En los últimos años, los vuelos comerciales han sido escenario de situaciones insólitas protagonizadas por animales que, en su mayoría, nadie se hubiera imaginado a bordo de un avión. La figura del “animal de soporte emocional”, implementada hace algunos años, ha generado una serie de controversias y situaciones curiosas a nivel mundial, al punto que varias aerolíneas tuvieron que modificar sus políticas debido a la creciente demanda de pasajeros que deseaban volar acompañados por sus peculiares mascotas.
Desde pavos reales hasta caimanes, la lista de animales que fueron etiquetados como indispensables para el bienestar emocional de sus dueños parece no tener límites.
Según los expertos un animal de soporte emocional es una mascota que proporciona apoyo y alivio psicológico a su dueño, especialmente en situaciones de estrés o ansiedad. A diferencia de los perros de servicio, estos animales no requieren un entrenamiento especial, pero están registrados para brindar confort emocional. La tendencia de permitir este tipo de animales en aviones comenzó a crecer en la última década, cuando las regulaciones de aerolíneas en Estados Unidos se flexibilizaron para cumplir con la Ley de Acceso al Transporte Aéreo, que exige la acomodación de pasajeros con discapacidades, incluyendo necesidades emocionales.
Esta legislación llevó a un aumento en la presencia de estos animales en vuelos comerciales, indignando a muchos consumidores. El Washington Post comentó que este número se disparó de 481.000 en 2016 a 751.000 al año siguiente.
Los casos más curiosos
El primer caso al que vamos a hacer referencia ocurrió en 2018, cuando una mujer intentó llevar a su pavo real a bordo de un vuelo de United Airlines desde Nueva Jersey. El ave, de nombre Dexter, estaba registrada como un animal de apoyo emocional, pero fue rechazada por la aerolínea debido a su tamaño. La dueña del ave, quien documentó todo en redes sociales, argumentó que él era crucial para su bienestar emocional. Sin embargo, la historia rápidamente se viralizó en redes sociales y abrió un debate sobre los límites en torno a qué animales deberían ser permitidos en cabina bajo esta categoría.
Otro caso que dejó a muchos boquiabiertos fue el de un hombre en Georgia, Estados Unidos, que reportó la desaparición de su caimán de soporte emocional. El reptil, de nombre Wally, se había perdido en un parque, lo que generó una búsqueda desesperada. Wally, según su dueño, había sido certificado como animal de apoyo emocional y lo acompañaba en todas sus actividades diarias, incluyendo los vuelos.
Aunque este caso no terminó con el caimán en un avión, muchos se sorprenden con la sola idea de un reptil de tamaño considerable viajando en la cabina.
Pero Wally no es el único reptil que ha sido considerado como un animal de soporte emocional. También ha habido informes de serpientes y tortugas que han volado junto a sus dueños. En algunos casos, estos animales son pequeños y fáciles de transportar, lo que facilita su aceptación en vuelos comerciales. Sin embargo para muchos la idea de compartir un vuelo con un reptil, aunque esté certificado para brindar apoyo emocional, puede resultar inquietante.
Los roedores también han sido protagonistas de historias insólitas en los cielos.
En 2018, una pasajera intentó abordar un vuelo con su hámster de soporte emocional en Spirit Airlines, pero se le negó el acceso. Según la pasajera, había recibido la confirmación de que podía viajar con el hámster, pero en el aeropuerto le informaron que no estaba permitido. Desesperada, decidió liberar al roedor en un baño del aeropuerto antes de embarcar. La historia causó un revuelo mediático, y la mujer posteriormente demandó a la aerolínea por la angustia emocional que le había causado la pérdida de su mascota.
Otro caso que asombró a los internautas se dio en 2014, cuando un cerdo de 31 kilos fue retirado de un vuelo en Connecticut después de que causara un alboroto en la cabina. Este caso demostró lo que muchos ya sabían: que no todos los animales son aptos para viajar en espacios reducidos.
Algunos otros incidentes que fueron virales incluyeron a Gizmo el mono tití que viajó ida y vuelta de Ohio a Las Vegas; Coco, el conejo que se volvió conocido luego de viajar de San Francisco a Japón junto a su dueño; la ardilla Margarita también llegó a las noticias luego de ser embarcada en Octubre de 2018 en un vuelo de Orlando a Cleveland.
A medida que estas historias se multiplicaban a través de los años, las aerolíneas comenzaron a revisar sus políticas respecto a este tipo de acompañantes emocionales. En 2020, el Departamento de Transporte de Estados Unidos actualizó sus regulaciones, permitiendo a las aerolíneas rechazar animales que no fueran perros entrenados específicamente para ayudar a personas con discapacidades. Esto fue un duro golpe para quienes se apoyaban en sus exóticas mascotas para sobrellevar el estrés de volar.
El Departamento de Transporte estadounidense dijo que el número de quejas relacionadas con animales de servicio por parte de personas con discapacidades se ha más que duplicado desde que entraron en vigor las nuevas regulaciones. En 2018, la agencia recibió 116 quejas y en 2022, el número había aumentado a 451.
La institución dijo que no tiene datos sobre si las nuevas reglas han reducido los incidentes que involucran animales no entrenados en los vuelos.
Las aerolíneas, que inicialmente permitían una mayor flexibilidad, comenzaron a recibir un aluvión de solicitudes para animales poco convencionales. El caso de un pato que viajó en primera clase con un pañal puesto o la historia de un canguro que fue rechazado antes de abordar son solo algunos ejemplos que se dieron en medio de la creciente demanda de los pasajeros.
Si bien estos animales pueden ofrecer consuelo a sus dueños, la realidad es que no todos los pasajeros ni las aerolíneas están dispuestos a compartir el vuelo con ellos. La seguridad y el confort de todos los viajeros deben ser considerados, y por ello, las nuevas normativas buscan equilibrar las necesidades de las personas con discapacidad con las expectativas de los demás viajeros.