El Ministerio de Comercio chino anunció el jueves que impondrá controles a la exportación de antimonio y otros elementos, en nombre de la protección de los intereses y la seguridad nacionales, a partir del 15 de septiembre.
China, el mayor productor mundial de antimonio, un metal estratégico utilizado en retardantes de llama, baterías y municiones, representó el 48% de la producción minera mundial de antimonio el año pasado, según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
Esto se produjo tras una oleada de restricciones que ha introducido desde el año pasado.
China anunció que prohibiría la exportación de tecnología para fabricar imanes de tierras raras, además de la prohibición ya vigente sobre la exportación de tecnología para extraer y separar los materiales críticos.
Beijing endureció las exportaciones de algunos productos de grafito el pasado diciembre.
Desde el pasado agosto, también impuso restricciones a las exportaciones de productos de galio y germanio, muy utilizados en la industria de semiconductores y en la industria bélica, de los que suministró el 98% y el 60% de la producción mundial, respectivamente, en 2022.
Producidos en cantidades ínfimas, metales como antimonio, galio, germanio, indio y otros, tienen escaso valor comercial. Sin embargo, son cruciales para algunos equipos militares, como láseres, radares y satélites espía y, más en general, para una necesidad más básica: el mantenimiento de los ejércitos.
Esto preocupa a Occidente, ya que la producción de minerales de guerra está extremadamente concentrada. Para cada uno de los 13 minerales bélicos clave, los tres principales exportadores representan más del 60% de la oferta mundial. China es el mayor productor, con diferencia, de ocho de estos minerales; el Congo, un país minero con problemas, encabeza la clasificación de otros dos; Brasil, un socio comercial más fiable, produce nueve décimas partes del niobio (otro metal crítico) mundial, aunque la mayor parte se envía a China.
Producción fabril decepcionante y recuperación lenta
La medida de Beijing sobre los minerales raros se conoce el mismo día que el gobierno anunció una ralentización de la producción fabril en julio, una señal de que la segunda mayor economía del mundo tiene dificultades para recuperar un crecimiento sostenido.
Según los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), la producción industrial creció un 5,1% con respecto al año anterior, lo que supone una ralentización con respecto al ritmo del 5,3% registrado en junio e inferior a las expectativas de un aumento del 5,2% según un sondeo de Reuters entre analistas.
En contraste, los indicadores mensuales de actividad de la Oficina Nacional de Estadística mostraron que las ventas al por menor, un indicador del consumo, aumentaron un 2,7% en julio, acelerando el incremento desde el 2,0% de junio y superando las expectativas de crecimiento del 2,6%, una señal de que los esfuerzos para impulsar el gasto de los hogares estaban teniendo cierta tracción.
Sin embargo, los analistas advierten de que el panorama general sigue siendo muy difícil para los responsables a cargo de la política monetaria, lo que sugiere que serán necesarias más medidas de estímulo.
“Los datos muestran que la economía ha tenido un comienzo débil en la segunda mitad del año, y se espera que aumente la probabilidad de sustituir el FPM por un recorte de los RRR, pero la clave para mantener un crecimiento económico del 5% sigue siendo la llegada del gasto fiscal”, afirmó Xing Zhaopeng, economista de mercado de ANZ China, refiriéndose a la facilidad de préstamo a medio plazo y al coeficiente de reservas obligatorias del Banco Popular de China.
El jueves, el banco central inyectó efectivo a través de un instrumento de bonos a corto plazo y dijo que llevaría a cabo una refinanciación del FPM a finales de este mes, a medida que amplía el apoyo de liquidez al sistema financiero.
El mes pasado, los dirigentes chinos señalaron que tendrían más en cuenta las sugerencias de cambiar de estrategia y centrar los esfuerzos para impulsar el crecimiento en los consumidores, en lugar de destinar más fondos a infraestructuras y manufacturas.
Desde que en 2022 no se materializó la esperada recuperación tras la pandemia, las autoridades se han visto obligadas a adoptar más medidas para impulsar el crecimiento de esta economía de 19 billones de dólares.
Aunque el Gobierno sigue apuntando a un crecimiento en torno al 5% este año, los analistas consideran cada vez más probable que la potencia mundial de la producción haya entrado en un prolongado malestar económico similar al de Japón en la década de 1990.
La inversión en activos fijos creció un 3,6% interanual en los siete primeros meses de 2024, pero también incumplió las expectativas de un aumento del 3,9% y además se ralentizó respecto al crecimiento del 3,9% del periodo de enero a junio.
En una reunión celebrada a principios de este mes, el Banco Central de China declaró que aumentaría el apoyo financiero a la economía en general y que los esfuerzos se dirigirían más a los consumidores para estimular el consumo.
Pero con una demanda interna tan débil y unas perspectivas tan poco claras, los hogares y las empresas no tienen prisa por endeudarse.
(Con información de Reuters)