La unidad de élite Navy Seal Team 6, responsable de la muerte de Osama bin Laden en 2011, se está preparando para posibles operaciones específicas relacionadas con Taiwán en caso de una invasión china, según revelaron fuentes cercanas a los preparativos. El Financial Times informó que este grupo de fuerzas especiales de la Marina estadounidense lleva más de un año planificando y entrenándose para un potencial conflicto en Taiwán. Las actividades se desarrollan en su base de Dam Neck, en Virginia Beach, aproximadamente a 250 kilómetros de Washington.
“El entrenamiento secreto subraya el creciente interés de Estados Unidos por reforzar la disuasión para que China se lo piense dos veces antes de atacar Taiwán”, señala el artículo del Financial Times. Este enfoque se enmarca en una estrategia más amplia de preparación ante la posibilidad de que el presidente chino Xi Jinping ordene una acción militar contra la isla. El régimen chino tiene como objetivo la reunificación con Taiwán por “todos los medios necesarios”, mientras en los últimos años desató una campaña de acoso con frecuentes incursiones aéreas sobre la isla.
La intensificación de los preparativos se produce en un contexto de creciente tensión en la región. En 2021, el ex comandante estadounidense para el Indo-Pacífico, Phil Davidson, advirtió que China podría atacar Taiwán en un plazo de seis años. Aunque las autoridades estadounidenses enfatizan que un conflicto con China no es “ni inminente ni inevitable”, el ejército ha acelerado sus planes de contingencia.
El Seal Team 6, considerado una fuerza de “primer nivel” junto con la Delta Force del ejército, opera bajo el Mando Conjunto de Operaciones Especiales. Se trata de la fuerza más selecta del ejército estadounidense y su historial incluye misiones de alto perfil como el rescate del capitán Richard Phillips, secuestrado por piratas somalíes en 2009.
Aunque su operación más famosa fue sin duda la Operación Lanza de Neptuno, una incursión “de precisión quirúrgica” ejecutada el 1 de mayo de 2011 y que culminó con la muerte de Osama Bin Laden en Abbottabad, Pakistán. Un equipo de 25 Navy SEALs voló en helicópteros desde Afganistán hasta el complejo donde se ocultaba el líder de Al Qaeda. Tras un aterrizaje de emergencia y enfrentamientos armados, los comandos llegaron al tercer piso, donde Robert O’Neill abatió a Bin Laden. La misión, seguida en tiempo real desde Washington y la CIA, duró aproximadamente 40 minutos. Los SEALs recuperaron documentos y dispositivos electrónicos antes de retirarse con el cuerpo. Después de confirmar la identidad mediante pruebas de ADN, el cadáver fue trasladado a un portaaviones y enterrado en el Mar Arábigo tras realizar ritos musulmanes. La operación se mantuvo en secreto incluso para las autoridades pakistaníes, lo que requirió una ejecución rápida y precisa.
Sean Naylor, autor de “Relentless Strike”, un libro sobre el Mando Conjunto de Operaciones Especiales, comentó al Financial Times: “Que el Seal Team 6 esté planificando posibles misiones relacionadas con Taiwán no debería sorprendernos”. Naylor añadió que esta reorientación refleja el cambio de enfoque del Pentágono hacia la competencia entre grandes potencias.
El Pentágono ha evitado comentar sobre los detalles específicos de la planificación del Seal Team 6. Un portavoz se limitó a declarar que el Departamento de Defensa y sus fuerzas “se preparan y entrenan para una amplia gama de contingencias”.
El Pentágono también ha enviado más fuerzas especiales regulares a Taiwán para misiones que incluyen el entrenamiento de los militares taiwaneses. Pero las actividades del Seal Team 6 son mucho más delicadas porque sus misiones encubiertas son altamente clasificadas.
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La situación de Taiwán sigue siendo un punto de tensión crítico en las relaciones entre Estados Unidos y China. Aunque China mantiene su compromiso con la reunificación pacífica, no descarta el uso de la fuerza. Por su parte, Estados Unidos está obligado a ayudar a Taiwán en su defensa según la Ley de Relaciones con Taiwán, aunque mantiene una política de “ambigüedad estratégica” sobre su intervención directa.
El presidente Joe Biden ha afirmado que las fuerzas estadounidenses defenderían a Taiwán ante un ataque no provocado de China. Recientemente, el almirante Samuel Paparo, jefe del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos, declaró que el ejército estadounidense convertiría el estrecho de Taiwán en un “infierno deshabitado” en caso de un ataque chino.
El Pentágono reiteró el compromiso de Estados Unidos con la “política de una sola China”, reconociendo a Beijing como único gobierno de China, pero sin aceptar la postura china de que Taiwán forma parte de su territorio.