A raíz de la escasez de soldados para ir a la guerra y la creciente necesidad de responder al avance ucraniano con más recursos y tropas, el Tribunal Supremo de Rusia presentó a la Duma Estatal un proyecto de ley que propone la exención de responsabilidad penal de personas que enfrentan un proceso judicial y se alisten en el Ejército. El documento ya figura en la base de datos del Parlamento, según informó la agencia TASS.
“El proyecto de ley propone completar las disposiciones el artículo 78.1 del Código Penal de la Federación de Rusia, estableciendo la posibilidad de exención de responsabilidad penal en la etapa de proceso judicial en causas penales” en las que los acusados o imputados respondan a los “llamados al servicio militar en las Fuerzas Armada de la Federación de Rusia o hayan celebrado un contrato de servicio militar, así como aquellos que realicen el servicio militar en las Fuerzas Armadas durante el período de movilización, de ley marcial o en tiempos de guerra”, se lee en el texto presentado.
Para ello, se propone realizar los cambios necesarios tanto en el Código Penal como en el de Procedimiento Penal nacional, que alcanzan los motivos y el procedimiento para que el Tribunal pueda tomar la decisión de suspender un proceso en base a la petición del mando de una unidad militar, cancelar una medida preventiva o poner fin a una acción penal. También, se busca ampliar el mecanismo sobre aquellos condenados cuya sentencia aún no entró en vigor o que ha sido apelada.
En marzo de este año, el Legislativo ruso había aprobado otra modificación del Código Penal que preveía la exención penal de aquellos hombres ya condenados que firmaran un contrato con el Ejército, quedando la evaluación de su conducta a cargo del mando de la unidad militar asignada y su pena suspendida, al final de su tiempo de servicio.
Con acciones como éstas, Vladimir Putin demuestra cada vez más su desesperación por hacer frente a la “operación militar especial” que lanzó en febrero de 2022 que, ahora, le está costando librar dado el aislamiento al que quedó sometido por la imposición de sanciones de la comunidad internacional. En los últimos meses, China, Irán y Corea del Norte se volvieron sus principales aliados, con el envío de drones y artillería clave que, no obstante, no le son suficientes para mantener sus posiciones.
A esto se sumó, además, la amplia ventaja que Ucrania sacó en el campo de batalla el pasado 6 de agosto, cuando irrumpió en el óblast de Kursk y tomó el control de más de mil kilómetros cuadrados y casi un centenar de localidades.
La víspera, el mandatario mantuvo una reunión con los principales jefes militares del país y de la zona fronteriza, que le brindaron una actualización de la situación y reconocieron que “todas las actividades están complicadas”. “Todas las actividades se complican por el aumento significativo del número de ataques aéreos a los que está sometida actualmente la región de Kursk”, dijo el gobernador del óblast, Alexei Smirnov, que sumó que las tropas ucranianas habían lanzado al menos dos ataques importantes las horas previas.
Putin también ordenó al Ministerio de Defensa la creación de tres facciones militares específicas para las regiones fronterizas de Bélgorod, Briansk y Kursk, que asumirán la responsabilidad de proteger a la población y el territorio en este contexto. “Estos funcionarios deben estar en contacto directo con las regiones las 24 horas del día, no se debe dejar ningún tema sin atender”, escribió el ministro Anredi Belousov.