Investigan al capitán del Bayesian por un posible homicidio involuntario: creen que pudo evitar la tragedia

James Cutfield, un experimentado navegante neozelandés, deberá explicar el naufragio del supervelero considerado “inhundible” mientras cuestionan si sabía o no que se avecinaba una tormenta y por qué no tomó medidas preventivas

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El capitán del Bayesian, el neozelandés James Cutfield, y su barco navegando a pleno cuando parecía imposible de naufragar
El capitán del Bayesian, el neozelandés James Cutfield, y su barco navegando a pleno cuando parecía imposible de naufragar

El capitán del Bayesian, el neozelandés James Cutfield, está siendo investigado por el naufragio del velero frente a las costas de Palermo, en Sicilia, y en el que murieron siete personas, entre ellos el magnate británico Mike Lynch y el presidente de Morgan Stanley International, Jonathan Bloomer, informaron los medios italianos.

Los medios señalan que tras un nuevo interrogatorio este domingo se comunicó al capitán que está siendo investigado y se le invitó a elegir domicilio en Italia y a designar un abogado.

El fiscal italiano Ambrogio Cartosio, que investiga el naufragio, afirmó en una rueda de prensa que “no excluye ninguna hipótesis detrás de la tragedia” y que ve “fundamental” recuperar el yate del mar para esclarecerlo todo.

El fiscal confirmó que su investigación plantea los delitos de naufragio culposo y homicidio culposo múltiple.

Para los investigadores será “fundamental” recuperar el yate del mar para esclarecerlo todo. (EFE/EPA/VIGILI DEL FUOCO)
Para los investigadores será “fundamental” recuperar el yate del mar para esclarecerlo todo. (EFE/EPA/VIGILI DEL FUOCO)

Asimismo explicó que la tripulación no está obligada por ley a permanecer en Sicilia pero expresó sus deseos de que no se vayan, reconociendo que por ahora han sido “muy colaboradores”.

Se espera que a lo largo del día los magistrados citen a las partes, incluido el propio Cutfield, para programar las autopsias de los cuerpos de las siete víctimas del hundimiento del Bayesian, mientras que se desconoce si, además del capitán, están siendo investigados otros miembros de la tripulación, todos ellos alojados en un hotel de Santa Flavia (Palermo).

Sobre el futuro reflote del velero, clave para determinar lo ocurrido, el comandante de la Guardia Costera de Palermo, Raffaele Macauda, defendió que no se puede predecir cuándo se producirá y podría conllevar meses, dado que la nave se encuentra a 50 metros de profundidad.

El Bayesian se hundió la noche del pasado lunes ante las costas del pueblo siciliano de Porticello en medio de una fuerte tempestad y en el naufragio murieron siete de sus 22 ocupantes, entre ellos el cocinero de la nave, el canadiense Thomas Recaldo; la hija de Lynch Hannah, de 18 años; su abogado Chris Morvillo y su esposa Neda y el presidente del banco Morgan Stanley International, Jonathan Bloomer, y su mujer Judy.

Quién es James Cutfield

James Cutfield, el capitán del Bayesian
James Cutfield, el capitán del Bayesian

Cutfield es uno de los 15 supervivientes del naufragio, casi todos miembros de la tripulación excepto el cocinero del barco, que fue la primera víctima recuperada.

De 51 años, quienes lo conocen le describen como un capitán “experimentado”. Llevaba unos ocho años trabajando en yates de lujo para cruceros multimillonarios, como el organizado por Mike Lynch. Antes de ser contratado por Lynch, también había sido capitán de un multimillonario turco. Por tanto, conoce bien el Mediterráneo, donde ha navegado mucho, y sus insidias meteorológicas. Junto con su esposa Cristina, reside en España, en Mallorca, donde se casaron el año pasado.

Cutfield nació en North Shore, cerca de Auckland, donde se celebraron algunas ediciones de la Copa América, un lugar donde la vela es tan popular como las bicicletas. De joven compitió en regatas de la categoría 470, una vela de competición para dos personas, equipada con vela mayor, foque y spinnaker. Es un barco muy técnico y competitivo en el que se requiere una gran preparación, tanto técnica como física. Es clase olímpica desde 1976, y este año se han vuelto a celebrar competiciones en aguas de Marsella con el nombre de clase vela ligera. Antes de convertirse en capitán de cruceros de lujo, trabajó durante mucho tiempo en la construcción de yates de ensueño en varios astilleros del Mediterráneo, según reveló su hermano a los medios neozelandeses.

Los errores y los puntos oscuros de la tragedia

Cutfield deberá responder a varios interrogantes abiertos tras el naufragio. ¿Por qué la tripulación no sabía que se avecinaba una perturbación? Y si sabía, ¿por qué no tomó medidas preventivas? En definitiva, ¿cómo fue posible que un supervelero considerado inhundible por sus 56 metros de eslora, 473 toneladas de aluminio y última tecnología pudiera hundirse?

