Un cargamento de “beepers” o “buscapersonas” empleados por miembros del grupo terrorista Hezbollah que fueron manipulados en origen antes de llegar al Líbano y un mensaje falso que detonó en remoto los aparatos es una de las hipótesis más plausibles de la cadena de explosiones que este martes provocó al menos nueve muertos.
A falta de conocer los detalles exactos, incluido quién fue el autor de ese ataque cibernético, el ministro de Telecomunicaciones libanés, Johnny Corn, aseguró que los dispositivos que explotaron formaban parte de un cargamento que llegó “recientemente” al Líbano y planteó que “a lo mejor se activó a distancia”, aunque no sabía aún cómo.
De hecho, indicó que, según las informaciones preliminares, “las baterías de los buscapersonas se calentaron”, por lo que incluso algunas personas tiraron esos aparatos antes de que explotaran.
Esto es lo que se sabe hasta ahora sobre esta inusual y sofisticada operación:
¿Cómo podrían haber explotado?
Desde el ataque simultáneo, que hirió a miles de personas, incluido el embajador iraní en el Líbano, Mojtaba Amani, y que afectó a miembros del grupo armado, han surgido numerosas hipótesis de cómo se podría haber producido este ataque.
La más plausible y que algunos expertos están apuntando, como el analista militar y político independiente, Elijah J. Magnier, es que se colocó una trampa explosiva dentro de los dispositivos, los cuales “no se importaron directamente al Líbano, sino que se detuvieron en un país cercano durante tres meses, donde Israel implantó el explosivo”.
Dichos explosivos habrían sido implantados junto a la batería de cada uno de los “beepers”, razón por la que hubo un sobrecalentamiento previo a la explosión, a lo que se añadió un mecanismo para detonarlos de forma remota.
Ese mecanismo era un mensaje falso, que supuestamente provenía de la cúpula de Hezbollah, y que al pinchar activaba los explosivos.
Antes de la detonación, de acuerdo a las fuentes, el dispositivo estaba programado para emitir un pitido durante varios segundos.
Este tipo de ataques a cadenas de suministros es una preocupación en el campo de la ciberseguridad por los potenciales ‘hackeos’ que puede haber en las fases de desarrollo, aunque dichas acciones se limitan normalmente al software y no al hardware, ya que para esto último requiere haber accedido al dispositivo durante la cadena de montaje.
Quién fabricó los dispositivos
Varios expertos informáticos consultados por EFE respaldaron la teoría de que, para que se produzca esas explosiones, los aparatos tendrían que haber sido manipulados en origen o en destino, señalando que los fabricantes de los componentes de esos “buscapersonas” son los que deberían responder ante ello.
Según el New York Times, Hezbollah encargó a la empresa taiwanesa Gold Apollo los aparatos.
Sin embargo, la compañía asiática negó en un comunicado haber fabricado esos dispositivos e indicó que la responsable de producirlos es una compañía denominada ‘BAC’, que tiene sede en Budapest.
Respecto al ‘beeper’ AR-924 que habría sido empleado en las explosiones, la empresa taiwanesa reiteró que se trata de un modelo “producido y vendido” por BAC.
“Nosotros solo proporcionamos la autorización de la marca registrada y no estamos involucrados en el diseño ni en la fabricación de este producto. Siempre nos adherimos a las regulaciones pertinentes y mantenemos una cooperación transparente y conforme con nuestros socios”, concluyó el comunicado.
Por qué estos dispositivos
El grupo terrorista usa entre sus miembros esta clase de dispositivos como medio de comunicación para evitar ser geolocalizados por Israel.
Los “beepers”, que se quedaron obsoletos con la llegada del teléfono móvil, son dispositivos inalámbricos de baja tecnología que básicamente reciben mensajes alfanuméricos y bidireccionales, con la capacidad de enviar y recibir mensajes cortos.
(Con información de EFE)