Miles de dolientes con banderas israelíes realizaron el lunes una procesión desde el domicilio del rehén estadounidense-israelí asesinado, Hersh Goldberg-Polin, hasta el cementerio de Jerusalén donde estaba previsto enterrarlo, después de que su cuerpo fuera recuperado de un túnel de Gaza.
Las autoridades israelíes anunciaron el domingo la muerte del joven de 23 años junto con la de otros cinco rehenes secuestrados durante el ataque sin precedentes de Hamas del 7 de octubre contra el sur de Israel.
Dijeron que sus cuerpos habían sido recuperados tras recibir disparos a quemarropa el jueves o el viernes, después de casi 11 meses de cautiverio.
Algunos de los congregados el lunes llevaban camisetas rojas con la foto de Goldberg-Polin y la palabra “Perdón”.
Jean-Marc Liling, amigo de la familia de Goldberg-Polin desde hace dos décadas, declaró a la AFP que antes del domingo “creía que Hersh volvería con vida”.
Sin poder contener las lágrimas, Liling describió a Goldberg-Polin como alguien “que creía en la coexistencia con los palestinos”.
Goldberg-Polin fue una de las 40 personas tomadas como rehenes en un festival de danza al aire libre -el festival Nova- en el que miles de personas estaban de fiesta en la madrugada del 7 de octubre, cuando atacaron los terroristas de Hamas.
Contó que, cuando empezaron a caer cohetes, se refugió con otras personas en un refugio antiaéreo en el que los atacantes lanzaron granadas de mano. Le volaron el antebrazo izquierdo antes de secuestrarlo y llevarlo a Gaza.
Apareció en un vídeo difundido por Hamas el 24 de abril en el que se le veía con una mano amputada, según un comunicado del Foro de Familias de Rehenes.
Nació en California y emigró a Israel con su familia a los siete años. Su suerte suscitó gran interés en Estados Unidos, donde sus padres, Rachel Goldberg y Jon Polin, hablaron en la Convención Nacional Demócrata el mes pasado. En esa oportunidad, su madre lo describió como una persona “alegre, relajada, de buen humor, respetuosa y curiosa”.
El presidente estadounidense, Joe Biden, declaró el domingo que estaba “devastado e indignado” por la muerte de Goldberg-Polin y prometió que “los dirigentes de Hamas pagarán por estos crímenes”.
Este lunes, en breves declaraciones a la prensa respondió con un escueto y terminante “No” a la pregunta de un periodista que le pidió su opinión sobre si el primer mnistro Benjamin Netanyahu estaba haciendo lo suficiente para llegar a un acuerdo que permita un alto el fuego y la liberación de los rehenes que siguen bajo custodia de Hamas en la Franja de Gaza.
La procesión coincidió con una huelga convocada por el mayor sindicato de Israel para presionar al gobierno para que alcance un acuerdo de alto el fuego con Hamas que libere a los rehenes restantes.
Tel Aviv y la ciudad costera septentrional de Haifa fueron algunas de las que secundaron la convocatoria de huelga y anunciaron el cierre de los servicios municipales, aunque Jerusalén no participó.
La huelga siguió a una jornada de protestas masivas el domingo, en la que decenas de miles de personas salieron a las calles de Tel Aviv y otros lugares, como parte de una serie de concentraciones contra el gobierno durante la guerra.
El lunes, los manifestantes volvieron a bloquear carreteras en Tel Aviv.
Se esperaba que el presidente israelí, Isaac Herzog, hablara en el funeral de Goldberg-Polin, invitado por su familia. La función tendrá lugar en el cementerio Har Hamenuchot de Jerusalén.
El ataque de Hamás del 7 de octubre se saldó con la muerte de 1.205 personas, en su mayoría civiles e incluidos rehenes muertos en cautividad, según cifras oficiales israelíes.
La campaña militar israelí contra Hamas ha causado hasta ahora la muerte de al menos 40.786 personas en Gaza, según el Ministerio de Sanidad del territorio. Según la oficina de derechos humanos de la ONU, la mayoría de los muertos son mujeres y niños.
(Con información de AFP y Reuters)