La India y China alcanzaron un acuerdo sobre el patrullaje de la denominada Línea de Control Real (LAC) -la frontera entre ambos países-, completando la llamada desescalada en sus zonas fronterizas tras cuatro años del choque mortal entre las fuerzas de ambos países en el peor enfrentamiento entre las potencias vecinas en los últimos 45 años.
“Hemos alcanzado un acuerdo sobre el patrullaje y con ello estamos de vuelta en el punto donde la situación estaba en 2020″, dijo el ministro de Asuntos Exteriores de la India, Subrahmanyam Jaishankar, en un foro en Nueva Delhi.
El canciller indio añadió que el proceso de desescalada con China “se ha completado” con este acuerdo, que permitirá que la India pueda volver a llevar a cabo el patrullaje que ejercía en las zonas fronterizas entre ambas potencias asiáticas en el territorio de Ladakh, en el Himalaya, antes del choque de 2020.
“Como resultado de las conversaciones que han tenido lugar en las últimas semanas, se ha llegado a un acuerdo sobre las patrullas a lo largo de la línea de control real entre India y China”, había asegurado anteriormente en una rueda de prensa el secretario de Relaciones Exteriores de la India, Vikram Misri.
El anuncio llega en un momento crucial, justo un día antes del inicio de la cumbre de los BRICS en la ciudad rusa de Kazán, donde tanto el primer ministro indio Narendra Modi como el presidente chino Xi Jinping estarán presentes. Aunque no se ha confirmado una reunión bilateral entre ambos líderes, el foro ofrecerá una oportunidad para el diálogo directo.
Este acuerdo representa un avance significativo en las relaciones entre las dos potencias asiáticas, que se han mantenido tensas desde el enfrentamiento de 2020, el peor en casi medio siglo, que dejó al menos 20 soldados indios y cuatro chinos muertos. Desde entonces, ambos países han mantenido un gran despliegue de tropas en la región, participando en numerosas rondas de negociaciones diplomáticas y militares para reducir la fricción.
La disputa territorial entre India y China tiene raíces históricas profundas, incluyendo reclamos sobre regiones como Aksai Chin, administrada por China pero reclamada por India, y partes del estado indio de Arunachal Pradesh, que China considera parte del Tíbet.
Estas tensiones llevaron a una guerra fronteriza en 1962 y han sido una fuente constante de fricción diplomática.
El acuerdo actual sobre patrullas es visto como un paso crucial hacia la normalización de las relaciones, aunque los detalles específicos sobre su implementación aún no han sido revelados. Los analistas sugieren que este podría ser el comienzo de un proceso más amplio de desescalada y posiblemente conducir a una retirada gradual de las fuerzas desplegadas en la región fronteriza.
Sin embargo, la desconfianza persiste. India sigue recelosa de las intenciones de su vecino del norte y la frontera de 3.500 kilómetros sigue siendo un punto de tensión potencial entre dos países que compiten de manera encarnizada por una mayor influencia estratégica en el sur de Asia.