La compañía taiwanesa Gold Apollo negó este miércoles haber fabricado los “buscapersonas” o “beepers” utilizados en la explosión que dejó al menos nueve muertos y más de 2.800 heridos en el sur de Líbano, según informes de medios locales.
El presidente de la empresa, Hsu Ching-kuang, aseguró que los dispositivos involucrados en el incidente no fueron producidos por su empresa, sino que llevaban su logo impreso.
“¡Me arruinaron!”, declaró Hsu durante una conferencia de prensa recogida por el medio CTI News. Además, el empresario anunció su intención de presentar una “demanda internacional” para esclarecer el uso indebido de su marca en el atentado.
Explicó, además, que la compañía ha estado colaborando durante dos años con una distribuidora europea interesada en producir ‘buscapersonas’ bajo el logo de Gold Apollo, pero subrayó que los dispositivos involucrados llevaban menos de dos años en el mercado.
Actualmente, tanto la empresa como la Policía de Taiwán están revisando los detalles del caso, y Gold Apollo prevé emitir un comunicado oficial en las próximas horas, según CTI News.
El grupo terrorista Hezbollah y el Ministerio de Exteriores libanés culparon a Israel del incidente y afirmaron que fue un “ataque cibernético” en el que los dispositivos fueron detonados de forma remota.
Según fuentes del New York Times, Hezbollah habría encargado unos 3.000 ‘buscapersonas’ a Gold Apollo, de los cuales algunos fueron supuestamente intervenidos por la inteligencia israelí para incluir explosivos.
No obstante, Hsu negó que su compañía estuviera involucrada en la manipulación de estos aparatos.
Hezbollah emitió un comunicado en el que reafirmó que “continuará, como en todos los días anteriores, sus operaciones para apoyar a Gaza”.
“Este camino sigue vigente y es independiente del duro castigo que el enemigo criminal debe esperar por su masacre del martes”, afirmó la organización en un mensaje difundido en Telegram.
Los ‘buscapersonas’ en cuestión estaban programados para emitir un pitido antes de detonar. Este martes, los dispositivos recibieron un mensaje que parecía provenir de la cúpula terrorista, pero que en realidad activó los explosivos. El Ministerio de Salud libanés confirmó que al menos nueve personas murieron y más de 2.800 resultaron heridas.
Por su parte, una fuente cercana a Hezbollah, que habló bajo condición de anonimato, explicó a la AFP que los dispositivos formaban parte de un lote recién importado de 1.000 unidades que, según dijo, “parecen haber sido saboteados desde su origen”.
El analista militar Elijah Magnier planteó la hipótesis de que la inteligencia israelí pudo haber infiltrado la cadena de suministro de los buscapersonas, añadiendo un componente explosivo sin que nadie lo detectara.
“Para que Israel lograra incrustar un detonador explosivo, probablemente habría necesitado acceso a la cadena de producción de estos dispositivos”, afirmó.
Este ataque se produce en un contexto de creciente tensión en la región, luego de que Israel anunciara la expansión de sus operaciones militares en la frontera con Líbano, más allá de su actual conflicto con Hamas en la Franja de Gaza.
Aunque Israel no ha emitido comentarios sobre el incidente, las autoridades libanesas insisten en que el ataque fue obra de la inteligencia israelí.
El pasado 13 de febrero, el líder de Hebzollah, Hasan Nasrallah, advirtió durante un discurso televisado sobre los peligros de los teléfonos móviles y pidió “romperlos, enterrarlos o encerrarlos en una caja de hierro” por su vulnerabilidad a la Inteligencia de Israel.
(Con información de EFE y Europa Press)