El primer ministro interino de Líbano, Najib Mikati, afirmó este lunes que su gobierno está dispuesto a desplegar el ejército en el sur del país para aplicar plenamente la Resolución 1701 de la ONU, aprobada en 2006 tras un conflicto de un mes entre Israel y Hezbollah, en un intento por establecer una zona de seguridad que evite un enfrentamiento directo con el país vecino y restaurar la estabilidad en la frontera.
“En Líbano estamos dispuestos a aplicar la resolución 1701, e inmediatamente después de la aplicación del alto el fuego, Líbano está dispuesto a enviar al ejército libanés a la zona situada al sur del río Litani y a desempeñar plenamente sus funciones”, en coordinación con los pacificadores de la ONU, declaró Mikati tras un encuentro con el presidente de la Cámara de Representantes, Nabih Berri, un aliado de Hezbollah.
El primer ministro libanés precisó que el río, situado a unos 30 kilómetros de la frontera con Israel, sería la nueva línea de seguridad para garantizar la estabilidad en la región, permitiendo así una eventual desmilitarización del área controlada por Hezbollah.
Mikati también mantuvo un encuentro con el ministro de Exteriores francés, Jean-Noel Barrot, el primer alto cargo francés en visitar Beirut desde que se intensificaron los ataques israelíes hace casi dos semanas. Tras el encuentro con el funcionario francés, Mikati subrayó que la clave para resolver la situación es “detener la agresión israelí contra Líbano y volver al llamamiento a un alto el fuego lanzado por Estados Unidos y Francia, con apoyo de la Unión Europea (UE) y países árabes”.
“La prioridad es aplicar la resolución internacional 1701″, insistió Mikati, quien añadió que la situación en la región no podrá estabilizarse sin la implementación total de la misma.
Sus palabras se produjeron al mismo tiempo que el ministro de Defensa Yoav Gallant sugiriera que una incursión terrestre de Israel en el Líbano es inminente.
Acuerdo político condicionado al alto el fuego
Mikati también reveló que él y el presidente del Parlamento acordaron que la elección de un nuevo presidente, para poner fin a la vacante de casi dos años en el máximo cargo del país, solo se llevaría a cabo una vez se afianzara un alto el fuego sostenido. “En cuanto se implemente el alto el fuego y el ejército libanés asuma sus funciones en el sur, el parlamento se reunirá para elegir a un presidente de consenso”, declaró el primer ministro.
La falta de un presidente ha sumido a Líbano en una profunda crisis política y económica, y la violencia reciente con Israel ha agravado aún más la situación. La elección de un presidente es vista como una prioridad para estabilizar el país y garantizar que el gobierno pueda hacer frente a la crisis actual.
El Ministerio de Sanidad libanés afirma que más de 1.000 libaneses han muerto y 6.000 han resultado heridos en las dos últimas semanas, sin especificar cuántos eran civiles. Un millón de personas -una quinta parte de la población- han huido de sus hogares, según el gobierno.
Qué es la Resolución 1701
La Resolución 1701 fue adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU en agosto de 2006, tras un conflicto de un mes entre Israel y Hezbollah que causó cientos de muertos y desplazó a decenas de miles de personas en el sur de Líbano. La resolución pedía la retirada de las tropas israelíes del territorio libanés y el despliegue del ejército libanés y la Fuerza Provisional de la ONU en Líbano (FINUL) en la zona al sur del río Litani, donde la milicia chií ha mantenido tradicionalmente una fuerte presencia.
Sin embargo, desde entonces, la implementación de la resolución ha sido parcial y las tensiones han aumentado periódicamente en la frontera. Israel acusa a Hezbollah de haber reforzado su presencia en la zona e incrementar su arsenal de armas, mientras que el grupo terrorista sostiene que las incursiones israelíes en territorio libanés nunca se detuvieron y que la agresión de Israel hacia el país continúa.
Mientras continúan los enfrentamientos, los diplomáticos han vuelto a recurrir a la Resolución 1701 como la única salida para evitar una guerra total. Sin embargo, las circunstancias actuales son mucho más complicadas que en 2006, con un Hezbollah más fortalecido y con más influencia política, y un Israel dispuesto a intensificar sus acciones militares tras haber diezmado la cúpula del grupo terrorista en los bombardeos de los últimos días.