Las conversaciones secretas entre Putin y Elon Musk y un favor sobre Starlink en Taiwán

El jefe de estado ruso mantuvo charlas telefónicas con el magnate tecnológico, de acuerdo a una investigación de The Wall Street Journal. Pedidos personales, geopolítica y negocios

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Elon Musk y Vladimir Putin mantuvieron varias llamadas telefónicas en los últimos años, donde conversaron desde Taiwán hasta Ucrania y la conquista del espacio (Reuters)
Elon Musk y Vladimir Putin mantuvieron varias llamadas telefónicas en los últimos años, donde conversaron desde Taiwán hasta Ucrania y la conquista del espacio (Reuters)

Elon Musk, el magnate que maneja la carrera espacial privada y la infraestructura de internet satelital más ambiciosa, no parecía necesitar nada del Kremlin ni del presidente Vladimir Putin. Sin embargo, en los últimos meses de 2022, el fundador de SpaceX y el presidente ruso comenzaron a compartir una línea directa de contacto. La confirmación de sus conversaciones, obtenida por el gobierno estadounidense y revelada por fuentes europeas y rusas, ya había comenzado a generar escalofríos en los pasillos de la Casa Blanca y en el Pentágono, especialmente después de un pedido particular de Putin, de acuerdo a una investigación publicada por The Wall Street Journal.

En una de esas conversaciones, Putin -con la habilidad de un jugador de ajedrez en pleno juego de sombras- deslizó un mensaje insólito: le pidió a Musk que se abstuviera de activar Starlink sobre Taiwán. La razón, según los informantes, no nacía de la propia ambición territorial de Rusia, sino como un favor directo a Xi Jinping, el jefe del régimen de China y aliado estratégico de Moscú en el nuevo tablero geopolítico. Xi buscaba, según el Kremlin, asegurar la desconexión de Taiwán, mantener controlada la influencia exterior y evitar una eventual escalada.

La respuesta de Musk a la solicitud no trascendió, pero los hechos parecen hablar por sí solos. Aun cuando la cobertura de Starlink ha crecido a un ritmo vertiginoso, Taiwán sigue figurando como “próximamente” en el mapa de servicio.

A lo largo de estas conversaciones, el tono entre Musk y Putin se mantuvo calculadamente cortés, casi familiar, según las fuentes, aunque los temas que abordaban eran cualquier cosa menos casuales. Detrás de sus palabras parecía asomarse la mirada de dos titanes -uno de la industria y el otro del poder geopolítico- moviéndose con cautela en la frontera de sus respectivos intereses. El presidente ruso, frío y pragmático, encontró en Musk una especie de puente hacia el mundo occidental, alguien con acceso a los secretos de la defensa estadounidense y, al mismo tiempo, fuera de los rígidos marcos diplomáticos.

Fotografía de archivo de un estand de Starlink en una feria aeroespacial. La red está en "casi todos lados", salvo en Taiwán, aparentemente por pedido de Vladimir Putin (EFE)
Fotografía de archivo de un estand de Starlink en una feria aeroespacial. La red está en "casi todos lados", salvo en Taiwán, aparentemente por pedido de Vladimir Putin (EFE)

Nos interesa el futuro de la tecnología en el espacio,” había dicho Putin en una llamada a principios de año, refiriéndose a SpaceX y a los avances de Musk en el ámbito espacial. Según la información, las conversaciones giraron en torno a las perspectivas de cooperación y a la rivalidad en la carrera espacial, dos temas estratégicos que ambos manejaban con recelo y precisión. No había reproches, sino una extraña diplomacia de conveniencia, nacida en el contexto de un creciente aislamiento ruso.

El tema más delicado que surgió en las discusiones fue la expansión de Starlink y su presencia potencial en puntos calientes de conflicto global. En esta línea, Putin no se limitó al pedido sobre Taiwán: en varias de sus interacciones, dejó claro que la presencia de Starlink sobre áreas sensibles de Ucrania era una línea roja para Rusia, particularmente en la península de Crimea. Como Moscú veía la situación, la red de satélites no debía convertirse en una herramienta ofensiva que facilitaría ataques ucranianos sobre objetivos rusos.

Musk, según reportes de testigos, defendió la neutralidad de Starlink como una “red de comunicación civil”, destacando que no pretendía ser un aliado en operaciones militares ofensivas. No obstante, su decisión de limitar el uso de Starlink en Ucrania para fines de ataque y su respuesta al pedido de Putin sobre Taiwán reflejaron un creciente interés en evitar cualquier escalada directa con Rusia.

“Todo lo necesario para evitar una catástrofe nuclear,” habría dicho Musk, en otro contexto, al referirse a la crisis ucraniana.

Las posturas de Elon Musk frente a Ucrania se han transformado desde el inicio de la invasión rusa, cuando su apoyo parecía inequívoco. En febrero de 2022, apenas comenzaron los ataques rusos, Musk no dudó en enviar Starlink, su red de internet satelital, a las fuerzas ucranianas, permitiendo comunicaciones vitales en áreas devastadas.

Los mensajes de Musk en X (antes Twitter) eran tan contundentes como simbólicos: “Hold Strong, Ukraine”, escribía, seguido de emojis de banderas ucranianas. En marzo, llevó el apoyo aún más lejos al retar al propio Putin en una especie de broma pública: un “combate uno a uno” por “Україна” (Ucrania, en ucraniano).

FOTO DE ARCHIVO: Elon Musk, consejero delegado de SpaceX y Tesla y propietario de X durante las sesiones de la Conferencia Global Milken 2024 en The Beverly Hilton en Beverly Hills, California, EE.UU., el 6 de mayo de 2024 (Reuters)
FOTO DE ARCHIVO: Elon Musk, consejero delegado de SpaceX y Tesla y propietario de X durante las sesiones de la Conferencia Global Milken 2024 en The Beverly Hilton en Beverly Hills, California, EE.UU., el 6 de mayo de 2024 (Reuters)

Sin embargo, a medida que el conflicto avanzaba y las amenazas de escalada nuclear crecían, Musk comenzó a distanciarse de esa postura de apoyo incondicional. Para septiembre de 2022, un episodio particularmente controvertido puso en evidencia el cambio: durante una operación planificada en Crimea, unidades ucranianas intentaron utilizar los terminales de Starlink para guiar drones de ataque hacia una base naval rusa en el Mar Negro. La operación fracasó porque Musk decidió no habilitar la cobertura en esa zona, un acto que sorprendió a las fuerzas ucranianas y dejó a sus drones sin conexión en pleno despliegue.

Cuando fue cuestionado, Musk defendió su decisión diciendo que Starlink había sido creado para “usos civiles” y no como un arma en operaciones militares ofensivas. En su opinión, un ataque sobre Crimea -anexada por Moscú en 2014- podría desencadenar una reacción catastrófica de parte de Rusia, hasta el punto de llevar el conflicto hacia un intercambio nuclear.

Para reforzar su posición, en octubre de ese año Musk lanzó en X una encuesta con una propuesta de paz que sorprendió al mundo: abogaba por mantener Crimea bajo control ruso, exigir la neutralidad de Ucrania y permitir que la región de Donetsk votara sobre su estatus político. En pocas horas, miles de usuarios expresaron su rechazo, acusándolo de ceder a las demandas del Kremlin. Sin embargo, Musk se mantuvo firme y defendió su propuesta como una vía para evitar una tragedia de proporciones globales.

Nada se sabía todavía de sus contactos con Putin.

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