El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, afirmó este martes que la incursión lanzada la semana pasada por las fuerzas ucranianas en la región fronteriza rusa de Kursk supone el “desastre de esta guerra” para Moscú.
“Podemos ver qué ocurre con Rusia bajo (el presidente Vladímir) Putin: hace 24 años se produjo el desastre del Kursk, el inicio simbólico de su Gobierno”, dijo en su alocución diaria a los ciudadanos, haciendo alusión al naufragio del submarino ruso de ese nombre, en el que murieron sus 118 tripulantes.
“Y ahora está claro cuál es para él el final. Kursk también. El desastre de esta guerra”, aseguró Zelenski, que hasta este lunes no se había referido de forma explícita a la operación ofensiva que comenzó el martes de la semana pasada.
El presidente ucraniano afirmó también que esto siempre ocurre con quienes desprecian a las personas y a las normas. “Rusia trajo la guerra a otros, ahora va a su casa. Ucrania siempre ha querido la paz únicamente y ciertamente garantizaremos la paz”, concluyó.
Zelensky publicó el mensaje poco después de haber dado cuenta de una reunión del gabinete de guerra en la que recibió un informe del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Oleksandr Sirski, sobre la situación en el frente.
En el video de esa reunión publicado por el presidente, Sirski anunció que las fuerzas ucranianas controlan ya 1.000 kilómetros cuadrados de territorio de la Federación Rusa, el primer dato oficial proporcionado por Kiev al respecto.
El gobernador en funciones de Kursk, Alexéi Smirnov, afirmó este lunes que las tropas ucranianas controlan 28 localidades en las que viven en total unas 2.000 personas, mientras que han sido evacuados unos 120.000 civiles de las zonas próximas al frente.
Las fuerzas ucranianas controlan ya 1.000 kilómetros cuadrados de territorio de la Federación de Rusia como parte de la incursión en la región fronteriza de Kursk.
La cifra de 1.000 kilómetros cuadrados bajo control ucraniano deja en evidencia el éxito de la ofensiva de Kiev: la extensión equivale a la cantidad de territorio tomado por Rusia en Ucrania desde inicios de 2024 en intensos combates con fuerzas numéricamente muy superiores. La incursión supone además el mayor ataque en suelo ruso desde la Segunda Guerra Mundial.
El Ejército ucraniano había mantenido hasta ahora un secretismo casi completo -salvo algunas vagas alusiones- sobre la operación sorpresa lanzada la semana pasada en la región meridional rusa. Pero en las redes sociales de Ucrania también aparecieron videos que muestran a soldados ucranianos tomando prisioneros rusos y plantando banderas ucranianas en varias localidades, incluida una oficina del gigante ruso del gas Gazprom y la aldea de Guevo.
Puede ser peor, advierte Putin
En las vecinas regiones de Briansk y Belgorod, esta última la más castigada a lo largo de la guerra, ven con preocupación los avances ucranianos en Kursk.
El gobernador de Briansk, Alexandr Bogomaz, afirmó a Putin que la situación “es estable” pese a que continúan los bombardeos ucranianos contra la población civil, mientras que Viacheslav Gladkov, gobernador de Belgorod, lamentó un “brusco agravamiento de la situación” con más ataques de la artillería, morteros, misiles y drones ucranianos.
En una reunión especial sobre la situación en las zonas fronterizas Putin respondió que “el enemigo continuará tratando de desestabilizar la situación en la zona fronteriza” y alertó de que “si hoy (...) las cosas están relativamente tranquilas, eso no significa que seguirá igual mañana”, por lo que pidió estar listos para cualquier escenario.
Además señaló que la tarea más importante ahora es “expulsar al enemigo de nuestros territorios y junto al servicio fronterizo garantizar la seguridad de la frontera estatal”.
“El enemigo, sin lugar a dudas, recibirá una respuesta digna y todos los objetivos planteados serán alcanzados”, concluyó.