Las ballenas jorobadas y el desafío del calentamiento global: estudios muestran un futuro preocupante

Los cambios en patrones migratorios y la disponibilidad de alimento comprometen la supervivencia de estos grandes mamíferos

La caza industrial casi llevó a las ballenas jorobadas a la extinción, con menos de mil ejemplares en 1986. (EFE/University of Queensland/Dana Cusano)

En el Mar de Salish, una extensión del Océano Pacífico que se sitúa entre Estados Unidos y Canadá, los avistamientos de ballenas jorobadas han resurgido tras décadas de ausencia, con el regreso de una matriarca conocida como Big Mama. Durante la primera mitad del siglo XX, la caza industrial de cetáceos había llevado a estas ballenas casi a la extinción en la región, con menos de mil ejemplares en 1986.

Sin embargo, gracias a intervenciones como la prohibición internacional de la caza comercial de ballenas y la Ley de Conservación de Especies en Peligro de los Estados Unidos, las poblaciones de ballenas jorobadas han experimentado una notable recuperación.

Big Mama, vista por primera vez en 1997, ha sido clave en este resurgimiento, regresando cada año y criando a siete crías desde 2003. Nik Coutinho, trabajador de la empresa de observación de ballenas Prince of Whales, dice avistar hasta 400 jorobadas diferentes anualmente, denominando la zona como una “sopa de ballenas”, dijo a la BBC.

Las prohibiciones internacionales y la Ley de Conservación de Especies en Peligro ayudaron a la recuperación de las ballenas jorobadas. (Fundación Azara)

El cambio climático

Sin embargo, la crisis climática plantea nuevos desafíos. Con el aumento de la temperatura global, los patrones de reproducción y alimentación de las ballenas podrían verse gravemente afectados.

Las jorobadas migran miles de kilómetros desde Alaska hasta sus zonas de reproducción en Hawái, donde las temperaturas marinas comprendidas entre 21°C y 28°C son ideales para las crías. Pero, según un estudio de 2022 de la Universidad de Hawái junto con la Fundación de Ballenas del Pacífico, este rango térmico podría no ser sostenible para finales de siglo debido a las emisiones de gases de efecto invernadero.

La candidata a doctorado Hannah von Hammerstein, investigadora en este estudio, advirtió que a finales de siglo, cerca del 37% de las zonas de reproducción de las ballenas jorobadas superarían los 28°C bajo un escenario moderado de cambio climático.

La crisis climática amenaza los patrones de reproducción y alimentación de las ballenas jorobadas. (Brooke Casanova/Blue Kingdom Whale & Wildlife Tour)

Si las emisiones continúan sin control, este porcentaje podría aumentar al 67%. Hammerstein señala que la actual política global de emisiones muestra que el escenario moderado ya es el mejor escenario posible, lo que es preocupante.

Las jorobadas que se reproducen en Hawái enfrentan un grave riesgo debido a la falta de hábitats alternativos cercanos. Los científicos advierten que las áreas de alimentación ya están en peligro debido a la disminución de las poblaciones de kril, su principal fuente de alimento, que han caído un 80% desde la década de 1970 debido al derretimiento del hielo marino.

Otros riesgos incluyen un aumento en los enredos con equipos de pesca al competir con los humanos por los restos de kril y el incremento de los conflictos entre humanos y vida silvestre, como colisiones con barcos. Además, las ballenas en condiciones subóptimas pueden mostrarse más delgadas y parasitadas.

Los cambios climáticos también afectan los patrones de migración y el uso del hábitat. En un estudio reciente de la Bahía de Cape Cod en Massachusetts, se encontró que las jorobadas llegan dos semanas más tarde en temporada en comparación con hace 20 años, sin una relación clara con la transición térmica de la primavera.

Los científicos proponen crear áreas protegidas adaptadas a los nuevos patrones migratorios de las ballenas. (AP/Matias Delacroix)

Aunque este cambio de migración no se ha vinculado directamente a la temperatura, probablemente está relacionado con los efectos del cambio climático en las presas y las condiciones del recorrido migratorio.

Medidas de mitigación

Aunque la situación es apremiante, la investigación también sugiere medidas de mitigación, como la creación de áreas protegidas que se adapten a los nuevos patrones migratorios de las ballenas.

Hammerstein plantea que, aunque algunas especies marinas pequeñas pueden adaptarse a los cambios de temperatura en sus rangos geográficos actuales, las ballenas jorobadas, debido a su tamaño y longevidad, probablemente no tendrán tiempo de adaptarse.

Ganley, del Anderson Cabot Center for Ocean Life del New England Aquarium, resalta la importancia de fomentar la salud de las ballenas debido a su rol crucial en la distribución de nutrientes en los océanos. Incluso si los cambios son lentos, como una modificación de dos semanas en 20 años, podrían ser altamente significativos para la estructura de la migración de las jorobadas a largo plazo, aseveró.

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