Israel vivió este martes una nueva jornada de tensión luego de recibir un ataque proveniente de Irán con cerca de 200 misiles balísticos.
En medio de la campaña emprendida contra el grupo terrorista Hezbollah, que opera en El Líbano, las alarmas de Israel se dispararon por la tarde, ante la detección de las amenazas enemigas aproximándose al territorio. De inmediato, las autoridades instaron a la población a ponerse a salvo en los búnkeres y activaron los sistemas de defensa.
Asimismo, se dispuso el cierre del espacio aéreo y se abordó con Estados Unidos una estrategia de defensa, en caso de que la situación escalara.
Reporteros de la agencia Reuters en el lugar vieron algunos de los proyectiles interceptados en el espacio aéreo de Jordania mientras que los vecinos de Jerusalén y el valle del río Jordán oyeron algunas explosiones, producto de la neutralización de las amenazas o la posterior caída de sus partes en el terreno.
El incidente no pasó a mayores -se informó de algunos heridos leves- y al cabo de un rato se dio por concluido el ataque. No obstante, la Guardia Revolucionaria reivindicó la ofensiva y advirtió de posibles maniobras “más aplastantes y ruinosas”.
Según informó un alto cargo del régimen persa, la maniobra fue ordenada por el ayatollah, Ali Khamenei, como respuesta a las ofensivas de los últimos meses de Israel.
“Tras un periodo de contención, Irán ha apuntado al corazón de los territorios ocupados con decenas de misiles tras el martirio de (el líder de Hamas) Ismail Haniyeh... la intensificación de los ataques del régimen sionista contra Líbano y Gaza, el martirio del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, y (del) comandante de la Guardia Abbas Nilforoushan”, confirmó la televisión estatal.
Por su parte, la misión iraní ante la ONU utilizó su cuenta de X para sumar que se trató de una “respuesta legal, racional y legítima a los actos terroristas” del último tiempo (pero) “si el régimen sionista se atreve a responder o a cometer nuevos actos de malevolencia, se producirá una respuesta subsiguiente y aplastante”. “Se aconseja a los Estados de la región y a los partidarios de los sionistas que se separen del régimen”, agregaba el mensaje.
No obstante, desde el Ejército israelí aseguraron que “este disparo [de misiles] tendrá consecuencias” y que ya “tenemos planes y actuaremos en el momento y lugar que elijamos”.
A pesar de remontarse a sucesos ocurridos en los últimos meses, este episodio se produjo en medio de la escalada de tensiones entre Israel y Hezbollah -y por, tanto, Irán-, luego de que Benjamin Netanyahu ordenara el inicio de una ofensiva militar en El Líbano contra el grupo terrorista.
Se trata de la primera campaña terrestre en el país en 18 años -que, a pesar de ser considerada “limitada” por parte de Tel Aviv, enfrenta a sus soldados con la formación terrorista iraní mejor armada en la región- y, a su vez, de la mayor escalada en la guerra desde su inicio en Gaza, hace casi un año.
De hecho, ya son más de mil los libaneses que han muerto, un millón los que se han visto obligados a abandonar sus hogares, y decenas los altos mandos o combatientes de Hezbollah abatidos. Uno de los últimos fue el propio Hassan Nasrallah, líder de la formación, quien murió el pasado viernes en un ataque de precisión lanzado por las Fuerzas de Defensa en un suburbio al sur de Beirut, donde se reunía con otros miembros del grupo.
Estas “incursiones terrestres localizadas” tienen como objetivo “los bastiones de Hezbollah que amenazan a ciudades, kibutzim y comunidades israelíes a lo largo de nuestra frontera”, declaró más temprano el portavoz militar Daniel Hagari, al informar de las últimas maniobras y reafirmando así su compromiso con restablecer la seguridad en el norte, para que los vecinos puedan regresar a sus hogares.
(Con información de Reuters)