En el transcurso del conflicto en Ucrania, el mes de septiembre se ha destacado como el más sangriento para las fuerzas rusas, con un alto costo en términos de bajas humanas. Según funcionarios de Estados Unidos, el número de soldados rusos muertos y heridos ha superado los 615.000 desde el inicio de la guerra. El New York Times reportó que la naturaleza de este conflicto se asemeja a una guerra de desgaste. Un alto funcionario militar estadounidense explicó a ese medio que “es un estilo que los rusos comparan con ser arrojados a un picador de carne, con oficiales dispuestos a sacrificar miles de soldados”.
En la región del Donbás, las tropas rusas han logrado algunos avances, aunque incrementales. The Washington Post indicó que la táctica en el este de Ucrania ha sido una continua aportación de soldados a las líneas del frente, generando un entorno “rico en objetivos” para las fuerzas ucranianas, según describió un alto funcionario del Pentágono. Este funcionario también destacó que “es una especie de manera rusa de hacer la guerra”.
A pesar de estas pérdidas, el Kremlin evita una movilización a gran escala, optando en su lugar por reclutar entre 25.000 y 30.000 nuevos soldados cada mes. Un funcionario del Pentágono declaró a The Guardian que Vladimir Putin intenta evitar un repudio interno masivo al ofrecer bonificaciones sustanciales y otros incentivos para el reclutamiento voluntario. “Estamos observando de cerca cuánto tiempo podrá mantener esta postura”, añadió.
Los ataques más recientes en Avdiivka y Bakhmut resultaron en considerables bajas rusas en el pasado, aunque estas ofensivas se distribuyeron a lo largo de varios meses. El impulso actual en septiembre implicó avanzar en el frente en la región de Donetsk, así como defenderse de una incursión ucraniana en Kursk, al sur de Rusia. The Telegraph informó que las acciones de defensa rusas en esta región han sido intensas, caracterizadas por ataques de pequeñas unidades de infantería en áreas estrechas.
Los analistas militares estadounidenses y británicos calculan que las bajas rusas actualmente exceden un promedio de 1.200 por día, superando las tasas diarias más altas registradas anteriormente en mayo. En cuanto a las cifras de bajas ucranianas, se estima que superan la mitad de las rusas, con más de 57.500 muertos y 250.000 heridos. Sin embargo, estas cifras no han sido confirmadas oficialmente por Kiev. NBC News informó que Ucrania ha sido muy reservada con sus estadísticas de bajas.
La población de Rusia, tres veces mayor que la de Ucrania, sigue siendo una de sus mayores ventajas estratégicas, permitiéndoles mantener un constante flujo de tropas al frente de batalla. No obstante, BBC indicó que estos nuevos reclutas a menudo son enviados al frente con un entrenamiento limitado, lo que podría comprometer su efectividad en combate.
El conflicto, que ya ha sobrepasado más de dos años desde su inicio, continúa acarreando un elevado costo humano y material para ambos bandos. A la luz de estas circunstancias, las tensiones internacionales y las estrategias empleadas siguen siendo objeto de constante análisis y discusión global.