El nuevo primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, advirtió este viernes durante su primer discurso en el Parlamento que “la situación de Ucrania hoy podría ser la del este de Asia mañana”.
Ishiba hizo hincapié en la creciente tensión en la región y subrayó que el conflicto en Ucrania podría replicarse en Asia Oriental si no se refuerzan las políticas de disuasión.
“Muchos temen que la Ucrania de hoy pueda ser el este de Asia de mañana. ¿Por qué no funcionó la disuasión en Ucrania?”, preguntó el mandatario ante los legisladores, sin mencionar explícitamente a China.
Las relaciones entre Japón y el gigante asiático se han deteriorado en los últimos años, especialmente a raíz de la creciente presencia militar de Beijing en territorios en disputa.
Ishiba también expresó su preocupación por la situación en Taiwán, isla que China reclama como parte de su territorio.
“El entorno de seguridad en Asia es el más severo desde el final de la Segunda Guerra Mundial”, declaró. El primer ministro japonés ha mostrado su apoyo a la creación de una alianza militar regional similar a la OTAN para enfrentar estos desafíos, postura que podría tensar aún más las relaciones con Beijing.
En los últimos meses, Japón ha generado molestia en China con sus planes para incrementar significativamente su gasto en defensa y fortalecer lazos de seguridad con Estados Unidos y otros aliados regionales como Filipinas y Corea del Sur.
En agosto, la incursión de un avión militar chino en el espacio aéreo japonés marcó un punto álgido en las tensiones, seguido por el paso de un buque de guerra japonés a través del Estrecho de Taiwán, algo que ocurrió por primera vez.
Durante su intervención, Ishiba calificó la baja tasa de natalidad del país como una “emergencia silenciosa”. Según datos del Banco Mundial, Japón tiene la población más envejecida del mundo después de Mónaco. El año pasado, la tasa de natalidad se situó en 1,2 hijos por mujer, muy por debajo del 2,1 necesario para mantener la población estable.
El primer ministro aseguró que su gobierno implementará medidas para apoyar a las familias, como horarios laborales más flexibles y otras políticas que ayuden a contrarrestar la crisis demográfica.
“Debemos enfrentar esta situación con urgencia. El futuro de nuestra nación depende de ello”, señaló Ishiba.
En el ámbito económico, Ishiba se comprometió a aumentar el salario mínimo nacional a 1,500 yenes (10,20 dólares) por hora, un incremento significativo del 43% respecto al actual promedio de 1,050 yenes. Este plan forma parte de un paquete de estímulo económico que busca elevar los ingresos y apoyar a los gobiernos locales y hogares de bajos ingresos, en un momento en que la inflación y los escándalos han afectado la popularidad de su predecesor.
“La meta es fortalecer el poder adquisitivo de los ciudadanos y estimular la economía, que ha sido golpeada por las fluctuaciones del yen y la política monetaria del Banco de Japón”, explicó el primer ministro. A pesar de haber respaldado en su campaña la salida del banco central de sus políticas ultra-flexibles, Ishiba señaló que no es el momento adecuado para más aumentos de tasas de interés, lo que provocó un descenso del yen.
En su discurso, Ishiba también abordó la problemática de la sucesión imperial. Las reglas de sucesión solo permiten herederos varones, lo que ha generado una crisis de continuidad en la familia imperial, ya que solo queda un heredero joven: el príncipe Hisahito, de 18 años. La hija del emperador, la princesa Aiko, está excluida del trono debido a la Ley de la Casa Imperial, vigente desde 1947, que prohíbe la sucesión femenina.
Ishiba pidió un debate activo para estabilizar el número de miembros de la familia imperial y aseguró que “una sucesión estable es extremadamente importante”. Un sondeo reciente de Kyodo News mostró que el 90% de la población apoya una reforma para permitir la sucesión femenina, una cuestión que los legisladores comenzaron a discutir en mayo.
(Con información de AFP)