La Justicia rusa desestimó este martes el pedido de la defensa de tres de los defensores del opositor Alexei Navalny encarcelados y definió mantenerlos en prisión preventiva.
El equipo legal de los letrados Vadim Kobzev, Ígor Segunin y Alexéi Líptser había solicitado a los magistrados modificar la medida cautelar para que quedaran en libertad, así como el traspaso de la causa de los tribunales de la ciudad de Vladímir a Moscú, dado que allí ejercían su profesión y residían, y que, además, consideraban que garantizaría mayor imparcialidad al proceso.
Asimismo, señalaron que la mayoría de las pruebas utilizadas en su contra se habían obtenido durante un allanamiento ilegal que había sido ordenado por un tribunal superior de la región, algo que, según ellos, constituye un conflicto de intereses. Inclusive, denunciaron que los tres acusados fueron presionados por los magistrados de Vladímir para revelar comunicaciones confidenciales con el líder opositor.
Sin embargo, la Justicia definió mantener tras las rejas y dejar en la ciudad el caso de los tres, señalados de “participar en una organización extremista” y de haberse valido de su condición de defensores para llevar cartas desde la cárcel en la que se encontraba Navalny hasta su equipo.
De todas formas, desde un primer momento, cuando fueron arrestados en octubre pasado, la medida fue vista como un intento de Vladimir Putin por presionar aún más a las organizaciones disidentes, que alzan su voz en contra de su gestión.
Inclusive, el Kremlin mantiene a éstos, a otros dos juristas que trabajaban con Navalny y a su viuda, Yulia Navalnaya, en la lista de terroristas y extremistas. Tras la muerte de su marido, Navalnaya tomó más que nunca su lugar y encabeza la lucha en contra de Putin, a quien responsabiliza del fallecimiento del activista, a pesar de que el Comité de Instrucción apuntara hacia una falla cardíaca.
“La muerte se produjo a causa de… una arritmia. Díganme, ¿cómo encontraron esa arritmia durante la autopsia? Es imposible establecer un trastorno cardíaco tras la muerte y Alexéi no tenía ninguna enfermedad cardíaca cuando estaba vivo”, aseguró.
“Mostré ese diagnóstico a todos los médicos que conozco y todos llegan a la misma conclusión (...) escribieron ‘arritmia’ para poder escribir algo, porque la gente no muere así porque sí. Esto solo tiene una explicación. Una sola. Lo mataron y ahora están tratando de borrar las huellas como sea posible. Es una burla, es otro intento bastante patético de ocultar que lo sucedido fue un asesinato”, denunció.
Navalny falleció el 16 de febrero de 2024 de manera repentina en la cárcel en la que cumplía su sentencia, en la región de Yamalo-Nenets. Entonces, el servicio penitenciario aseguró que “se le practicaron los necesarios procedimientos de reanimación, que no dieron ningún resultado”.
Enseguida, sus seguidores cargaron contra las autoridades y las acusaron de intentar deshacerse de su principal rival, poco antes de las elecciones, demostrando su descontento con concentraciones en todo el país.
(Con información de AP y EFE)