La Fiscalía ucraniana anunció este miércoles que investiga a un general de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, que no identificó, como responsable de la transferencia en 2022 a Rusia de al menos 1.500 drones Shahed-136 y Mohajer-6 que el propio militar enseñó a manejar a los combatientes rusos.
El Ministerio Público ucraniano ha adelantado que reclamará a Interpol su inclusión en la lista de personas buscadas.
“Por primera vez, Ucrania declara sospechoso a un general extranjero por crímenes de guerra. Por primera vez, Ucrania declara sospechoso a un oficial de alto rango de un país distinto de Rusia por ayudar a hacer la guerra contra nuestro país”, anunció la Fiscalía ucraniana en su cuenta de Telegram.
Según el mensaje de la Fiscalía, el general iraní en cuestión no sólo ayudó a transferir los drones e instruyó en su uso, sino que también ayudó a los rusos a lanzarlos contra objetivos reales en territorio ucraniano.
Estas actividades tuvieron lugar en septiembre y octubre de 2022 en la península ocupada de Crimea, a la que se desplazó un grupo de ocho instructores iraníes, según la Fiscalía ucraniana.
En su comunicado, la Fiscalía no ha revelado la identidad del general iraní, y se limita a publicar una fotografía pixelada del sospechoso.
Rusia e Irán han estrechado en los últimos años sus relaciones, especialmente desde el comienzo de la guerra en Ucrania, ya que Teherán le suministra a Moscú los drones Shahed con los que bombardea el territorio del país vecino.
Ambos países han firmado una declaración conjunta contra las sanciones económicas occidentales en su contra y han condenado el empleo desproporcionado de la fuerza por parte de Israel contra la Franja de Gaza.
Cómo es la fábrica de drones Shahed
La fábrica fue parte de un multimillonario acuerdo armamentístico de Rusia con Irán que vio la luz en noviembre de 2022. En aquel momento, se especuló con que la instalación se encargaría de producir 6.000 Saheds para el verano de 2025, suficientes para paliar la escasez crónica de vehículos aéreos no tripulados (UAV en inglés) en el frente del ejército ruso.
Rusia estableció la planta de ensamblaje de Tatarstán en abril de 2023, aunque el esfuerzo de fabricación utilizó inicialmente componentes exclusivamente iraníes. Según el Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, con sede en Washington, en agosto de ese mismo año la planta rusa había “reensamblado drones suministrados por Irán y fabricaba sólo cuerpos de drones, y probablemente para no más de 300″ aparatos.
Sin embargo, ni las autoridades rusas ni las iraníes hablaron sobre la fábrica y su actividad quedó envuelta en el hermetismo: sólo se vieron imágenes satelitales que mostraron que la construcción en la planta coincidía “directamente” con un plano filtrado de la estructura que el Washington Post había proporcionado a principios de ese año.
En algunas imágenes puedem identificarse varios ejemplares del Shahed-136 iraní, que llevan el nombre ruso “Geran” en cirílico en las alas.
Estos aviones no tripulados cuentan con estabilizadores verticales que se extienden por encima y por debajo de las puntas de las alas y son en general más grandes que el Shahed-131, otra versión del dron en el que los estabilizadores no se extienden por debajo de las puntas de las alas. Ambos tipos, procedentes de líneas de producción iraníes, han sido utilizados por Rusia en su guerra de Ucrania, pero el esfuerzo de producción de Moscú parece centrarse, por ahora, en el más grande y de mayor alcance Shahed-136.