Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) y el servicio de inteligencia Shin Bet han confirmado la muerte de Aziz Salha, un palestino conocido por su participación en el linchamiento de dos soldados israelíes en Ramallah en el año 2000.
El ataque aéreo tuvo lugar durante la noche en Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza, como parte de una serie de operaciones militares israelíes en la región.
Salha, de 43 años, se hizo tristemente célebre por su papel en el brutal asesinato de los soldados Yosef Avrahami y Vadim Norzhic, quienes en octubre de 2000 tomaron un camino equivocado y terminaron en la ciudad de Ramallah, controlada por la Autoridad Palestina.
Los soldados fueron detenidos por la policía palestina, pero rápidamente una multitud se congregó fuera de la estación policial. La situación se descontroló cuando la turba irrumpió en la comisaría y atacó brutalmente a los soldados. Avrahami y Norzhic fueron golpeados, apuñalados y finalmente asesinados de forma violenta.
Uno de los momentos más impactantes del linchamiento fue cuando un palestino, identificado luego como Aziz Salha, mostró con orgullo sus manos ensangrentadas desde la ventana de la comisaría, un gesto que fue capturado por las cámaras y se convirtió en un símbolo de la brutalidad de ese día.
Israel respondió al linchamiento con bombardeos en Ramallah, y en los años siguientes, varios de los involucrados en el asesinato fueron detenidos.
En 2001, Salha fue arrestado por las fuerzas israelíes, pero fue liberado y exiliado a Gaza como parte de un acuerdo en 2011, en el que Israel intercambió a 1.027 prisioneros palestinos por el soldado cautivo Gilad Shalit. Desde entonces, Salha había sido señalado por las autoridades israelíes por continuar promoviendo ataques terroristas en Cisjordania desde Gaza.
Este ataque es parte de la actual ofensiva israelí contra militantes en Gaza, en un contexto de creciente tensión en la región. Las fuerzas israelíes sostienen que estas operaciones tienen como objetivo neutralizar a figuras clave que representan una amenaza para su seguridad, mientras los enfrentamientos siguen escalando y alejando cualquier posibilidad de paz en el corto plazo.