Con Irán como mediador, Rusia estudia el envío de docenas misiles antibuque Yakhont a los rebeldes hutíes de Yemen, según confirmaron a la agencia de noticias Reuters fuentes cercanas al tema. La noticia se había conocido por primera vez en julio, cuando The Wall Street Journal informó al respecto; sin embargo, ahora las naciones estarían más cerca de cerrar el acuerdo, gracias a la intervención del régimen persa.
En lo que va del año, enviados hutíes y funcionarios rusos ya se han reunido al menos dos veces en Teherán, y se esperan más conversaciones en la capital persa en las próximas semanas. Inclusive, una de las personas vinculadas al tema aseguró que la idea surgió mientras Ebrahim Raisi era presidente, por lo que el proceso tiene que haber comenzado antes de mayo, cuando murió en un accidente de helicóptero.
“Rusia está negociando con los hutíes la transferencia de misiles supersónicos antibuque Yakhont. Los iraníes están intermediando en las conversaciones pero no quieren que figure su firma en ellas”, aseguró la fuente.
Un alto funcionario estadounidense también confirmó las negociaciones -aunque se negó a especificar las piezas que estarían bajo debate- y aseguró que se trata de una situación “muy preocupante”. El envío de este armamento “socavaría el interés internacional compartido en la libertad global de navegación y la estabilidad en el mar Rojo y Oriente Medio en general”, sumaron desde el Departamento de Defensa en Washington.
Los P-800 Oniks son uno de los misiles antibuque más avanzados del mundo, diseñados especialmente para rozar la superficie del mar y con la capacidad de volar hasta 300 kilómetros, a más del doble de la velocidad del sonido sin ser detectados o difícilmente interceptados. Todas estas características los hacen ideales para el grupo terrorista que, con el inicio de la guerra entre Israel y Hamas, lanza a menudo proyectiles sobre barcos cargueros que navegan por el mar Rojo y el golfo de Adén.
Si bien Rusia e Irán llevan años estrechando sus vínculos como respuesta al aislamiento y las sanciones por parte de la comunidad internacional, la noticia de este martes -que incluye ahora a grupos terroristas financiados por el régimen persa- demuestra que la relación sólo sigue creciendo y fortaleciéndose.
“El P-800 es un sistema mucho más capaz que los misiles balísticos antibuque y de crucero que los hutíes han utilizado hasta ahora” y supondría un “cambio de juego” para las reglas de seguridad regionales, aseguró Fabian Hinz, experto del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos
Según el experto, de concretarse estos envíos, los terroristas podrán apuntar sus armas y alcanzar con mayor facilidad a buques estadounidenses, británicos y de cualquier otra nación aliada que han estado trabajando de forma conjunta por brindar protección a los barcos comerciales que transitan las aguas de la región.
Además, su uso supondría una amenaza especial para Arabia Saudita, donde el impacto de los misiles podría sentirse con mucha más facilidad. “Los saudíes están alarmados. Nosotros estamos alarmados y otros socios regionales están alarmados. Los hutíes ya están creando suficiente daño en el mar Rojo y esto les permitiría hacer aún más”, dijo un funcionario de la Casa Blanca que ya conversó con sus pares de Riad sobre el tema.
Inclusive, ambas partes han acercado su descontento al Kremlin, aunque sin una respuesta favorable: ni la misión iraní ante la ONU ni el Ministerio de Defensa ruso respondieron tras conocerse la información y desde el bando terrorista se limitaron a asegurar que “no tenemos conocimiento de lo que se ha mencionado”.
Estados Unidos considera que esta acción también podría ser parte de una estrategia de Vladimir Putin para disuadir a Joe Biden de permitir a Ucrania el uso de misiles de largo alcance dentro de su territorio. Las conversaciones “parecen estar relacionadas con nuestra postura en Ucrania y con lo que estamos dispuestos o no a hacer” en relación a los pedidos de Kiev, dijeron fuentes gubernamentales.
No obstante, desde Washington no se dejarán amedrentar y confían de que los misiles podrían nunca llegar a manos rusas. Rusia y los hutíes aún deben discutir cuestiones técnicas de los envíos, así como las capacitaciones a los terroristas y la puesta en marcha de las piezas en suelo enemigo, y es casualmente en este punto en el que la Casa Blanca aún ve una oportunidad para interceptar los cargamentos y frustrar los planes.