindara estos primeros datos, cuando tanto el oficialismo como la oposición se habían proclamado ganadores.
Un sondeo a pie de urna realizado por la encuestadora estadounidense Edison Research había apuntado que la unión de cuatro alianzas disidentes había conseguido el 51,9% de los votos frente al gobernante Sueño Georgiano, que solo se había hecho con el 40,9 por ciento. “El pueblo georgiano y Europa han ganado”, se adelantó a decir Bokuchava, líder del Movimiento Nacional Unido, mientras que Salomé Zurabishvili, la actual presidente opositora, celebró la victoria de la “Georgia europea”.
La oposición “ganó con el 52% de los votos, pese a los intentos de manipular el escrutinio”, agregó.
No obstante, a la par de estos dichos surgieron las voces oficialistas, que también se atribuyeron el triunfo. Una encuesta a pie de urna realizada por el canal de televisión pro gubernamental Imedi otorgó a Sueño Georgiano el 56,1% de los votos, frente al 35,2% de los de la alianza opositora. “El pueblo de Georgia sabe lo que es mejor para su país y, hoy, ha hecho oír su voz con esta victoria abrumadora”, escribió en sus redes sociales el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, acusado de ser cercano al oficialismo de Tiflis y a Vladimir Putin.
Estas elecciones parlamentarias son claves para Georgia y su futuro, que se debate entre una inclinación pro europea o pro Rusia, que implica también vínculos con regímenes como el de Xi Jinping, Kim Jong-un y el ayatollah Alí Khamenei. Así, las opciones de los votantes se redujeron a dos muy simples: Sueño Georgiano, actualmente en el Gobierno, criticado por Occidente por su afinidad con el Kremlin, su negativa a sancionar la guerra en Ucrania y la aprobación de leyes similares a las de Moscú, y una coalición de cuatro fuerzas opositoras, que buscan que el país retome la senda europea.
El pasado diciembre, la Unión Europea había concedido al país el estatus de candidato para integrar el bloque, lo que representó un importante paso en su camino por tender puentes con Occidente. Sin embargo, el discurso del Ejecutivo, alejado de los principios del viejo continente, llevaron a la UE a congelar el proceso de adhesión, tan solo unos meses más tarde, quedando en duda su silla allí.
Es por ello que la oposición consideraba clave una victoria en estos comicios en los que, por primera vez, los escaños serán repartidos únicamente en base al sistema proporcional, y con los que aspiraba a tener más peso a la hora de definir o limitar las acciones del Ejecutivo. Inclusive, había advertido que podría conformar un gobierno técnico en caso de no lograr la mayoría parlamentaria.
“Quiero vivir en Europa, no en Rusia”, dijo un votante de 18 años, a la salida de uno de los centros.
La elección transcurrió, en su mayoría, en un clima de paz y orden, y con el uso -también por primera vez- del sistema electrónico de Smartmatic, una multinacional que ya ha gestionado procesos de votación en otros países. No obstante, se han denunciado algunas irregularidades, como ocurrió en el distrito de Marneuli, al sur, donde un elector opositor grabó cuando una persona intentaba registrar más de un voto y generó, a continuación, un clima de violencia que llevó a la clausura del centro.
En total, 50,6% del padrón ejerció su derecho y manifestó su voluntad.
(Con información de AFP y EFE)