Benjamin Netanyahu advirtió este domingo que Israel no ha dicho su “última palabra” con los bombardeos de la víspera en el sur de Líbano, lanzados para frustrar el ataque de gran escala que estaba preparando Hezbollah.
En su discurso de apertura de la reunión semanal del gabinete, el premier afirmó que su país “está asestando a Hezbollah golpes sorprendentes y aplastantes”. “Hace tres semanas eliminamos a su jefe de Estado Mayor [Fuad Shukr] (...) Y hoy hemos frustrado su plan de ataque”.
“[Hassan] Nasrallah de Hezbollah en Beirut y [Ayatollah Ali] Khamenei en Teherán deben saber que este es otro paso en el camino para cambiar la situación en el norte y devolver a nuestros residentes a salvo a sus hogares”, agregó.
Sobre los bombardeos de este domingo, detalló: “Hezbollah intentó atacar al Estado de Israel con cohetes y aviones no tripulados. Dimos instrucciones a las FDI para llevar a cabo un poderoso ataque preventivo para eliminar la amenaza”.
“Las FDI destruyeron miles de cohetes de corto alcance, y todos ellos estaban dirigidos a dañar a nuestros ciudadanos y a nuestras fuerzas en Galilea (...) Además, las FDI interceptaron todos los drones que Hezbollah lanzó contra objetivos estratégicos en el centro del país”, señaló el primer ministro israelí.
El grupo terrorista libanés planeaba lanzar un ataque a gran escala contra Israel en respuesta a la muerte de uno de sus líderes, Fuad Shukr, en un bombardeo israelí contra Beirut el 30 de julio.
El ejército israelí no reportó víctimas en el ataque del grupo libanés y apenas señaló “daños menores” en el país. Pese a ello, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, declaró el estado de emergencia en el país a partir de las 6, hora local local (3 GMT) y durante 48 horas.
El Ejército detectó alrededor de 210 cohetes y unos 20 drones explosivos lanzados por Hezbollah hacia el norte de Israel, donde impactaron algunos proyectiles causando daños leves, aunque la mayoría fueron interceptados. El grupo terrorista indicó que había lanzado hacia Israel más de 320 cohetes y drones como venganza por el asesinato de su máximo comandante militar, Fuad Shukr, el 30 de julio en Beirut. Después aseguró que su operación “terminó” por ahora y que había sido un “éxito”. El ataque tuvo como objetivo “cuarteles y posiciones israelíes buscando facilitar el paso de drones de ataque” a territorio israelí “en profundidad”, aseguró el movimiento, políticamente muy influyente en Líbano.
Las autoridades israelíes creen que el grupo libanés tenía como objetivo bases de inteligencia y la sede del Mossad, el servicio de seguridad exterior, en el centro de Israel.
Hezbollah, por su parte, confirmó la muerte de dos miembros del grupo terrorista libanés durante los enfrentamientos. Los extremistas que fueron abatidos por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) fueron identificados como Hamza Muhammad Zalgout y Khidr Musa Suwayd.
La comunidad internacional lleva semanas expresando su temor a una escalada militar regional entre Irán y sus aliados, por un lado, e Israel, por otro, a raíz de la guerra de Gaza, donde tras diez meses sigue sin lograrse un alto el fuego pese a las negociaciones.
El presidente estadounidense, Joe Biden, sigue “de cerca” los acontecimientos y un portavoz del Pentágono declaró que Washington está “dispuesto a apoyar” la defensa de Israel, su aliado.
La coordinadora de Naciones Unidas en Líbano y el primer ministro libanés, Najib Mikati, instaron a poner fin a “la escalada” y aplicar la “resolución 1701 de la ONU”, que actó el fin de la guerra entre Israel y Hezbolá en 2006.