El barco contaba con tecnología de navegación de última generación
El barco contaba con tecnología de navegación de última generación

Por un lado, los investigadores descartaron la ruptura del mástil del barco, el más alto del mundo en aluminio, como posible causa del naufragio, algo con lo que se había especulado en las primeras horas. El mástil está intacto en todos sus 75 metros, según comprobaron los buzos.

Por eso, los investigadores se están centrando en una serie de errores humanos que explicarían la tragedia. El primero, la posición de la orza, una especie de aleta que sirve para equilibrar el peso y la altura del casco, sobre todo cuando las condiciones del mar se agitan. El Bayesian tenía una orza de 9,7 metros, que en el momento del hundimiento, estaba replegada, sin llegar a la mitad de su extensión: puede que se replegara al acercarse a las aguas poco profundas, pero no volvió a las profundidades a pesar de que las condiciones lo permitían y a pesar de un viento comprobado de 80 nudos, 150 km/h.

El Bayesian en la última foto tomada desde la costa antes del naufragio (Santa Nicolicchia/Fabio La Bianca/via REUTERS)
El Bayesian en la última foto tomada desde la costa antes del naufragio (Santa Nicolicchia/Fabio La Bianca/via REUTERS)

Otro error fue haber dejado algunas escotillas y tambuchos abiertos, especialmente el de las embarcaciones auxiliares, así como los motores apagados, el ancla bajada, los pasajeros encerrados en sus camarotes y no reunidos en la zona de seguridad como estaba previsto, y el sistema de cierre automático de todos los accesos.

Incluso la posición del velero fue la contraria a la que prevén las normas marítimas más elementales: el barco enfrentó las olas y el temporal por el costado, en lugar que con la proa, y sin tener los motores encendidos, el ancla izada y todas las compuertas cerradas herméticamente.

Según los datos de navegación, a las 3.50 horas el velero, azotado por el temporal, comenzó a desplazarse lateralmente empujado por el viento que soplaba en los costados, con el ancla ya desgarrada y girando casi sobre sí mismo, absorbiendo cientos de miles de litros de agua que llegaron a la sala de máquinas y provocaron un apagón general, e inclinando inexorablemente su proa hasta hundirse, apoyándose en el fondo del mar por el extremo de estribor. Dieciséis minutos en total, al parecer, con el primer mayday lanzado sólo al final en la capitanía del puerto de Bari.

La posición del Bayesian frente a Porticello en el momento del naufragio
La posición del Bayesian frente a Porticello en el momento del naufragio

Giovanni Costantino, CEO del astillero que construyó el Bayesian, culpó a la tripulación por “una interminable cadena de errores” que provocaron la tragedia, citando como ejemplo el accionar del comandante del velero Sir Robert, que estaba al lado del Bayesian. “Lo gestionó todo sin problemas”, dijo. En efecto, Karsten Borner, el capitán del barco y que rescató a algunos de los supervivientes, dijo a Reuters que cuando se desató la tormenta había encendido el motor para mantener el control de la embarcación.

Karsten Borner, capitán de un velero fondeado al lado del Bayesian, y que rescató a los supervivientes (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)
Karsten Borner, capitán de un velero fondeado al lado del Bayesian, y que rescató a los supervivientes (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)

El consenso entre los expertos del mar es que, incluso en condiciones extremas, si todas las escotillas hubieran estado cerradas el agua nunca habría entrado y el Bayesian no estaría en el fondo del mar.

“Mi interpretación personal es que dejaron abierta la escotilla lateral”, dijo al diario Corriere della Sera Franco Romani, un ingeniero jubilado que había trabajado en el proyecto “Salute”, el nombre del Bayeisan cuando salió de los astilleros Perini Navi en 2008. “Si está completamente cerrada, el agua no puede entrar. E incluso en condiciones meteorológicas muy adversas, el barco se balancea pero nunca se hunde. Por eso creo que la escotilla lateral, por donde se sacan las embarcaciones auxiliares, quedó abierta. Si eso es lo que ocurrió, cuando el barco patinó entraron toneladas de agua, que debieron invadir incluso la sala de máquinas, y no pudimos hacer nada más”.

Esto también explicaría por qué los seis cadáveres dentro del barco fueron encontrados en las estancias del lado izquierdo: al hundirse de popa y quedar en el fondo acostado del lado derecho, esa fue probablemente la última parte con oxígeno y las víctimas se trasladaron allí mientras intentaban encontrar bolsas de aire.

Al parecer Cutfield dijo a los investigadores que no se dio cuenta de que se avecinaba el mal tiempo. Raffaele Macauda, comandante de la Guardia Costera de Palermo, confirmó la falta de alerta meteorológica.

Aún así, en las aguas frente a Porticello no había pescadores esa noche. Varios de ellos aseguraron que “a medianoche ya se veía venir algo malo”. “Estaba lleno de relámpagos, tanto que ninguno de nosotros salió al mar”, dijeron, según reporta el Corriere della Sera.

Cuatro horas después, el “Titanic de los veleros” descansaba a 50 metros en el fondo del mar.

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