El primer ministro francés, Michel Barnier, realizó este viernes los “últimos ajustes” a su futuro gobierno de “unidad”, después que algunos de los ministros propuestos al presidente Emmanuel Macron generaran polémica por su perfil ultraconservador.
El gobierno finalmente no se anunció este viernes porque hay unos “últimos ajustes” en curso, indicó la oficina de Barnier, que precisó que el nombramiento de los futuros ministros tendría lugar “antes del domingo” tras chequear las eventuales incompatibilidades.
El jueves por la noche, el primer ministro propuso a Macron el nombre de dos senadores de su propio partido conservador Los Republicanos (LR): Laurence Garnier, en el ministerio de Familia, y Bruno Retailleau, como ministro del Interior.
Estos nombres generaron malestar en la oposición de izquierda e incluso entre las filas centristas del futuro gobierno por las pasadas posiciones contra el matrimonio igualitario de Garnier y la línea dura de Retailleau en materia migratoria.
”Después de todo el trabajo que hemos realizado en cuestiones de sociedad, Laurence Garnier y Bruno Retailleau en el gobierno, para mí, es un ¡no!”, escribió en la red social X el diputado ‘macronista’ Ludovic Mendes.
La primera votó en contra de blindar el aborto en la Constitución, un hito aprobado en Francia en febrero, y de crear un delito en 2021 contra las terapias de conversión, cuyas controvertidas prácticas buscarían “curar” a las personas homosexuales.
Retailleau aboga por endurecer la política migratoria de Macron, con una visión cercana a la extrema derecha. Durante los disturbios en los suburbios de París en 2023, habló de una “regresión hacia los orígenes étnicos” en estas zonas con población de orígenes extranjeros.
En la actual crisis política en Francia, cualquier malestar puede complicar la ecuación para formar un gobierno entre la alianza de centroderecha de Macron y LR, cuya supervivencia depende por ahora de que la ultraderecha no apoye una moción de censura.
El presidente pidió este viernes a “todos los grupos políticos con compromiso y sentido de la responsabilidad” que “ayuden [a Barnier] a formar un gobierno”, en pro del “interés colectivo”.
“¿Más de lo mismo?”
Macron adelantó en junio las elecciones legislativas previstas en 2027, a raíz de la victoria del partido de extrema derecha de Marine Le Pen en los comicios al Parlamento Europeo, pero sus resultados complicaron todavía más la situación.
La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) ganó los comicios con 193 diputados, pero Macron rechazó nombrar a su candidata a primera ministra, la economista Lucie Castets, al considerar que podría caer rápidamente en una moción de censura.
En su lugar encargó a Barnier, un veterano político de 73 años, un gobierno de “unidad” que, contando los diputados de la alianza del presidente, de LR y otros diputados de centro, quedaría muy por debajo de la mayoría de 289 diputados y a merced de la extrema derecha.
”¿Para qué una disolución [del Parlamento] si sólo era para tener más de lo mismo, todavía más a la derecha?”, ironizó el ex presidente socialista y actual diputado François Hollande, en referencia a la continuidad de los ‘macronistas’ en el gobierno.
Macron, cuyo mandato termina en 2027, ya viró a la derecha en enero su gobierno, con Gabriel Attal al frente, pero, con Barnier, lo ancla mucho más en este espectro político, en un contexto en que Europa se derechiza también en cuestiones migratorias.
El jefe de gobierno indicó el jueves que sus objetivos son, entre otros, “garantizar la seguridad, controlar la inmigración”, “controlar las finanzas públicas y reducir la deuda ecológica”, así como “mejorar la vida de los franceses”.
Uno de sus primeros retos será la presentación de los presupuestos de 2025, cuando Francia incumple los límites de déficit y deuda públicos fijados por las normas europeas, sin subir los impuestos a las clases medias y mejorando los servicios públicos, como prometió.
(Con información de AFP)